Cartas al Director

Tu voz en la Red

martes

9

diciembre 2014

0

COMMENTS

Hominibus sapiens (et benevolens)

Publicado por , Posteado enOpinión

«Un joven llegó a la edad de estudiar, y optó por las ciencias. Le entusiasmaba averiguar el porqué de todo. Al concluir su formación, comenzó a indagar sobre el origen del ser humano, de nuestra existencia. Se documentó sobre todas las religiones y culturas antiguas y contemporáneas, y pasó todo el tiempo de su vida obcecado en dicha investigación. Formó una familia, pero la obsesión descrita les llevó a grandes problemas, al punto de parecer los hijos huérfanos de padre debido a la escasa atención que este podía prestarles, y sus amigos fueron desvinculándose de él. Así, pasó el tiempo, sus hijos crecieron y él envejeció. Su mujer falleció a los sesenta y cinco años a causa de un infarto. Cada uno de sus hijos formó su propia familia, lo cual les distanció de su padre. El anciano quedó solo, y, tras reflexionar largo y tendido, resolvió abandonar su investigación. Se dio cuenta de que había empleado toda su vida en averiguar el porqué de ella, en vez de haber disfrutado la suya y la de su familia; y de que era tarde para subsanar el error. Así, ya anciano y creyéndose muy experimentado, aprendió algo que nunca le habrían enseñado en ninguna universidad»

La vida es la mejor oportunidad para vivir. Ciertamente, la única. Pero no basta con alimentarse, dormir…en fin, hacer lo preciso para sobrevivir.

Me asombra la cuantía de individuos que simplemente transitan por la vida. No se puede decir que sean parte de ella, simplemente que están de paso. Es fundamental sobrevivir, obviamente. Pero la vida va más allá de la subsistencia: Debemos disfrutar cada día de nuestra vida, atesorar cada momento, aprovechar cada oportunidad. Es bueno no molestar a nadie, pero eso es hacer nada, y carece de cualquier beneficio. Tenemos que saber que estamos en este mundo por algo, y es más importante aprovechar la oportunidad en disfrutarlo que en obcecarnos en algo sin utilidad práctica, o lo que es peor, sencillamente sobrevivir. Ese es un mensaje o moraleja que podemos extraer del microrrelato con el cual he comenzado mi carta.

Me veo desolado al ver cuánta gente hay que no aporta nada al mundo. Los denominados «vagos» (normalmente autodenominados así), que no aprovechan su vida en hacer algo de relevancia. Advierto bastantes «ejemplares» de esta especie de Homo non sapiens, y debo decir que me llena de tristeza verlos (sobre)vivir en este mundo. Es fascinante, a la par que apesadumbrante, observar cómo no hacen nada. Generalmente, no hablan, pero tampoco les agrada escuchar; no leen cosas interesantes, ni les fascina aprender, pero sí un sofá y una televisión o videoconsola. Eso nunca es bueno si se ve como única forma de emplear el tiempo.

¡No queremos una sociedad así! Hay miles de personas que destacan, o deberían destacar, por sus méritos, sean reconocidos ante un grupo de personas mayor o menor. Hay fantásticos policías, médicos, militares, profesores, políticos, tenderos, directivos… Que ejercen su trabajo no sólo con esfuerzo, sino también con dedicación y empeño. Pero no sólo se puede aportar a la sociedad el granito de arena correspondiente a nivel profesional. Están también los padres y madres, los abuelos, los voluntarios de ONG y asociaciones…E incluso cualquier persona que aporte su opinión, conocimientos y experiencias en una conversación o debate, o cualquier ciudadano que todos los días se preocupa de ayudar a los demás, de hacer algo por ellos, o simplemente de sacar una sonrisa a alguien.
Como podemos observar, todos podemos aportar algo al mundo, ya que una actitud pasiva nos llevará a la perdición total, y una activa con la ética, la moral y los valores por delante, nos hará lograr todas las metas que nos propongamos tanto a niveles personales como de sociedad.

¡Ánimo a todos los vividores de provecho que emplean su vida en disfrutar, en hacer disfrutar a los demás y en aportar lo que pueden a nuestro pequeño mundo, lleno de grandes personas que son ellos, los triunfadores!

Juanjo García Amorós



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *