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febrero 2024

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«C’est la vie»

Publicado por , Posteado enOpinión

Hace unos días me encontré, en la puerta de un Centro Comercial de un pueblo situado en los extrarradios de Madrid, con una persona conocida , de profesión obrero de la construcción por necesidad, al no encontrar trabajo según el nivel de sus estudios y preparación.

Era lunes, día 12 de enero de este “dichoso año” para aquellos que supieron ser amigos de los que saben dar lo de los demás sin que a ellos les cueste nada, es decir de ciertos políticos.

Tenía veinte euros en el bolsillo y, según me dijo, mil euros más en casa para los gastos del mes.

Había dejado de fumar, ya no bebía con los amigos y procuraba acudir sólo al trabajo, como peón de albañil.

No le dolía el oficio sino la cosas que había ido suprimiendo en casa con perjuicio para sus hijos.

-¿Qué haces por aquí?, le pregunté.

-De momento, me estoy ofreciendo para ayudar a llevar la compra a los coches. No me atrevo a pedir, sin ofrecer algo a cambio.

Vengo todas las tardes después de trabajar. Alguna vez siento vergüenza porque ayudo a una persona que sé que me conoce, pero está disimulando.

-¿Tu esposa, qué tal?

-Está buscando algún trabajo por horas, de limpiadora o en algún colegio para ayuda de comedor. De momento está difícil.

-¿Cómo lo llevan los chavales?

-Tengo dos; el pequeño de siete años, el mayor de trece. Estoy muy contento porque Rafa, el mayor, el otro día me dijo: “Papa, dime que puedo hacer para ayudar algo. Por favor, papa, quiero que sepas que yo sé lo duro que es para mamá y para ti”

Fue el mejor regalo del día. Esa noche decidí salir a ganarme unos euros ayudando a los demás.

-¿Y tú? Me preguntó

-Bien; hasta ahora. Mi vida es una rutina fácil de asumir; la compra, la tele, el perrito, el futbol y a dormir.

-Ahora estoy avergonzado. Creía que la realidad era la  mía. Trabajé contigo y las circunstancias a mí me han hecho INDIFERENTE y a ti RESPONSABLE.

Por favor, déjame pensar. Ten mi teléfono o dame el tuyo para ahorrar costes; te llamaré y haremos algo entre los dos.

Quiso darme las gracias; no se lo permití; le estreché la mano, una lágrima resbaló por su mejilla.

Esa es la vida de muchos que viven alrededor de todos nosotros.

OBSERVEMOS… HABLEMOS… y, si es posible, AYUDEMOS.

23.02.2024

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