Cartas al Director

Tu voz en la Red

domingo

13

septiembre 2015

0

COMMENTS

LA PACIENCIA TIENE NOMBRE. CARIÑO.

Publicado por , Posteado enOpinión

SEBASTIÁN-Y-CARIÑO(Del Libro «Siembra y Cosecha»)

Quise conocer de cerca la persona que daba de comer (con suma paciencia en la instantánea) a su perrilla “Cariño”. Este lo hacía en la esperanza de que no muriese.

Su cuidador relató la siguiente historia.

Años atrás cuando Zaragoza estaba de Fiesta y las Ferias eran emplazadas frente a la Facultad de Veterinaria.

Fui con mi familia al Recinto Ferial.

La suerte nos acompañó. A la mayor le gustaba que le sacaran boletos en las Tómbolas e íbamos cargados con una mini bicicleta, un oso panda enorme, una oveja y no recuerda el resto.

De vuelta al coche el mejor regalo lo encontramos atado a un contenedor municipal de basuras. Era una perrilla abandonada que por su estado había tenido cachorros.

No nos lo podíamos creer que en aquel estado; la hubieran abandonado.

A la mañana siguiente la llevamos al Veterinario y tras continuadas visitas Cariño se puso lozana.

Ha sido compañera de otras perras que la edad llevo. Viajera.  Cariñosa y pizpireta. Ahora…

Cariño; está enferma. Le arrancaron tres piezas dentales y tiene problemas para comer por eso le doy a trocitos el jamón o la mortadela ya que la comida que dicen exclusiva para ellos tampoco la quiere.

Ya no traga el pollo que desmenuzado casi hilo; le aproximo a la boca. Pues me temo que estando tan enferma si no come pronto se me irá.

La bajo al jardín y ahora ya no se sienta a mi lado; lo que pide es estar en su sillón. ¡Esto me aflige!

Son trece años los que lleva con nosotros y el día que falte (al igual que me pasó con otras compañeras) voy a tener un gran disgusto.

Solía enfadarse cuando era más joven con Sena. Perrilla geniuda a la que le plantaba cara.

LA PACIENCIA CIERTAMENTE TIENE NOMBRE.

UN CORREO ME NOTIFICA:

El día cinco de este mes de septiembre 2015 a la una del mediodía Cariño murió. Sus grandes ojos no dejaron de mirarme.  Sebastián

Carmen Amigó y Pérez-Mongay



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *