(Del Libro «Sol y Niebla. Epistolario»)

¿Lo dice…? ¿O no lo dicen…?

Los medios que informan.

En Bruselas ¿aprobaron para sí mismos la jubilación a los 50 años para los funcionarios de la Unión Europea con pensiones mensuales de millón y medio de nuestras queridas pesetas? O sea decir 9.000 euros tiene miga. Guarismo con esta táctica; da al ojo mini.

Haber dejado la peseta ha hecho que lo mucho… Se haya convertido en poco. Lo que ayuda grandemente a los caraduras de toda profesión.

Más de un político ha tenido (tiene) puesto ojos en la Unión Europea. ¡Es un chollo! Nada comparable a lo rotulado en tiendas orientales.

En el momento de decidir el apaño (dicen) se encontraban para jubilar trescientos cuarenta de los agraciados que sin tocarles bono-loto o lotería van a llevarse cubierto el riñón con el colchón de euros que…Beneficiarios nunca benefactores van a seguir percibiendo.

Unos se van y a continuación llegan otros de repuesto y se agranda el fajo de civilizaciones.

Estos altos funcionarios de Bruselas son algo así como de la familia (nadie habla de negarse a percibir tales cuantías).

En muestrario. Por solo diez años de “servicio” Peter Hustinx obtendría una pensión de 9.000 €.

Jacques Barrot se haría “merecedor “De 4.728,60€ por sus cinco años como comisario europeo de transportes. Añadiendo a ello la pensión como antiguo diputado en Francia. La de ex-ministro. La de presidente del consejo general de la Alta Loira. La de alcalde de Yssingeaux y como chantillí a la tarta; el 23 de febrero de 2010 fue nombrado miembro del consejo constitucional.

El español Ruiz-Jarabo Colomer 14.000euros.

Lo que dicen…

Un medio escrito francés de larga trayectoria; lo desdice… Argumentando que es pura invención.

¡Queremos saber!

El ciudadano europeo quiere saber y pregunta. ¿Cuando y cuanto cuesta la pensión de estos políticos?

La suma del todo es con lo que posiblemente vivirían desheredados franceses o europeos durante diez vidas si las tuvieran.

El listado ¿es tan vergonzoso? Debieran darse por censurados cuantos sin merecer la vaca se alimentan de su leche.

Carmen Amigó y Pérez-Mongay

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