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jueves

30

junio 2016

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La agonía tras el aborto.

Publicado por , Posteado enOpinión

_2_47dafa778cf5bTremendamente  afligida se llevó sus manos al rostro, entones supe ya que aquella mujer que tenía frente a mí estaba a punto de confesar por primera vez que había abortado:

  • “Mi trabajo como acompañante en el dolor, me ha permitido estar frente a una gran cantidad de situaciones dolorosas y de mucho sufrimiento. Sus historias me conmueven, me duelen y, gracias al don de la compasión que Dios me concedió, desde muy pequeña puedo aunarme a su dolor”.
  • “Sin embargo, nada sacude más mis entrañas de mujer y despierta mi compasión, como ver llorar a una mujer cuando habla de lo que paso en su vida, después de haber cometido un aborto”.

Abortar es abortar-me. Una vez más lo pude comprobar al escuchar a esta mujer, madre hoy de dos hijos, en mi oficina en Texas.

141_SPA4_OMartina se llevaba las manos a la cara al tiempo que se quedaba en silencio. Un largo y triste silencio:

  • “En ese momento supe que iba hablar de su aborto”.

Espere…me dijo entre sollozos.

Entonces quitándose las manos de la cara y sin mirarme, empezó a relatarme su historia:

  • “A los quince años salí embarazada. Mi mamá me dijo que si abortaba, me enviaría a Nueva York con mi prima para que pudiera terminar mis estudios.  Yo hacía todo lo que mi madre me pedía y como a mí me hacía ilusión estudiar, yo accedí”.
  • “Cuando ya estábamos en la sala de operaciones, sentí que no debía hacer eso y quise levantarme, grite a la enfermera:
    • ¡Quiero irme! ¡No quiero hacer esto! ¡Quiero salir de aquí!

Entonces el médico entro y tajantemente me dijo que ya era muy tarde para eso”.

Martina lloraba con mucha intensidad, se lamentaba, agonizaba:

  • 20120920121904“Una mujer que aborta, agoniza toda su vida”.

¡Qué triste verdad!

Es una agonía permanente en forma de culpabilidad por violar su propio sentido de moralidad:

  • Muchas mujeres comienzan con comportamientos autodestructivos, tales como:
    •  “Trastornos alimenticios, abuso de alcohol o drogas, relaciones de abuso y promiscuidad, ansiedad en forma de palpitaciones fuertes, dificultad para dormir, ataques de pánico,  depresión con la que se vive como en cámara lenta”.

“La vida transcurre en medio de una profunda tristeza”

descargaBaja autoestima, confusiones mentales, muerte.

  • “Se agoniza mientras no se hable de ello”

Porqué esas palabras contenidas, ese dolor, esa culpa, se transforma en esos trastornos y comportamientos que ya he mencionado.

Hay mujeres que tienen la capacidad de hablar después de que ha pasado muy poco tiempo y hay otras, como en el caso de Martina, a las que les lleva años y años.

Martina me relataba su historia, pasaron treinta minutos, y nunca levanto la mirada.

Solo lo hizo, tímidamente,  en el momento en que le conté la historia de otra mujer como ella, y a la que Dios sano casi treinta años después de haber abortado.

image-37994Me escuchaba con atención, hasta que finalmente me miró. Y dejó entreveer una ligera, pero esperanzadora, mueca de sosiego:

  • Lo hizo cuando le hable de la comunión de los santos, de que ella tenía un hijo en el cielo al que le podía poner un nombre.

Ella podía empezar una relación con él y podría tener la seguridad de que un día podría verlo en el cielo.

  • La invite a confiar en el proceso misericordioso al que ella misma había abierto la puerta con esa confesión.

Cuando una mujer finalmente reconoce su necesidad y tiene la valentía de hablar sobre lo que ha hecho, ha empezado a caminar por el dichoso camino de recobrar la salud.

dolor_madre_abortoOremos por todas aquellas mujeres que tendrán que llenarse de valor para tener un bebe no deseado:

  • “Amante Padre en los cielos, tú me creaste, y tú estás formando al bebé en mi vientre.

Ayúdame a amar a este bebé que has hecho.

Otórgame la gracia de enfrentar mis problemas con valor.

Madre Santa María, ayúdame a traer esta nueva bendición al mundo con la gratitud y el amor con los que trajiste a Jesús.

41MP+jvU9mL._SY344_BO1,204,203,200_Te lo pido en su nombre. Amén”.

Fuente: Sheila Morataya

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