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julio 2014

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ESTACIÓN DELICIAS DE ZARAGOZA. MÁQUINA DE CAFÉ.

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Delicias-de-Zaragoza

(Del Libro: “Pájaros y Plumas. Soliloquios en tempero”)

El servicio rastrero viene a acomodarse en el momento que te es ofrecido un servicio y ya no solo no te lo dan; sino que se quedan con tu dinero.

Se dice que picar dos veces es de no ser muy listo. Los botones muestran los diferentes café y té ofertados y sin honradez pasan de advertir que la máquina está plana lo que hace llenar cajón al adjudicatario.

Cuando el deseo de tomar café se presenta insistes. Estás en espera de que a tu tren le marquen hora de salida. Y un café…

Si en el primer intento ni vaso ni café… La perplejidad es tal que dices…

¡Puede pasar! Pasar ha pasado aunque no te queda el convencimiento de disculpar al “negociante”. Su falta de buen hacer es lo contrario a la honestidad.

Al segundo botón tu petición de un café poco azucarado será servido: Vaso vacío y palito en guisa de cucharilla.

Con el primer enfado hablas con la persona que intenta lo mismo: Obtener un café. Advirtiéndole de la cara al fresco que se trae quien se identifica con un número de teléfono al que no contestará. Ella ha conseguido no perder su euro.

A  ello sucede la pregunta ¿quién se responsabiliza de estos armarios sacaperras?

En la oficina a disposición del viajero ¡No sabe ni le interesa!

¿No entiende Usted que es una estafa que durante todo el posible día el servicio haya sido como el que viene dándose ahora? Nulo. (Mohín sin respuesta)

¿Y el canon…? Alquiler que debe pagar quien goza de la licencia de estacionamiento de los servidores ¿quién lo percibe?  Sin respuesta.

De paseo-vigilancia la pareja de guarda jurado. ¡Que sí…! Que están al corriente del hecho! Pero que no pueden hacer nada. Carecen de información salvo… que hay un teléfono donde llamar. Es domingo y la policía no atiende.

Lo que a consideración para quien le han sustraído dos euros; es que el hecho es delito. Delito al que añadir el de aquellos que pasan de corregirlo.

La Estación Delicias de Zaragoza en movimiento propicia ciertamente la usura por segundos no de minutero de quienes nada les importa el servicio dado al usuario.

¿Qué hay cafeterías…? Pues quiten los servidores automáticos de bebidas y las máquinas de café.

O por el contrario controlen y exijan señores responsables de la Estación Delicias de Zaragoza un servicio legal; conforme a lo que se paga. No corte de los milagros.

Carmen Amigó y Pérez-Mongay

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