Creo que en este tiempo de manifiesta incredibilidad en cuanto a la fe y buenas costumbres; en este tiempo en el que ya vuelven a reverberar las incertidumbres del pasado, años 30 en España, en este tiempo de penurias económicas, tiempo en que de nuevo aparece un capitalismo desacerbado y aparece la crueldad de la pobreza extrema y por otro lado la riqueza devastadora e infalible.

En este tiempo aparece también en nuestro panorama político y social las opciones antiDios, las opciones basadas en el marxismo que quieren imponer las doctrinas de antaño; esas doctrinas que a lo largo del siglo pasado nacieron en Europa y cayeron estrepitosamente al final del mismo siglo, dejando a los países en los que se implantaron en una situación turbia, caótica e incierta.

En estos países durante la existencia del comunismo o del marxismo no hubo: libertad, ni progreso económico y no había nada que hiciese pensar que aquello podía llegar a ser una bella flor en un bello jardín. Y como consecuencia todo se desmoronó y el comunismo dejó de existir ahogado por su propia incompetencia global.

El comunismo no puede existir porque no tiene fundamento: psicológico, ni sociológico, ni económico, ni democrático, ni filosófico, ni ético, ni estimulador, ni de coherencia, ni de respeto, ni de tolerancia, ni de libertad, ni de proyección hacia los demás.

Por lo tanto las personas responsables, respetables, coherentes y que aman la libertad tienen que unirse y crear un hábitat de paz, de concordia necesario para que España progrese con su propia identidad y con sus tradiciones, sus creencias, su fisonomía cultural y con su apuesta por la paz; y en esto hemos de trabajar todos para no dejar que se repitan los errores de la historia y podamos seguir bajo el amparo de la democracia, aupados por los valores de la persona y sustentados por, entre otras cosas, nuestras vidas que han de ser ejemplares. Tenemos que empezar a pensar que o defendemos nuestra sociedad con sus positivas peculiaridades o perderemos nuestro patrimonio: histórico, artístico, social, religioso y nos hundiremos en el pozo de dictaduras funestas, defensoras de formas de vida muy alejadas de nuestra realidad.

Tenemos que volver a recuperar valores como: la honradez, la honestidad, la transparencia, la lealtad, la laboriosidad, el respeto, la veracidad, la autenticidad, la credibilidad, la limpieza de nuestra actuaciones, la tolerancia y alejarnos del libertinaje, de esclavitudes, de dictaduras, de imposiciones, de imbéciles con piel de cordero, de enemigos de la religión, de embaucadores, de falsos, doctores, de traidores, de listillos con ideas turbias.

Hacen falta personas defensoras de la lealtad, hombres y mujeres de bien: auténticos sin doblez, familias cristianas o no pero con virtudes y valores, sociedades en donde se respire: la convivencia, el diálogo y el respeto.

Hace faltan medios de comunicación social que eduquen y sean fiables. Hace falta políticos que quieran a su pueblo y a su gente y que estén en ello para mejorar la sociedad y no con el perfil mayoritariamente corrupto de hoy. Hacen falta buenas personas que amen a todos, buenos ciudadanos cordiales y educados. Hacen falta: amantes de la vida, amantes de los desfavorecidos y amantes de los dones divinos.