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noviembre 2014

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UN DÍA DE MARZO

Publicado por , Posteado enOpinión

UN DIA DE MARZO

…de este mismo año, entró mi padre en este centro de Mayores llamado Vitalia situado en Mairena de Aljarafe.

Padecía esa tan conocida por todos enfermedad llamada Alzheimer.

Recuerdo ese día difícil, pues la decisión de dejarlo no fue fácil. Sabía que era una separación física, pero a la vez que era lo mejor que le podíamos ofrecer. Entró de pie aunque sin darse cuenta a donde caminaba. Nos entraron miles de dudas: estaría bien allí, se daría cuenta de que ya no estaba en su casa…  tuvimos porqué no decirlo nuestras desconfianzas,… pero el hecho de tener a nuestra prima como trabajadora del centro, tranquilizaba a mi madre.

Poco a poco, se fueron disipando nuestras dudas y pudimos ver que mi padre estaba bien atendido. Lo visitábamos casi a diario y le dábamos sus paseítos por ese patio tan soleado que tienen . Poco a poco,  su deterioro fue siendo cada vez mas galopante.

Fue a raíz del verano cuando bajó otro escalón más de su enfermedad, y dejó de caminar definitivamente. Es increíble ver como nos volvemos a nuestra infancia, a esa dependencia del otro. Algunos días conseguía decirnos alguna palabra, aunque sin sentido, y otros sólo con la mirada , sobre todo esas lágrimas que le salían cuando veía aparecer a mi madre.

Mi padre no tenía ya uso de razón, pero sí las emociones le acompañaron hasta casi al final. Podía sentir nuestras caricias, se reía con los chistes que le poníamos en el móvil, se emocionaba con las canciones de Brotes de Olivo…

 El día 20 de noviembre , mi padre dejó de estar con nosotros. Estuvo dos días con cuidados paliativos, nos dijeron que no se podía hacer nada más por él.

Tuve la suerte, junto a mi hermana, de poder estar acompañándolo en su última noche. Y digo suerte porque lo veía tranquilo, no se daba cuenta de nada, no sufría…y se fue acompañado y rodeado de los suyos.

Digo suerte porque me sentí arropada por las personas que estaban en el turno de aquella noche. Nunca olvidaré su compañía, sus palabras de apoyo, sus explicaciones a todo lo que íbamos viendo en mi padre.

Esta carta es un AGRADECIMIENTO público a todo ese equipo humano que forma parte de esta residencia llamada VITALIA, a todos los que cuidaron de mi padre, y que también me cuidaron en esa última noche.

GRACIAS por vuestro trabajo, a tod@s los profesionales, no daré nombres, pero gracias de corazón. Que nunca perdáis la sensibilidad y la fuerza de ayudar a esos ancianos a llevar una vida placentera y llena de cariño.

Un abrazo afectuoso. Nunca os olvidaré.

Vicky



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