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mayo 2013

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LA FELICIDAD EN TÍ

Publicado por , Posteado enOpinión

Si fueramos conscientes de que muchas cosas que nos enseñan son falsas o no aportan nada a nuestra evolución como seres humanos, probablemente cambiaríamos y dejaríamos de preocuparnos por aprender tanta basura. Entenderíamos mejor las razones por las cuales la felicidad huye de nostros. Y mira que la perseguimos. Una felicidad que no se puede alcanzar perseguiendo metas que otros fijan para nosotros, sino que requiere volver la vista primero hacia uno mismo, hacia nuestro interior, donde están todas las respuestas.
Porque la cuestión básica no está en el conocimiento de las respuestas, sino en la formulación de las preguntas que necesitamos hacernos, en la confianza de que las respuestas, en el momento justo y tras hacer el trabajo correcto, van a llegar.

En un mundo como el actual obsesionado por el control, si queremos ser felices, debemos hacer limpieza de tantas y tantas cosas superfluas y aprender a rendirnos a la vida, y disfrutar de lo que esta nos ofrece en cada momento. Aceptarla como es y no como nos gustaría y saber adaptarnos a sus ritmos y ciclos cambiantes, con sus momentos de alegría y de dolor. Saber que nada es permanente, pues todo está en proceso continuo de cambio. Que todo tiene además un fin para nosotros, que es llevarnos a aprender ciertas lecciones inevitables para nuestro crecimiento.

No es cosa de empezar a cambiar nuestro comportamiento, nuestras adicciones, ni otros aspectos de la vida externa, sino que es cuestión de cambiar nuestra percepción de las cosas, nuestra visión, y tomar conciencia entonces de que la felicidad no es algo que está allá, en el futuro, ni en la consecución de determinadas metas, sino que es nuestra condición básica, intrínsecamente unida a la vivencia consciente del momento presente, en el aquí y ahora.

Esto no significa tampoco que debamos renunciar a ninguna meta, para nada, sino comprender que esas metas y esos cambios surgen y resultan eficaces solo cuando van unidos a la modificación de nuestra visión interna.

Despertar a esta nueva realidad, requiere un trabajo previo de sanación emocional, y volver la vista sobre los problemas no resueltos, muchas veces inconscientes (abrazar lo que se ha dado en llamar nuestro niño interno, nuestra emocionalidad herida en esos 7 primeros años tan importantes de nuestras vidas).
Requiere, por tanto, llevar a cabo un trabajo previo, introspectivo, que nos lleve a plantearnos las preguntas que debemos saber, confiando que el ser interior, que conoce y está libre de cualquier condicionamiento externo, nos suministre las respuestas y nos libere de las cargas que otros –y nuestra inevitable ignorancia infantil– colgaron sobre nuestras espaldas.

Unas cargas que son del «ego» (el personaje falso) y no del «ser» (el auténtico nosotros), que no persigue demostrar nada, ni impresionar a nadie.


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