A unos días para que acabe la lluvia de promesas electorales, leo: por una ciudad más limpia, más segura; para acabar con el desempleo y la corrupción; por un modelo de sociedad más justo y participativo. Y me sorprendo gratamente porque entre tantos buenos propósitos hay un hueco para hablar, como se promueve desde FEVOCAM,  de una de las principales formas de participación ciudadana: la acción voluntaria.

Casi todos los programas políticos recogen medidas para promover y fortalecer el voluntariado. Y es que cada vez más personas deciden dedicar parte de su tiempo a hacer voluntariado, como ejercicio libre y desinteresado de ciudadanía activa, y con la convicción de que tenemos la capacidad y el derecho de transformar la sociedad. De ahí el valor que ha adquirido en los últimos tiempos, donde incluso se ha reformado la legislación al respecto, y donde las entidades de acción voluntaria se han convertido en agentes clave para construir puentes entre las realidades de vulnerabilidad social y el resto de la sociedad. Por ello no es de extrañar que los políticos lo hayan incluido en su programa. Entre tanta propuesta electoral hay un lugar para la solidaridad y la corresponsabilidad como valores asociados al voluntariado, y espero que estas promesas se cumplan y no se frivolice con el espíritu de ciudadanía que representa la acción voluntaria.

Ir a votar en estas elecciones es un ejemplo de participación ciudadana, sin duda. Y el voluntariado, también lo es. Vayamos a votar con la convicción de que los grupos políticos cumplan con sus programas electorales y construyamos un mundo más justo.

Jorge Hermida (Madrid)