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Daily Archive: octubre 23, 2014

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23

octubre 2014

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Pablo VI, Beato

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imagesEl día 19 de octubre tuvo lugar la beatificación de Pablo VI a cargo del Papa Francisco en la plaza de San Pedro del Vaticano. Y es un motivo grande de alegría, dado lo que sufrió este Papa del siglo XX.

Aunque nunca faltan dificultades en la vida de la Iglesia, el período que Pablo VI estuvo al frente de la Iglesia fue especialmente convulsivo. El Papa ahora Beato dijo: “que el humo de Satanás había entrado por las grietas de la Iglesia”. Era una afirmación impactante que nos puede hacer pensar en el sufrimiento tan intenso por el que tuvo que pasar para hacer esas afirmaciones tan tremendas y además en aquel entonces, por desgracia, tan ajustadas a la realidad eclesial.

Pablo VI y Atenagoras

Y nos podemos preguntar: ¿cuál sería la causa? San Josemaría llegó a decir que había que rezar por el siguiente Papa porque sería mártir. Con aquella afirmación quería expresar que estaba todo patas arriba. San Josemaría nos pedía oraciones por Pablo VI y por el Papa que tenía que venir; y nos pedía oraciones dada la crítica situación que se vivía en aquellos momentos.

Se editaban catecismos dudosos; muchos sacerdotes abandonaron su misión; a veces no se respetaba a Jesús sacramentado, ni tan siquiera por parte de los mismos sacerdotes. Se abandonó la confesión y se arrinconaron los confesionarios. Algunos sacerdotes y muchos cristianos politizaron su misión queriendo adaptar el cristianismo al marxismo. Los laicos estaban desconcertados ante tanta doctrina dudosa. Se tergiversaron las conclusiones del Concilio Vaticano II y se decían cosas que no correspondían a la realidad.

Pablo VI y el Cardenal Ratzinger

Por otro lado Pablo VI tuvo que llevar a cabo la continuación de un Concilio que se quedó a medias a la muerte de Juan XXIII, que fue el papa que lo convocó. Pienso que Pablo VI tuvo que hacer un esfuerzo especial para continuar un proyecto de esa envergadura que no había empezado personalmente, ni tan siquiera había organizado.

Juan Pablo II con su antecesor Paulo VI

El hoy también nuevo Beato Álvaro del Portillo participó activamente en aquel Concilio y Álvaro junto a los muchos peritos del Concilio posibilitó concretamente la apertura de los laicos a la misión evangelizadora de la Iglesia. Una de las ideas esenciales de ese Concilio fue que los laicos tienen que santificarse: A través de su trabajo diario, a través de la familia y a través de su vida ordinaria.

Abusos

En otro orden de cosas hay una frase de Pablo VI, referente a aquella época, que me impacto, ella decía: “El peor de los pecados actuales es que se ha perdido el concepto de pecado”. Y esta herencia, como muy bien sé ve, sigue hoy; ya no se distinguen los pecados, ya parece que todo está bien y así vamos dando trompicones: en la vida social, en la vida familiar, en la vida política, en la economía; sin saber con certeza en estos campos por donde tenemos que ir. Vamos por el cómodo camino de nuestro propio antojo; sin una seria vida de sacramentos, sin vida de piedad intensa, sin autenticidad cristiana y sin un fin para nuestra vida.

Abusos liturgicos

Y ante todo y para terminar, en estos días próximos a la beatificación, pidamos al nuevo Beato papa Pablo VI que ruegue por nosotros y nos haga cristianos comprometidos, doctos y ejemplares; y que siempre estemos dispuestos a alejarnos de las novedades insustanciales que hacen que se tambalee la siempre clara doctrina del Evangelio y del Magisterio de la Iglesia.


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El controlador controlado‏

Publicado por , Posteado enMº Hacienda, Opinión

A propósito del ruido mediático originado por la posible entrada de un titular de las tarjetas BANKIA como Inspector de Servicios en el Servicio de Auditoría (SAI)  de la Agencia Tributaria, les comento la siguiente secuencia de acontecimientos ocurridos  en dicho órgano que es el que  controla  a los que aplican nuestro sistema tributario :

 En primer lugar, se convocó un curso de inspección de servicios, requisito necesario para  acceder al  citado puesto. Hubo un  «duro» proceso de selección (en el que muchos funcionarios «ilustres» fueron rechazados) y como resultado del mismo fueron seleccionados   para participar en el curso   al  titular de las tarjetas- entonces Jefe de Gabinete del Secretario de Estado de Hacienda-  así como a otro funcionario que había desempeñado anteriormente el mismo  puesto de Jefe de Gabinete. Se  daba  la circunstancia añadida de que, al realizarse el proceso de selección, la persona encargada de dirigir  la selección trabajaba( y trabaja) en  el citado Gabinete como Coordinador. Como vemos «todo quedaba  en casa». En la casa del Secretario de Estado de Hacienda.

Tras realizar el curso y las respectivas pruebas escritas y orales,  el resultado fue que aprobaron sólo ocho de los quince seleccionados pero, por supuesto  ambos  Jefes de Gabinete( el de ahora y el de antes)superaron el curso.

Una vez obtenido el «diploma», se hacía necesario llegar a ejercer de hecho la función. Había  una seria  dificultad  ya que los  nombramientos como Inspector de Servicios no son «digitales», sino que se deben realizar mediante concurso de méritos. ¿Cómo salvar este  obstáculo ya que podrían existir otros candidatos también con el diploma pero con más méritos que los miembros del Gabinete ?.Se ha  salvado  también de un  modo doblemente  ingenioso:

Al anterior Jefe de Gabinete se le ha dado un nombramiento provisional  y, a su vez, se ha convocado  un concurso en el que, para llevar a cabo las funciones de inspección de servicios y de auditoría interna , se considera como mérito específico fundamental (supone el 50% de la puntuación) , el  haber realizado funciones previas en el Gabinete de la Secretaría de Estado de Hacienda. Así nos aseguramos que por lo menos entren dos antiguos asesores del Secretario de Estado.

Puede que el proceso descrito sea legal ( de hecho el concurso ha sido impugnado pero con escaso éxito hasta la fecha), pero……¿Resulta moralmente aceptable? ¿No se estarán poniendo las bases para el control político de los que, a su vez, controlan nuestros impuestos? ¿Dónde está la necesaria independencia del auditor interno respecto al órgano auditado?