Este Concejal cordobés del PSOE, dice en una entrevista que la derecha no ha transformado nada en Córdoba, mientras que la izquierda, sí.

Y lleva mucha razón.

Vamos, toda la razón.

Porque la gran transformación cordobesa se produjo, cuando los “socialistas obreros” del PSOE, le quitaron a Córdoba la caja provincial de ahorros y el palacio de Viana con sus valiosos archivos, Y SE LOS REGALARON A LA IGLESIA CATÓLICA, dándoles así a los Curas, el poder total y absoluto de la ciudad, para hacer lo que hicieron: arruinarla para varias generaciones, con total impunidad.

Si, si.

Que no fue Franco ni el PP.

Fue su partido de “izquierdas”, Señor Aumente.

Que los ciudadanos tenemos memoria, y sobre todo, los que nos sentimos traicionados y engañados.

Ni perdonamos, ni olvidamos.

Rafael Bueno.

Córdoba.

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No se puede convencer con razonamientos, a los que son incapaces de razonar.

No hay más ciego, que el que no quiere ver.

He ahí el gran problema del terrorismo religioso.

Pero tengamos muy en cuenta que todos esos creyentes que anteponen la Fe a la razón y las creencias a las evidencias, en el fondo son unas víctimas, a pesar del irreparable daño que causan.

Los verdugos son los que inventaron los Dioses y se convirtieron en sus intermediarios, con la única finalidad de conseguir dinero y poder.

Los no creyentes de los Curas, los Imanes, los Rabinos, los videntes, los chamanes, los hechiceros, etc.

Esos son los auténticos y verdaderos jinetes del apocalipsis.

Ahí es donde está el mal y el problema.

Rafael Bueno.

Córdoba.

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Si son verdad las informaciones que circulan por las redes sociales sobre las ayudas que recibe el colectivo de emigrantes y refugiados, bajo los epígrafes de “Rentas de Garantías”, “Ayudas Públicas”, “Ayudas Sociales”, “Complementos de Alquiler”… si son verdad y pueden confirmarse, es cuestión de PLANTARSE ante el Parlamento Nacional y ante los Parlamentos de todas y cada una de las Comunidades Autonómicas (mejor sería llamarles “Reinos Taifas”).

PLANTARSE, como lo explica el diccionario de la Real Academia, es enfrentarse, encararse, rechazar, revolverse, objetar.

El tablero social no debe distribuirse de tal forma que se perjudique reiteradamente al colectivo “COTIZANTE”. La CARIDAD COMIENZA POR UNO MISMO.

Las pensiones medias del mayor contingente contributivo, el autónomo, no llega a 750 Euros mensuales. Todos ellos a pesar de todo, siguen, religiosamente, cumpliendo con sus obligaciones tributarias.

El Gobierno, los Partidos Políticos deberían revisar de forma urgente y prioritaria varios conceptos o principios:

Primero.- Quién debe recibir ayudas públicas.

Segundo.- Quién debe supervisar dichas ayudas públicas.

Tercero.- Cómo acelerar la repatriación.

Cuarto.- Eliminación de los barrios “guetos”.

Quinto.- Reglamentar las condiciones de convivencia.

La caridad, como concepto religioso, nunca debe establecerse en los manuales de gobierno.

Los gobiernos administran la economía de los suyos y, si pueden, ayudan hasta donde la caja da; nunca hasta donde determinados grupos sociales le fuerzan “políticamente”.

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Por supuesto que los criminales integristas responsables de los atentados, son una minoría dentro del mundo Musulmán.

Y precisamente por eso, a mí me gustaría ver a la gran mayoría de musulmanes pacíficos, enfrentarse los primeros a esos desalmados, en todos los frentes.

Porque si no lo hacen, alentarán con ello a todos esos impresentables grupos xenófobos y racistas.

Yo estaré siempre abierto, a todos los seres humanos de buena voluntad que respeten los derechos humanos, con independencia de su creencia, ideología, raza, etc.

¡Viva la convivencia plural!

Pero que conste: defenderé siempre por encima de todo, los derechos y las libertades que con tanto sufrimiento hemos conseguido y muy especialmente, las mujeres.

No voy a permitir, cuando todavía padecemos un integrismo religioso católico, cambiarlo por otro peor aún.

En derechos y libertades, ni un paso atrás, nunca.

¡Antes muerto!

Eso que dijo un islamista, que pensaban aprovechar nuestra tolerancia, para imponernos su intolerancia; pues conmigo, va a ser que no.

Porque una cosa es ser tolerante, y otro muy diferente, ser idiota.

¿Vale?

Rafael Bueno.

Córdoba.

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