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diciembre 2014

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Y Cospedal enloqueció

Publicado por , Posteado enOpinión

De seguir confiando el futuro del país en los de siempre, llegaremos al más temible de los desvaríos, que nos conducirá, a tener que rescatar al poder público de las alcantarillas

Cuando se  prescinde  de la  verdad, la libertad de expresión es tan solo  una forma  de   camuflar   la  mentira para adulterar la realidad, siendo esta  práctica de despiste la utilizada esta semana por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, quien a pesar  de estar judicialmente  en el ojo del huracán por una supuesta donación opaca de 200.000 euros para la campaña del PP de las autonómicas en Castilla-La Mancha,   no reparó  en desbarrar  a su antojo, hasta llegar al despropósito de  afirmar para público conocimiento, que la  sociedad es tan corrupta como los partidos políticos, añadiendo para mas concreción, que lo que sucede en las organizaciones políticas en materia de corrupción  no es un fenómeno intrínseco  de estas, sino  la  trasmisión refleja  de  lo que ocurre en el conjunto de  la sociedad.

Es decir, que la número dos del PP, justo cuando se hace público el procesamiento  por corrupción de varios de sus correligionarios en  la comunidad de Valencia, en vez de tomar medidas  disciplinarias y  ejemplarizantes contra los encausados  de  haber financiado ilegalmente actividades electorales de su propio partido, pierde todo sentido de  racionalidad, y en un arrebato de  chaladura, no se le  ocurre mejor idea que adjudicar a la corrupción condición pandémica  para extender así su afección  a la totalidad  de la  ciudadanía, que  perpleja, se  niega a asumir  como propios  los desvaríos de Cospedal, visto que  tal acusación al igual que todo lo relativo a la   crisis, forma parte de su estrategia de diseño político consistente en  evadir responsabilidades echando la culpa a las víctimas, pues   lo cierto   es, que sin tener arte ni parte, son los  ciudadanos los que a todas luces mas caro  pagan la corrupción.

Por más que se intente implicar indebidamente  a terceros, la corrupción generalizada que vive el país es totalmente ajena a comportamientos o actitudes  de  la ciudadanía, pero  de principio a fin, inherente al sistema y resultante del  maridaje licencioso entre política y negocios, cuya deriva, hizo que el comportamiento ético que debiera  refrendar  la limpieza y moralidad de la función política   fuese  sustituida por el relativismo moral, generando con ello  una relación de vasallaje  endémico, donde la democracia  tomó formato de pura apariencia   dando entrada  en su defecto a atípicas normas de funcionamiento, que por viciadas, generaron inexorablemente comportamientos corruptos en razón a la discrecionalidad de los actos, y al opaco trasfondo de ingentes cantidades de dinero  como dinámica de por acompañamiento.

Y así fue como desde que a principios  de los 80, cuando el caso Flick y las contratas de basuras del Ayuntamiento de Madrid marcaran el arranque de la corrupción, transcurridos 35 años, resultara que desde aquel entonces no haya  dejado de reproducirse  y crecer en dimensión, y ello, en razón a que su génesis arraigó en hábitos antidemocráticos y  conducida  por la oligarquía  del franquismo sociológico siguió dominando la actualidad  como referente  del capitalismo mas intransigente dispuesto a  prescindir de la democracia, pero casualmente, no así de esa  corrupción por el ventajoso aporte de la misma  a sus espurios  intereses.

No siendo de recibo, que quienes tienen en su haber el historial mas turbio de la corrupción del país se erijan ahora en redentores

Una situación que por anómala se ve ahora alterada, justo cuando la crisis  hace mudar  la percepción social, política y económica del país,   y la entrada en escena de Podemos viene a alterar la actual correlación de fuerzas dificultando la continuidad del sistema, o lo que es lo mismo,   revelándose como un  serio peligro para la sucesión del  bipartidismo.

Resultando por tanto  un absurdo, que la ahora Presidenta de Castilla – La Mancha,   opte por  practicar ceremonias de confusión  con la única  finalidad  de implicar a   la ciudadanía en  actos de corrupción,   cuando tan solo puede adjudicársele  la condición de corrupto a quien saca provecho doloso de una situación, en razón  a ostentar un cargo público,    o por  tener conferida relevancia social  para lucrarse a través de artimañas,   y ese conjunto de condiciones características, para nada guardan correspondencia  con el común de los ciudadanos pero su ajuste debido  con el corrupto político que en el actual estado de cosas  es al que hay que perseguir. porque contrariamente a su parecer, la corrupción no es patrimonio de todos,   sino reserva exclusiva  de quien se conduce como tal.

No siendo de recibo,  que quienes tienen en su haber  el historial mas turbio de la corrupción del país  se erijan ahora en redentores, máxime cuando resultan ser los mismos que se niegan a reconocer  sus propias impudicias, las de un partido y un gobierno  que tocado por el  escándalo mantiene en sus cargos a siniestros protagonistas, hurtando   a los jueces la capacidad de impartir justicia en determinados delitos, y entre otras  anormalidades,  permitiendo  todo tipo de subterfugios para satisfacer su financiación política. unas actitudes  que por inadecuadas convierten la democracia que tanto costó lograr, en una maldita pantomima.

Obviamente sobra decir  que  no es  Cospedal ni los suyos,   los apropiados para afrontar de modo alguno   el cambio necesario que la situación requiere.



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