He leído su artículo de opinión en la prensa titulado “la corrupción, una blasfemia”.

Me parece muy bien.

Pero dígame usted, Señor Gil: ¿Dónde estaba usted cuando su “Empresa” y sus compañeros de “Sacerdocio” predicando lo que predican, hicieron lo que hicieron en la quebrada Cajasur?

Porque nunca le oímos a usted levantar la voz al respecto; cuando todo ese tinglado financiero-eclesiástico, en mi humilde opinión, más que una blasfemia, fueron unos actos Satánicos.

“Lucas 6, 41-42: Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”

Rafael Bueno.

Córdoba.