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diciembre 2016

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Las claves de la sabiduría.

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Frederic Lenoir

El último fenómeno literario francés: “El alma del mundo” de Frédéric Lenoir  tiene como protagonista la crisis de valores de la sociedad actual y  la búsqueda que debe emprender el hombre para salvarse.

El autor ha atendido a “El Confidencial” para presentar este libro, nos dice:

  • “Descubrí la filosofía cuando era adolescente, y más tarde viajé a la India. Leí a los grandes místicos cristianos, indios y musulmanes, y todo esto formó en mí una especie de síntesis de las claves de la sabiduría”.

El ser humano ha obtenido sus derechos, pero ahora tiene que descubrir sus deberes. Lenoir cree que esta encrucijada puede dar lugar tanto a lo mejor como a lo peor:

  • “El peor de los escenarios posibles sería aquel en el que triunfase el consumismo, en que el dinero fuese el rey, lo que daría lugar a un mundo individualista, egoísta, narcisista, donde no podríamos vivir juntos”.
  • ¿Y el mejor? Aquel que presenta como posible en El alma del mundo: Un mundo en el que iríamos más allá del consumismo para adentrarnos en una búsqueda de la vida interior en la que la persona pueda desarrollar sus capacidades. Es la época de la responsabilidad. El individuo se ha emancipado de las tradiciones y los grupos y ha conseguido sus derechos, pero ahora tiene que descubrir sus deberes hacia los demás, hacia la sociedad, hacia el planeta…”
  • “Nuestro mundo es materialista y lo que hacen falta no es más religión, sino más espiritualidad. Al individuo le hace falta más vida interior”.

1173779_617891771574515_389706179_nLas claves de la sabiduría:

Del sentido de la vida.
Nos indica Lenoir:

  • “La idea preconcebida que comparte la mayor parte de la gente es que el ser humano será feliz si consume más objetos Lo que es una mentira, ya que debido a la lógica del consumo vamos a querer cada vez más”.
  • “Para escapar hay que pasar del “tener” al “ser”, y del “siempre más” al “siempre mejor”.
  • “Todos conocemos mucha gente que tiene un montón de objetos que sigue siendo infeliz, agresiva y que no ha resuelto sus problemas personales”.

Los jóvenes piensan que si no tienen determinada marca de zapatillas, el último modelo de teléfono, ordenador, etc., están descalificados socialmente”.

Del cuerpo y del alma.
Lenoir señala, haciendo buena la fórmula:

  • “Mens sana in corpore sano”,

9788434406278Que no hay que despreciar ni la parte física ni la psíquica de nuestra naturaleza.

El autor cita las célebres frases de François Rabelais:

  • “Ciencia sin conciencia es la ruina del alma”

O de André Malraux:

  • “La revolución será espiritual o no será”

Oriente nos lleva hacia esa profundidad espiritual que solía tener el cristianismo, pero la religión cristiana se ha concentrado demasiado durante los últimos siglos en la exterioridad del dogma y no en la experiencia interior.

Lenoir considera que:

  • “En el mundo en el que vivimos el valor supremo es el dinero, y que por esa razón la crisis nos ha pillado desprevenidos”.
  • “Desde el final de la Segunda Guerra Mundial no habíamos vivido un período de decrecimiento como este en el que nuestra propia situación es muy precaria y nuestros hijos seguramente ganarán menos dinero que nosotros. Por eso si nuestro único valor es el dinero, viviremos en el drama”.
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Frederic Lenoir

Abre tu corazón.

Aun así, Lenoir reconoce:

  • “En toda relación amorosa hay una parte de egoísmo y una de altruismo, puesto que es la lucha constante en toda pareja. Hay cosas que necesitamos y que vamos a buscar en la otra persona, que nos proporciona placer, seguridad y nos hace crecer, lo que sería una forma de egoísmo, pero al mismo tiempo le damos algo, le queremos por lo que es, tenemos ganas de que le vaya lo mejor posible. Sin embargo, dependiendo de a qué lado se incline la balanza, así marchará la relación. Las relaciones evolucionan en este equilibrio frágil“.

 

  • ”Cuando el altruismo es más fuerte, la pareja es cada vez más profunda y sólida. Cuando el egoísmo es más fuerte, la relación es más frágil, porque esperaremos que nuestra pareja siempre nos vaya a dar lo máximo”.

Las cualidades que debemos cultivar y los venenos que debemos desechar
Nos dice Lenoir:

  • “Que en ocasiones, nos dejamos llevar por los impulsos negativos, como pueden ser: la envidia, el odio, la injusticia o la corrupción, cuando realmente deberíamos impulsar: “lo bueno, justo y luminoso”.
  • Es decir, deberíamos impulsar: el asombro, el esfuerzo, la dulzura, el buen humor, la alegría, la jovialidad, la generosidad, el coraje…”.
  • “¿Pero no vivimos en una sociedad que premia a aquellos que peor se comportan? Es excesivo afirmar eso”

slide_39En la actualidad existen dos sistemas de valores que se enfrentan:

  • “Uno, individualista, que está destruyendo las sociedades y que defiende utilizar métodos ilícitos”.
  • “Y otro que apuesta por la justicia y la verdad, que son valores eternos y que están presentes en todas las culturas”.

Precisamente, Lenoir admite que la principal motivación para escribir este libro era mostrar que la bondad y el amor son universales, y que por ello, debemos rescatarlos en este preciso momento.

De la verdadera libertad.
¿Es el hombre libre?

Lo que necesitamos para ser libres, es enfrentarnos a:

  • “Las ideologías materialistas, consumistas, la presión de los modelos culturales”.

slide_51¿Y cómo?:

  • “Con la razón y la filosofía, trabajando con uno mismo para conocerse mejor, dominar las propias pasiones”.

Y de esa manera seremos libres.
De la aceptación de lo que es.
La felicidad y la infelicidad se encuentran dentro de nosotros; una idea ampliamente difundida pero que no ha impedido que esta sea una de las sociedades más infelices de la historia del hombre. ¿Por qué?:

 

  • “Cuando abandonamos este mundo por el modernismo, ese de la felicidad individual, descubrimos la euforia de la libertad política, la posibilidad de escoger un oficio, experimentar una sexualidad libre, pero se han perdido esos vínculos de solidaridad, comunión y sentido que daba la religión. El hombre modernista debe volver a encontrar esos vínculos”.

mont-saint-michelEllo ha dado lugar a una paradoja:

  • “Hay mucha gente que a pesar de la libertad le faltan el amor y la fraternidad. Debemos intentar unir los dos”.

¿Hemos perdido más de lo que hemos ganado por el camino?

Lenoir se lo piensa y nos dice:

  • “No quisiera vivir en un universo cerrado. Prefiero la libertad”
  • “Hay gente que no tiene esa libertad,  que vive en sociedades tradicionales y quizá sea más feliz que yo, pero no podemos renunciar a la libertad”.
  • “El gran don de la libertad”.

Del arte de vivir
En definitiva, lo que el filósofo defiende es una reivindicación de la “filosofía y la espiritualidad” más que de la religión, ya que en ella hay una dimensión colectiva e identitaria que puede crear violencia. Personalmente no estoy de acuerdo con esta afirmación por lo que lo intentare aclarar en los comentarios posteriores.

6e3019b082803b3d53809505077e9194Al igual que Lenoir en su libro y El Confidencial a través de su entrevista han plasmado estas ideas de tanta importancia; yo quisiera también, dentro de esta difícil misión que ha consistido en refundir y restructurar el mensaje y la entrevista, dar a conocer ahora mi idea al respecto confrontándola con algunos de los criterios de Lenoir.

Lenoir en el marco de su filosofía presenta como una disparidad entre religión y espiritualidad. Acentúa la importancia de la espiritualidad, pero a costa de relegar la religión, dándole a ella una importancia relativa; y además acentuando, de ella, características negativas como la violencia y la pérdida de su propia identidad. Por ello, él, justifica la trascendencia de la espiritualidad. Ciertamente la espiritualidad tiene un valor importantísimo en sí mismo, pero no podemos por ello marginar la trascendencia indiscutible de la religión. Además mientras que la espiritualidad, basada en ritos y en filosofías orientales, es ambigua en la forma en que se ejercita y práctica, la religión católica por ejemplo o el cristianismo en general tiene unas raíces muy profundas, tiene un mensaje claro y contundente, tiene un personaje llamado Jesucristo, que es Dios, y que desde el Cielo vino a la tierra para efectuar la redención y  enseñarnos cuál es el Camino, que es la Verdad y quién es el Autor de la Vida. Así por lo tanto mientras que la religión cristiana es una religión con una base sólida y unos fundamentos estables y que han sido, y son, duraderos durante 2 milenios, la religiosidad oriental no tiene un fundamento claro filosóficamente hablando, ni en cuanto a lo que la religiosidad se refiere puesto que falta ese Ser superior que le daría identidad propia. En las filosofías orientales Dios no es un ser concreto, es un “personaje”: ambiguo, etéreo y difuso. El Dios oriental más que una persona es una idea, una energía, un sentimiento, el cosmos; y al igual que con ese Dios sucede con la doctrina, con el magisterio; en estas filosofías la ambigüedad prevalece. Otro dato que quiero aclarar es el carácter violento de las religiones, ciertamente en algún sector de algunas de ellas, solo algún sector del Islam en concreto, y alguna otra, se aprecia una tendencia desmesurada hacia la violencia y hacia el fanatismo que les hace perder su auténtico sentido; pero ello no se puede generalizar puesto que las religiones tienen un claro mensaje: de amor, de paz y de fraternidad; otra cosa es la torpeza, el egoísmo, la sinrazón, el afán de poder de las personas que en tantas situaciones enturbian y contaminan la realidad.6e3019b082803b3d53809505077e9194



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