Cartas al Director

(Del Libro “Treinta Vidas con Yolaine”)  Bajo el titulo. PRECIOSA.

Estamos a 27 de abril de 2016 y es miércoles. Son las seis y media de la tarde y al lado se escucha “el cascanueces”.

Nadie debe pensar que quien lo interpreta es un enamorado de la música ya que las nueces en este caso son de otro pardo seguimiento. A sabiendas de la nauseabunda interpretación en la sala de mi estar el aparato de televisión es subido al veintisiete.

Del office unos pasos se apresuran: ¡No te lo puedes creer! ¿Sabes quién ha llegado en coche rojo a casa del melómano?

Es Octavia… La dueña del comercio más importante y necesario. Y va con otra mujer.

Apenas media hora transcurrida desde el tac-tac llegaban las aparecidas.

De haber sana curiosidad… (En realidad es ello lo que me movió a certificar que dichas personas salían de la casa ya que al parecer… solo al parecer allí habían entrado) hice uso de mi facultad de detective recordando los años de trabajo en una Agencia (algo se te pega) y esperé que la puerta se abriera. El obscuro coche (de continuo aparcado) hacía de espejo.

La puerta se abre… Y la primera de las personas en salir toma el lado derecho de la calle. Calle abajo.

Tal es la sorpresa que casi se escapa al rumbo de la pesquisa. En un pis-pás resuelto y de sorpresa… La persona que se aleja es tan solo una niña de aparentes doce años con mochila floreada y a paso muy ligero.

La fina lluvia da comienzo; el cielo hace llegar sus lágrimas ante lo que en presunción  acontece.

Instantes después; la madre sale y se encamina hacia el coche rojo, abre la puerta y toma camino distinto.

La noche aparece antes de tiempo (estamos en primavera y la claridad diurna impera) encogiendo el corazón.

¿Por qué llega la noche?

Ella con su capa oscura altera la paz de quien no quiere creer lo presenciado. ¡No puede ser…!

¿A qué mundo abren la juventud de la adolescente de mochila primaveral sus propios?

Yolaine. Amiga. Acostarse y luego levantarse con el NO en el alma. ¿No ha pasado…? No es posible.

¡No puede ser…!  ¡NO DEBE SER!

Preciosa. Quiero llamar Preciosa a la joven estudiante. A la que sus progenitores no respetan.

Ley del Menor. ¿Dónde la Ética?

¡Sigues siendo PRECIOSA! No permitas que decidan por ti.

Te preguntarás Yolain ¿dónde la realidad…? ¿Dónde la ficción?

“Pas de reponse” como dices tú.

Sin respuesta. ¡Duele!

Carmen Amigó y Pérez-Mongay