Cartas al Director

El PP, con buen criterio, parece haber renunciado al virtual palacio de congresos, cuyo proyecto megalómano inició sin dinero el «socialista obrero» Mellado, y continuó posteriormente la «comunista» Rosa Aguilar.
La maqueta del ya fallecido palacio, que ahora terminará en la basura, nos costó a los cordobeses más de 1.500 millones de pesetas.
Al parecer, el PP ha decidido poner en funcionamiento el pabellón Cajasur, antes denominado pabellón Miguel Castillejo.
Hagamos un poco de memoria sobre el mismo.
Ese pabellón lo mandó construir dicho cura presidente de Cajasur, para dejar en Córdoba una obra faraónica que llevara su nombre, y para recibir él una multitud de homenajes impuestos por él mismo, con el poder omnipotente del dinero y el empleo, que él sólo manejó en Cajasur, por obra y gracia de la casta política. Para que los muchos aplausos que iba a recibir le sonaran mejor, se trajo al técnico que diseñó la acústica del Teatro de la Maestranza de Sevilla.
En ocasiones anteriores, en función de la sonoridad del aplauso que le daban los empleados obligados a asistir a todos sus actos, daba una paga, o no.
Vamos, que Dios a su lado, un simple monaguillo. Ese pabellón Miguel Castillejo que, según proyecto, debería soportar 1.500 kilos por metro cuadrado y que sólo soporta 500 kilos por metro cuadrado, costó a Cajasur más de 6.000 millones de pesetas del año 2004 (1.000 millones más que el Museo Guggenheim de Bilbao) y tan sólo 5 años después, se tasó en 1.500 millones de pesetas.
Actualmente se encuentra en estado ruinoso y con el techo hundido.
Así, lo raro no es que Cajasur quebrara, sino que durara tanto.
Lo sangrante es que los causantes de esa presunta quiebra fraudulenta permanecen impunes en sus retiros dorados, mientras que el pato lo han pagado con saña los que menos culpa tenían.
Todo muy cordobés.
Rafael Bueno.
Córdoba

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