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octubre 2015

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BAJAMAR-PLEAMAR.

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bajamar-pleamar(Del Libro «Siembra y Cosecha»)

El poder del mar lleva a los de tierra adentro a convocar ayuda.

Un sordo ruido. La negra noche oculta a quienes marchan por el Paseo Marítimo el horizonte.

Visto en lejanía… Chispea luz.

Lamparilla que por el oeste proclama que junto al mar; hay vida.

Una Ciudad. Un pueblo pesquero antaño que por el día su ciudadanía transita en marcha cadente o rápida. Compra. Vende. Y se solaza en la playa.

No todos los días son iguales. Los meses hacen que las estaciones cambien.

Otoño.

La Luna organiza y en algún rincón ni se esconde (dicen que no es la Luna que es el reflejo del Sol) también los nativos juegan a engaño.

¿Qué es lo que hoy ha cambiado?

Junto a la ciudad pilares del Puente tienen sus bajos al descubierto. Donde hay arena ahora son gruesas piedras.

Las horas de contemplación están contadas a esto llaman Bajamar. El mar se retira dejando al ojo humano parcelas de su jardín desconocido.

Pero dice… Atención no me voy para siempre.

Volveré y seré el/la mismo/a de ayer con mis puntillas y encajes. Me cubrirá la noche sin luna y daré la sensación de una boca negra que ruge.

También seré gratificado con cinturón de estrellas y la noche será menos noche. La Blanca será nácar y junto a la orilla sentadas las parejas mirarán hacia el horizonte.

Por la mañana con pleamar el puente seguirá escondiendo sus bases. Quien marche descalzo por la arena y deje lamer sus pies por mis olas pronto olvidará la noche. Mi rugir.  Y mi falso y negro horizonte.

Bajamar- Pleamar.

Dos instantáneas de un mismo anclaje.

Carmen Amigó y Pérez-Mongay



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