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27

julio 2015

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En la izquierda, es obligada la convergencia

Publicado por , Posteado enOpinión

El hecho de no lograr en estas Generales una confluencia de izquierdas, daría al traste con una oportunidad histórica para el cambio, que además de disuadir al electorado, actuaría como acicate del neoliberalismo y refrendo a la continuidad de los ajustes y políticas de austeridad.

Que cada uno somos rehenes  de  nuestras propias circunstancias, es algo que de origen  parece cierto, pero que la  realidad hace que tengamos que reconsiderar,  pues a la hora de evaluar  el  alcance de nuestras circunstancias  y ejercer la opción de cambiarlas, nosotros mismos renunciamos a ello; y optando por su colectivización nos dejamos   guiar por la inconsciencia, encomendándonos ingenuamente a la fascinación de las promesas políticas, llegando al contrasentido  de requerir solución de nuestras adversidades a los propios promotores de las mismas, otorgando así confianza  a unos partidos políticos que perpetuados en el escándalo y la corrupción  no dudaron en   convertir  la democracia en la mas grotesca  de las comparsas para deleite y satisfacción de sus mas acérrimos detractores, impidiendo con ello  por manifiesto antagonismo que el hacer  político del bipartidismo sea respuesta a   los problemas de la sociedad.

Pero a pesar de la veracidad  de  esta percepción,   cuando la respuesta  de quienes colectivamente habrían  de  postularse   como solución  alternativa  no debiera hacerse esperar, paradójicamente es la inmadurez quien se impone   como lo exterioriza el desafortunado comportamiento  de sus integrantes,  mas proclives a  afianzarse en  cantonalismos estériles  que ceder de su cerrazón, para así   aunar esfuerzos  tendentes a la conformación de  una candidatura de acción conjunta,   muy a diferencia  de lo sucedido  en épocas pretéritas con el establecimiento ejemplarizante del  Frente Popular, que  actualmente, sigue siendo  la única  y exclusiva fórmula capaz de poner remedio  las gravísimas desigualdades sociales y asimetrías de todo orden a que nos ha conducido la alianza de intereses  del  neoliberalismo globalizador.

Es por eso que resulta desconcertante que  cuando la coincidencia es plena entre las partes  a la hora de  postular  la erradicación del modelo neoliberal  como un todo incuestionable, sean los ecos del silencio la respuesta dominante  en el diálogo del  sordos que mantienen quienes por  responsabilidad estarían obligados a alcanzar en  avenencia un acuerdo de unidad electoral.

Actitud  de total inmadurez,   mas grave si cabe, cuando la misma viene a producirse   al tiempo de una notoria radicalización neoliberal en el marco europeo, como quedó probado a través del golpe de gracia  dado al país heleno, y cuando al margen de apariencias divergentes,  a nivel nacional,   las cúpulas del PP y PSOE  en tácita complicidad afrontan al unísono una  segunda transición, que ampliando el marco de restricciones y recortes aplicados anteriormente,   viene a rebajar a mínimos  las libertades  y derechos civiles, hasta el extremo,   de modificar como es el caso,  la legislación electoral, y todo, en el contexto  de  un nuevo proceso de agresión  que además de seguir mermando cotas de bienestar a la ciudadanía, es sin duda  alguna,  otra vuelta de rosca a  la muy debilitada calidad democrática del país

La opinión de las bases difiere del parecer que mantienen las cúpulas de los distintos partidos, por lo que sería bueno que diesen la palabra a la gente

Cuesta creer por tanto que mientras esto ocurre y sólidos valores se resquebrajan,   como si nada estuviera pasando, los lideres del antineoliberalismo  y por extensión opositores al   bipartidismo y referentes  de  la izquierda social, cuando  la gran coalición bipartita ya está funcionando desde la modificación exprés del artículo 135 de la Constitución y la reproducción   de la  estafa del 78 es su otro gran  objetivo,  lejos de tomar escala del asunto y proceder  en confluencia   articulando  un frente amplio de neutralización, los afectados parecen no quererse enterar a pesar de la emergencia  de la situación,   y  aún cuando,   subyace un acoso  político en cubierto,    toda vez  que   ambos  partidos dinásticos. tienen fijada   la laminación de la izquierda como objetivo a batir y  tan solo con esta intención  ya debiera ser  razón mas que sobrada     para consolidar la unidad de acción  como respuesta.

En este ámbito de desencuentros  es probado que la opinión de las bases difiere en lo sustancial del parecer que mantienen las cúpulas de los distintos  partidos,  por lo que en buena lógica, para sortear toda  divergencia,   sería bueno  por efectividad e incluso por  salud democrática, que los aparatos de las organizaciones diesen la palabra a la gente en participación de confluencia, sin reservar  una determinación de tal calibre a la exclusiva resolución de los dirigentes políticos, pues esa alianza de  izquierdas, para su legitimación, ha de ser construida  desde la concurrencia para que nadie caiga en la tentación  de hurtar a la gente su derecho a decidir.

Por tanto, de no proceder en consecuencia y llevar a buen puerto  la necesaria  confluencia electoral para el cambio, del fracaso  cosechado, todos los intervinientes  sin excepción serán los  culpables, como cómplices  a la  vez,  de avalar con su negligencia  la  continuidad  del poder  oligárquico y favorecer con sus desencuentros  la permanencia  del bipartidismo y todo su parapeto  institucional, y por tanto, quienes por irresponsabilidad, previo a su dimisión, habrán de rendir cuentas ante el electorado   al que tendrán  que explicar los motivos  de convertir una oportunidad  histórica para la transformación social  en una ocasión perdida, y con eso, la continuidad en el tiempo de los ajustes y las políticas autoritarias.

Es por eso, que cumple darle tiempo al tiempo y oportunidad a la reflexión.

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