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agosto 2014

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La crisis se llama austeridad

Publicado por , Posteado enOpinión

La crisis no tendrá fin sin alterar electoralmente el equilibrio del poder político, pues no podrá ser  resuelta por quienes siguen  aplicando  por toda fórmula   las mismas  políticas que causaron    su génesis.

Por lo visto, la tendencia a contar  mentiras utilizada por  Rajoy no cesa en vacaciones, mas bien al contrario,   el Presidente acentúa su instinto en  adulterar la realidad de los hechos, y así, cuando lo realmente noticiable durante el periodo de asueto fue  haberse disparado la deuda publica mas allá  del  billón de euros, el jefe del Ejecutivo mas que tener presente esa alarmante  realidad, se afana en mitigar políticamente tan desmesurado ascenso, de tal modo que en vez de asumir  su paternidad en esta hecatombe, no se le ocurre mejor idea que contraponer a ello su arbitraria  versión  sobre  el repunte del PIB, llegando incluso al límite de la autocomplacencia  alardeando  que tal rebrote es muestra indicativa de haber hecho lo correcto, a la vez de afirmar  que a tiempo presente, España se ha convertido en la locomotora  económica de Europa.

Sabido es  que el  el Producto Interno Bruto (PIB), es el indicador más utilizado para evaluar la actividad económica del país, pero conocido también debe ser que  solo cuando  el crecimiento se ubica entre 2.5 y 3.5%,  puede uno hacer gala de estar al frente  de  una  economía saludable, de ahí  que jactarse  del salto pírrico del 0, 6% registrado en el segundo trimestre resulte  una improcedencia,   pues por rigor analítico tal  referente además de su carácter  exiguo y fugaz, lejos de atribuírsele signo  de optimismo ha de ser valorado en los justos términos que recomienda  la negativa  tendencia del descenso de las  exportaciones y la continua   subida de las importaciones, que al tratarse  de  dos  variables  clave de su determinación hacen que el tan cacareado PIB de Rajoy  sea mas un espejismo efímero que el  inicio de un crecimiento sostenido, toda vez que para que así fuera, el país precisa de otros estímulos económicos adicionales de los derivados  de este tipo de índicador .

Al margen de la arenga de don Mariano a la ciudadanía y de su anecdotario estadístico; analizando el último frenazo  de las economías más poderosas de Europa, lo único cierto ante la actual coyuntura, es que  los   cuatro  largos  años transcurridos desde la puesta en práctica de la estricta agenda de la austeridad impuesta por la troika (Comisión Europea, BCE, FMI) y auspiciada por Alemania, son expresión suficiente   para confirmar el estrépito de un  fracaso cuyo resultado habla por si solo  tras  la realidad  de un  balance  diametralmente opuesto  a las expectativas preconizadas  por sus artífices.

Situación  que exige  la  urgente supresión  de su vigencia y la puesta en práctica  de alternativas de crecimiento  como única solución efectiva para salir  del actual atolladero, viabilizar la recuperación de la Eurozona  y por extensión  la de nuestro propio país, pues seguirá siendo  una imprudencia darle continuidad al patrón del neoliberalismo, toda vez que  no a hará mas que acentuar el   riesgo de involución económica, al resultar   mas que   visto, que a mayor austeridad, mayor será también el incremento del déficit como de la deuda pública y por consiguiente mayor el  riesgo de estrangulamiento de la actividad económica que irremediablemente  precipitará el retorno  hacia una nueva  recesión como lógica consecuencia de  la aplicación de políticas  netamente austericidas  y exentas  de   todo  estímulo económico.

Es obligado por tanto ponerse en guardia y tomar conciencia efectiva qué la austeridad es la auténtica crisis, que no la solución a ella

Por eso cuando  los hechos  confirman que por tercera vez consecutiva en cinco años, la economía europea circula en dirección inversa a la  anunciada  recuperación del  2013 y tiende   a una  nueva entrada  en recesión, resulta   cuanto menos inaudito el derroche de optimismo  de un eufórico  Rajoy, capaz de percibir  ventajas en la cara mas  oscura de la economía al tiempo de cerrarse  en banda  a  la puesta en práctica  de alternativas de efectiva reactivación.

Una completa paradoja  que a más de dejar al descubierto  el verdadero objetivo que guía la acción  política del PP, delata su auténtica finalidad, que no es otra,   que  alterar engañosamente la realidad,  y desde la mentira,    repetir  un  nuevo fraude electoral  a través de la puesta en práctica  de  simulaciones que favorezcan la capitalización de su  patrimonio electoral, aunque ello,  sea a costa de seguir causando  graves perjuicio al interés general del país  y  a  unos confiados   electores.

Es obligado por tanto ponerse en guardia y   tomar conciencia efectiva   qué la austeridad es la auténtica crisis, que no  la solución a ella. Y  desde tal percepción asumir  en consecuencia que en tanto no seamos capaces de erradicar  su continuidad,  al ser la raíz del problema,  seguiremos sufriendo la repercusión de unas consecuencias  sociales  y económicas  catastróficas  que nos tendrán postrados en un callejón sin salida,   sin visos de solución, que solo seremos capaces de lograr, cuando decidamos electoralmente  abandonar su perniciosa disciplina para recuperar la democracia.

El cambio es posible y puede suceder, siempre y cuando seamos  capaces de  despojarnos de  la camisa de fuerza de la austeridad, bastando para ello dejar sin efecto el continuismo político y poner el futuro en manos de un nuevo reemplazo de hombres y mujeres dispuestos a imprimir empuje y tirar hacia  adelante,  y totalmente conscientes que para reconstruir el país,  no queda otra,   que  darle la vuelta del revés.

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