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noviembre 2014

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¿Ética? ¿Moral? ¡¿Dónde?!

Publicado por , Posteado enOpinión

Según el Diccionario de la Real Academia Española, los significados de ética y de moral son “Conjunto de normas morales que rigen la conducta humana” y «Perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia”, respectivamente. Es difícil encontrar estos conceptos, palabras abstractas, en nuestra sociedad. ¿Son la ética y la moral los valores fundamentales de nuestro día a día, de nuestra forma de hablar, pensar y actuar?

No. Generalmente, las motivaciones por las que realizamos algo no son intrínsecas. El aliciente de lo que hacemos suele ser el dinero o el interés personal. Pongamos un ejemplo: Un médico trabaja…¿para ganar dinero o para prestar un servicio necesario? La respuesta es para ambas cosas. Pero aquí podemos pararnos a pensar detenidamente. Si nuestro sistema se suprimiese y todo se hiciera y diera altruistamente, gratis…¿seguirían siendo necesarios los médicos? Sí.

Es por eso que la motivación es un aspecto imprescindible para hacer algo bien. La vocación y la motivación son las que marcan la diferencia entre lo bueno y lo mejor, lo mediocre y lo perfecto. Porque, como dicen, lo mejor es enemigo de lo bueno.

Por desgracia, hoy en día encontrarnos con alguien que cumpla su trabajo y además lo haga con ilusión es más complicado de lo que debería (Lo cual no quita que  haya personas excelentes que así lo hagan). Total…pagan lo mismo, dicen muchos. Primero la obligación, y después la devoción. Eso hemos escuchado, aprendido y grabado en nuestra mente siempre. Pero…¿pueden la obligación y la devoción ir de la mano? Para muchas personas, sí. Y son esas personas las que deciden marcar su vida y su trabajo de forma diferente, las que tienen expectativas. Son las que huyen de la mediocridad (de la cual hablé en mi carta de la semana pasada) las que no precisan de un acicate para cumplir bien con su obligación. En ellas, encontramos posiblemente a los mejores médicos, profesores, policías…

Otro ejemplo que podemos poner, es el de las obligaciones personales. ¡Cuántas veces da igual nuestro honor, nuestra palabra, la confianza que diferentes personas tienen depositada en nosotros!  ¡O incluso los valores, la ética y la moral que dan título a esta carta, los ideales!

O incluso las obligaciones que tenemos como ciudadanos. Todos buenos…cuando conviene, cuando el que manda es el interés personal. Porque claro, es tal nuestro adocenamiento que necesitamos aparatos que nos avisen de los posibles radares de velocidad que hay en una carretera para cumplir la ley cuando nos viene bien. A ese punto de mezquindad llegamos.
Pero claro, ¿qué esperamos cuando aprendemos desde pequeños que nuestros actos pueden no tener repercusiones? Porque eso es lo que se aprende, creo yo, cuando hacer trampas en los exámenes o copiar los deberes no tiene repercusiones, o al menos suficientes, para corregir esa conducta en los alumnos.

Debemos pensar qué hacemos y cómo lo hacemos, con qué vocación, y cuál debería ser el verdadero aliciente. Porque claro, cuántos hay que no cumplen con sus deberes pero exigen a los demás que lo hagan o les critican por no hacerlo…

Es realmente un motivo de reflexión… ¿Nos importan la ética y la moral, o vamos encaminados a ser una sociedad (o conjunto de personas, pues no sabremos vivir en sociedad) de individuos egoístas y mezquinos?

Juanjo García Amorós



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