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martes

20

diciembre 2011

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«Robing», pero no el de los bosques.

Publicado por , Posteado enVueling, Aviación, Opinión

Llevo utilizando la misma compañía aérea, desde que se fundara en el año 2004 en la ciudad de Barcelona, para realizar la mayoría de mis vuelos domésticos. Una compañía moderna, que presume de ser de «última generación» y que ha sabido comprender como nadie este nuevo mundo global donde español e inglés se encuentran «casualmente» para inventar palabros que responden a una nueva forma de ver la industria de la aviación comercial. Durante estos 7 años de eterna fidelidad he tenido la desgracia, como muchos otros pasajeros, de tener que soportar estoicamente y casi sin rechistar un largo historial de retrasos, cambios de horarios y cancelaciones de última hora que sumándolos han dado como resultado horas de larga espera e inconvenientes de todo tipo. Cosas del progreso, he oído más de una vez. El caso es que después de todo este tiempo nunca les he exigido nada y he seguido comprando billetes y contribuyendo a su crecimiento empresarial. Pues bien, 7 años y unos cuantos billetes más tarde esta compañía me ha dejado en tierra por llegar con 8 minutos de retraso al mostrador de facturación, con todo lo que ello supone, estoy seguro que para los que estáis habituados a volar sabréis de la magnitud de tal estropicio: mucho tiempo y mucho dinero perdido, por no hablar de la cara que se le queda a uno cuando la azafata le dice sonriendo que no puede hacer nada porqué el sistema no se lo permite, es decir, que son las máquinas las que no permiten a las personas saltarse el protocolo e imprimir una tarjeta de embarque en último momento. Una vez más cosas del progreso. Lo peor de todo es que la compañía me ha «penalizado» con más dinero por el cambio de vuelo, han leído bien, «penalizado». En su lenguaje llegar 8 minutos tarde es motivo de penalización, en el nuestro, llegar con una hora de retraso es motivo de «resignación». Con todo esto me he acordado de Robin Hood, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres hace ya unos cuantos años, y aprovechando que somos tan modernos y globales me he inventado un palabro nuevo; «robing» que no es precisamente robar a los ricos para dárselo a los pobres sino más bien todo lo contrario.

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