Las creencias religiosas y las ideologías políticas, son siempre simples máscaras, para ocultar el verdadero rostro del interés económico y del poder.

Éstos que han ocasionado ahora la masacre en Barcelona y antes en otros lugares, no han leído el Corán en su puñetera y asquerosa vida de alcohol y drogas.

Éstos son vulgares mercenarios, que como todos, matan únicamente por dinero.

Y los que les pagan, aunque en otro nivel muy diferente, pero más de lo mismo.

E igual pasa con otros grupos terroristas y con todas las guerras habidas y por haber.

Se invoca a Dios o a una ideología, pero en realidad se mata por el poder que otorga un territorio, el petróleo, el gas, el coltán, el uranio, etc.

He ahí el único y verdadero Dios, adorado por todos por igual.

Lo demás, cuento chino.

Rafael Bueno.

Córdoba.

Hoy aparece en un diario digital, una noticia cuyo titular informa de que » El alminar no tiene quién lo restaure».

Si nos fiamos del titular de la noticia , parece que aquello no tiene dueño y la verdad es que sí tiene y es facil la reparación. Al ser BIC el dueño tiene obligación de mantenerlo y está obligado a invertir para que no se deteriore. El Ayuntamiento tiene que obligar al propietario con todo el peso de la ley correspondiente.
Es muy curioso el tono de los comentarios y el texto del artículo, juntos determinan el reflejo de una realidad que nos mantiene en el clima «buenista culpable» que nos invade, todos, absolutamente todos, omiten la responsabilidad del propietario y le traspasan ésta al Ayuntamiento. Uno de los comentarios habla de que éstos no son capaces ni de administrar su comunidad. Habría que ver que dice cualquiera que le obliguen a restaurar una propiedad ajena.
Hay que empezar a invertir el dinero posible en cada momento en los monumentos que lo requieran y, si tienen otro propietario, despojar de ésa propiedad en la misma medida del dinero invertido.

Quiero dejar sentado que de lo que sí se ha preocupado el «dueño» es de inmatricularlo y, claro está, la propiedad que sea indiscutible.