Lloro, porque a un pobre hombre y padre de familia numerosa, le ha costado la vida coger un puñado de habas, para darle de comer a sus hijos.

El dueño de la finca, le ha pegado 2 tiros.

¡Qué horror!

No cuestiono la propiedad privada, no; pero hombre…….

Y lloro, porque este luctuoso hecho es un fiel reflejo de la situación que padecemos y de lo que nos queda por ver.

¡Para muestra, un botón!

Y todo, porque unos pocos h. de p. nos han robado el bienestar y el futuro de nuestros hijos; para gastárselo ellos, no precisamente en un puñado de habas para comer, no; sino para gastárselo en putas y en cocaína.

Y esos h. de p., repito; no han recibo 2 tiros a cambio, sino que les hemos concedido impunidad total y absoluta, para seguir haciendo más de lo mismo.

¡No hay derecho!

¿Tendrá cada pueblo, lo que se merece?

Yo creo que sí.

Estoy seguro que sí.

Rafael Bueno.

Córdoba.

Buenas noches,
Esta carta es para preguntar porqué no se da ninguna noticia acerca de las practicas de las entidades bancarias en general para tramitar los préstamos ICO por Covid 19 para los autónomos y pequeñas empresas.
Me explico:
Básicamente están priorizando dichos prestamos a empresas o autónomos que tienen obligaciones con dichas entidades ( Este punto es fácil de comprobar ya que los mismos empleados de las entidades te lo dicen cuando solicitas el préstamo)
O sea, según lo entiendo yo, están utilizando el dinero del estado previsto para ayudar a los afectados por el Covid 19, para sanear su balance de impagados.
Es inexplicable que ningún medio de comunicación se haya informado sobre estas prácticas supuestamente irregulares de la poderosa banca española.
Atte.,
Alberto Rodriguez-Carretero Sánchez
Dni:3XXXXXXX
Movil: 69XXXXXXX

Maquiavelo se mofaría, contemplando la ignorancia, del “poder”.

“El fin justifica los medios”, pero, aun en esos casos, hace falta ser inteligente.

La mentira, como herramienta, es muy peligrosa porque olvida tres cosas de la sabiduría popular:

La mentira tiene las patas muy cortas.

Al mentiroso se le coge antes que al cojo.

Hasta Sancho, el simplón, sabía “que no eran gigantes sino molinos de viento.”

Lo grave en esta pandemia es la ceguera maquiavelista (la que el poder produce), que  paso a enumerar muy escuetamente:

… Esconderse delante las propias equivocaciones.

… Ante los muertos, responder con amenazas, (es de cobardes, los muertos no oyen)

… Un gobernante que no sabe elegir su equipo, debe dimitir por respeto a la muerte.

… Los juicios sumarísimos son justos en tiempos de guerra. El aprovechamiento económicamente en una pandemia mortal, es merecedor de una condena rápida, justa y dura.

… Insultar por impotencia es simplemente de gobernantes obtusos.

… “Matar a un ruiseñor”, es lo que está haciendo el gobierno: herir de muerte un futuro esperanzador… Esto es lo que ha dado de sí el voto cautivo de los poderes fácticos, de la comida fácil, al humilde, de las fronteras abiertas por “caridad”.

… Los “reinos taifas”, escondidos en sus hemiciclos, venden, con sordina, promesas; son incapaces de condenar lo que ven levantar y exigir… Deben enseñar lo que les quede de honradez humana (no política).

Para terminar, algo sustancioso de Maquiavelo:

“No son los títulos los que honran a los hombres, sino que los hombres honran a los títulos”, (para reflexionar)

“La política no tiene relación con la moral”, (a lo mejor tiene razón Maquiavelo)

“Yo no digo nunca lo que creo, ni creo nunca lo que digo, y si se me escapa alguna verdad de vez en cuando, la escondo entre tantas mentiras, que es difícil reconocerla” (parece sacado de los diarios políticos modernos)

“El que quiere ser tirano y no mata a Bruto y el que quiere establecer un Estado libre y no mata a los hijos de Bruto, sólo por breve tiempo conservará su obra.” (Por eso la fiereza que aparece en todas las contestaciones que se dan en el congreso)

Por hoy, vale… A lo mejor viene alguien, lo lee y reflexiona.

La Iglesia está en plena campaña de su X en la renta.

Publicidad, en todos los medios habidos y por haber.

Eso es lo que más le preocupa, mientras están muriendo miles de personas por el coronavirus.

¿Quién dijo que no se podía servir a Dios y al dinero?

No habría sido necesario montar tantos hospitales de campaña, si la Iglesia hubiera cedido sus numerosos inmuebles deshabitados, como haría Jesucristo.

Cuántas vidas se hubieran salvado.

Pero no, porque la “Santa” Iglesia está para pedir, y no para dar.

Es más, en circunstancias como la que padecemos, ella refuerza su multinacional negocio de la pobreza, que tan bien le ha ido siempre: Pedir a todo el mundo para los pobres, pero sin ella, siendo la más rica, dejarse caer.

¡Señor: líbranos de tu Iglesia!

Rafael Bueno.

Córdoba.