Es la historia en común de las 21 millones de personas en el mundo que son víctimas de la trata de seres humanos y trabajo forzoso, según la Organización Internacional Trabajo (OIT).
Una nueva oferta de trabajo llega a un pueblo de Tailandia, Camboya o Vietnam prometiendo una vida mejor:
- Para Europa, donde dicen que el hambre ya no existe,
- Para la capital de sus países, en las que les aseguran un techo y un salario.
El anuncio suele llegar de un agente profesional o de alguien cercano a la familia. En el país de origen, las cosas no pueden ir a peor y la promesa de futuro para sus familias hace que cientos de mujeres y hombres acepten.
Tras cruzar la frontera de su país:
- Pierden sus derechos, su identidad e incluso, dejan de ser dueños de su cuerpo.
Tras una odisea por distintos países y fronteras, llegan al lugar de destino, donde nada es como les prometieron:
- Trabajarán como prostitutas, empleadas del hogar o pescadoras siete días a la semana hasta 13 horas por jornada.
- Dormirán en habitaciones sin ventilación ni luz suficiente y cuando cometan un error, se les encerrará en una habitación después de insultarles y agredirles.
Casi ningún país se libra de esta lacra:
- La razón es un jugoso negocio.
- Que mueve al año 35.000 millones de dólares, solo por detrás del tráfico de armas y las drogas.
En Europa, la prostitución es el principal fin del tráfico de seres humanos.
Según Euroestat,
- En el Viejo Continente solo entre 2010 y 2012 se registraron:
- Más de 30.000 víctimas del tráfico de personas.
En España, la Policía identificó entre abril de 2013 y diciembre de 2014:
- Cerca de 11.000 víctimas potenciales.
Con motivo del:
- “Día Mundial contra la Trata de Seres Humanos”.
La ONG Anesvad ha presentado el estudio:
- “La salud y la trata de personas en la Subregión del Gran Mekong”.
Poniendo el foco de atención en:
- Tailandia.
- Camboya.
- Y Vietnam.
Países en las que se exploran las consecuencias físicas y psicológicas.
En Tailandia:
Solo hacen falta 100 euros para comprar un esclavo.
- Lo que se traduce en explotación laboral y sexual y en una espiral de violencia de la que es muy difícil salir.
Maltrato físico y psicológico:
- El 99,9 por ciento dieron sus sueños por rotos cuando se encontraron con unas condiciones para vivir infrahumanas en sus lugares de destino.
Las víctimas confesaron:
- Tener muy pocas o ninguna pausa para descansar.
(56,1 por ciento),
- Vivir o dormir en habitaciones en situación de hacinamiento.
(44,6 por ciento)
- Ser obligados a dormir directamente en el suelo.
(36,4 %).
- Además, estuvieron encerradas en una habitación. Alrededor del 19,5 %
La violencia es habitual en el mundo de la trata:
- Casi la mitad de los hombres.
(49,3 por ciento)
- Y más de la mitad de las mujeres adultas.
(60,0 por ciento)
Hablaron de experiencias de violencia sexual y física en el lugar de destino.
Experiencias cómo:
- Sufrir graves consecuencias de lesiones: en la cabeza, en el estómago y en la espalda.
- Y al maltrato físico y las condiciones de vida pésimas, le siguen las secuelas psicológicas, que casi nunca son atendidas por las instituciones.
Tanto dentro del circuito de la trata como fuera, las víctimas presentan:
(42,8 por ciento)
(61,2 por ciento)
- Y estrés post-traumático.
(38,9 por ciento)
Las consecuencias mentales hacen que la vida diaria sea difícil.
- Hasta uno de cada seis participantes habían tenido algún pensamiento suicida durante la semana anterior a la entrevista con los profesionales.
(14,9 por ciento)
La trata es la esclavitud del siglo XXI.
- Mientras en Asia el tráfico de personas se destina también para la explotación laboral.
- En Europa la prostitución es la actividad prioritaria.
De los 15 sectores laborales que Anesvad exploró para el estudio:
- La explotación sexual suponía 32,4 por ciento de las víctimas.
Todos excepto uno de los entrevistados eran mujeres.
La ONG ha querido hacer una mención especial a un tipo de explotación que hoy permanece oculta:
- La venta de niñas y mujeres como novias o esposas,
- Entre las que los niveles de violencia suelen ser altísimos, alcanzando el 88,5 por ciento.
Estas jóvenes eran obligadas a trabajar:
- En agricultura.
- En limpieza.
- Y en las tareas domésticas.
Las mujeres son especialmente vulnerables a la violencia sexual.
Muchas eran violadas por los agentes que las llevaban de país en país y en sus hogares se convirtió en algo cotidiano.
Estas agresiones se producían:
(77,1 por ciento)
(69,2 por ciento)
- Por el personal de seguridad
(40,9 por ciento).
Los abusos hacia las novias y esposas no solo se limitan a la intimidad del hogar.
Las jóvenes también eran víctimas
(58,4 por ciento)
- Sus maridos las destinaban a tareas como el karaoke o el entretenimiento.
(6,7 por ciento)
- Y la mendicidad callejera.
(6,4 por ciento).
Hasta un 92,5 por ciento no sabían antes de llegar que iban a ser obligadas a casarse.
Hay que agradecer al diario el Mundo y a Sara Montero el trabajo de investigación realizado pues es muy importante para conocer circunstancias y detalles que nos pueden ayudar a mejorar esta situación tremenda y escalofriante en la que viven tantos millones de personas. Seres humanos abandonados a su suerte y sin que nadie tenga en cuenta.
Estamos abandonando la creación de Dios y la vida humana para ocuparnos de cosas insustanciales e intrascendentes. El egoísmo y la insolidaridad imperante están haciendo de nuestro mundo, un mundo oscuro, triste y lamentable.
Tenemos que procurar por todos los medios salir de esta espiral de abandono cruel, y para ello todos tenemos que poner de nuestro parte. Con la ayuda de Dios y con constancia y esfuerzo podemos conseguir este gran objetivo.