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mayo 2015

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EL OLIVO EN FLOR.

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olivo-en-flor(Del Libro «Sol y Niebla. Epistolario»)

Nunca antes su floración fue tan bella. Año tras año daba un par de olivas que Lucho y Raquelita repartían.

Pero este año…

Iban a tener una verdadera cosecha si cada flor era una oliva. Y pensaron que podrían hacerle llegar a su vecina. Una persona que pasaba de los ochenta y que no tenía familia.

A la que venían teniendo en verdadera consideración pues su sonrisa decía mucho para ambos.

Sentados ante el fogón. En la cadiera y la banca ese día ambas se quedaban chicas. Habían llegado de Canadá sus hermanos y sobrinos y tenían estos mucho por contarles. Así como proyectar sus dos centenares largo de fotografías.

También se encontraban al pie Yudi y Alí una perra pastora y un mini inglés.

Cuando el turno les llegó a los anfitriones a coro hicieron presentación del olivo.

Del que no se explicaban cómo este año estaba tan florido. Lucho. Daba explicación del fertilizante que cada quince días le echaba al tiesto. Un tiesto de casi un metro de circunferencia.

Raquelita se alegraba de lo mucho que había llovido invierno y primavera. Y cuando ¡NO! Lo había regado.

¡No hay razón única que valga! Dijo el mayor de los hermanos. El sitio le gusta. Tiene sol. Y un muro le protege de los vientos. Tú Lucho le has dado vitaminas y tu Raquelita lo has regado y además… como bien dices ha llovido lo suficiente como para olvidarse de la sequía que ha venido sufriendo este rincón junto a la Sierra en años anteriores.

Lo que empezó como admiración para Raquelita y Lucho…

Pronto llegó huracán y se llevó la mitad de las flores.

¡No importa aún podremos ofrecerle fruto a Lisa! Nuestra vecina.

¡Qué lástima! Tiene razón el Refrán que hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo! Días como el de hoy puede que se repitan.

Los días se sucedieron y el olivo estuvo empeñado en perder sus flores. Lo que ambos al parecer ignoraban es que caída la flor quedaba el fruto.

La cosecha fue genial. Y tuvieron para dar olivas a su vecina que les pasó la receta como sazonarlas y matar su fortaleza.

Llegadas las vacaciones de invierno la familia volvió a encontrarse y el plato de pregunta fue…

¿Y el Olivo?

Carmen Amigó y Pérez-Mongay


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