Cartas al Director

Tu voz en la Red

domingo

19

abril 2015

0

COMMENTS

Martes Santo en Sevilla.

Publicado por , Posteado enOpinión

Cristo del desamparo y abandono. El Cerro

Martes Santo. Sevilla se viste de gala para, como cada tarde, recibir sus cofradías. Sol espléndido, olor a azahar. Primavera deslumbrante y acogedora. Bullicio. Ilusión en los semblantes. Las gentes deambulan buscando el lugar adecuado para ver aquel Cristo, aquélla Virgen, este paso, aquellos Nazarenos. Todo pasa de prisa.

_DSC0618 (Copiar)

Los Javieres

A primera hora de la tarde entra en el Triunfo la hermandad del Cerro, su barrio acompaña el cortejo, la Virgen de los Dolores encumbrada de hermosura por el amor de los suyos llega presurosa. Cuanto amor y cariño se descubre en cada gesto, en cada movimiento, en cada cita.

Le siguen con austeridad penitencial los Javieres ¡ellos! de negro riguroso salen desde su sede de Omnium Santorum. La calle Feria se viste de luto. La Virgen de Gracia y Amparo le precede. Ella llora desconsolada y descubre, entre el dolor, el amor de sus hijos sevillanos.

Tras ellos San Esteban. El único Cristo que llora en Sevilla. Las lágrimas caen por sus mejillas. Sentado, abatido, humillado, dolorido, sentenciado. Y tras Él, el desamparo de la Madre, la tristeza amarga de una Virgen guapa ¡guapa y guapa!

articulos-311889

San Esteban

Y tras este impresionante cortejo de amor y hermosura el rigor de los Estudiantes. El Cristo de la Buena Muerte, de Juan de Mesa, pasa. Caen las sombras de la noche en el atardecer sevillano. Los hachones de luz alumbran el rostro del Cristo ajusticiado. Nazarenos de ruan negro pasan y pasan, una fila interminable que acompañan con cariño a este, su Señor, que acaba de morir. Tras él, María, María de las Angustias, Sevillanísima, guapa, en un trono sorprendentemente bello. Aquí todo llama: al recogimiento, a la oración, al enamoramiento de las realidades divina. Silencio. Mucho silencio. El alma: reza.

SemanaSantaSevillaSanBenito1

San Benito

Los Estudiantes

Y ahora, desde lejos, desde el barrio de la Calzada llega la hermandad de San Benito. Tres pasos. Tres encuentros: del hombre con Dios o de Dios con el hombre. Castillo Lastrucci deja su impresionante sello en esta genial obra del primer paso. Pilatos nos muestra a Jesús y Jesús definitivamente es sentenciado. Belleza. Grandeza. Emoción. Reflexión y pena. Pena pues Jesús, nuestro amado Jesús es injustamente condenado a muerte. Tras Él, el Cristo de la Sangre, bella talla que de nuevo nos recuerda la donación completa de Cristo. Cristo en la Cruz lo dio todo. Y Sevilla lo sabe y puesto que lo sabe lo contempla. Y tras el Cristo, la Virgen. La Virgen de la Encarnación Coronada. Ella “pasea” en un entorno procesional: de inmensa belleza, de oración, de sintonía plena con el más puro arte costumbrista y sevillano.

Cristo de La Candelaria

la Bofeta

Y en este espléndido Marte Santo ¡cómo no! La Candelaria, la Madre llena de encanto, la buena Madre que desde San Nicolás recorre Sevilla. Los jardines de Murillo se visten de gala. El cortejo blanco llena de brillo luminoso la tarde de esta semana especialmente Santa. Le antecede el Cristo de la Salud. Un Cristo con la cruz a cuestas, el más pequeño de nuestra semana Santa.

DSC09140-2a

El Dulce Nombre. La Bofeta.

maxresdefault

Santa Cruz

Y en la noche, desde San Lorenzo un Cristo que camina de espaldas. Él está siendo abofeteado por estar cargando con la ignominia de una culpa no cometida. Es la traición, la desfachatez inhumana de una cruel y escandalosa traición. De espaldas recorre Sevilla y de espaldas perdona nuestro pecado y acepta su sentencia. Y tras Él, de nuevo María. Su dulzura le acompaña, su amor se esparce a raudales en nuestros corazones. Es el Dulce nombre de María, es esta bella imagen que inunda de grandeza emotiva nuestras vidas.

santamartacristo

Cristo de la Sangre. San Benito

Y como colofón a este brillante Martes Santo, Santa Cruz. La Cruz de Cristo y el dolor de la Madre. La cruz que viene de un barrio tan sevillano que lleva su nombre y siguiendo sus pasos los Dolores, los dolores de una Madre que con Sevilla sabe sufrir. Cualquiera que contempla este Cristo y su maravilloso paso descubre que Sevilla sufre con Cristo y que Cristo sufre con Sevilla. Y es que Cristo, ante todo, se preocupa por el ser humano donde esté y como éste. El ser humano es la preocupación y la ocupación de un Dios que nos ama hasta derramar a través de Jesús toda su sangre.

Cristo de Santa Cruz, desde Sevilla y para el mundo, ruega por nosotros.



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *