Reflexiones post-electorales
Publicado por Gerardo Hdez Zorroza, Posteado enOpinión
No veo yo ni líderes con peso entre los electos de la política actual, ni tampoco repúblicas salvadoras en el horizonte. El 15-M, no necesita además de más ideologías, ya sean estas de dcha, centro o izda, ni tan siquiera de líderes salvadores, sino de método y organización; de señalar y abordar la situación desde una red ciudadana verdaderamente consciente, solidaria y decidida. Y examinar las prioridades urgentes, empezando a continuación a hablar sobre los problemas-raíz causantes de nuestros desajustes. Lo demás, creo, van a ser brindis al sol.
Tanto bombo mediático inicial, tanta polémica sobre Podemos (es sabido, por los que conocen cómo funcionan las cosas, que aquello contra lo que uno lucha, se refuerza)… a mi me huele raro, muy raro.
Como propuesta, considero debemos dar pasos hacia una red ciudadana consciente, a la que el poder y sus elementos de propaganda, por cierto, temen más que gato escaldado al agua.
La consciencia, para empezar, se favorece –aquí no habrá dudas, supongo–, mediante la educación en auténtica libertad. Que implica responsabilidad, claro. Pero responsabilidad, que nadie se lleve a engaño, tampoco es aceptar la carga impuesta sobre nuestras espaldas, no, sino que significa responder con habilidad. Esta respuesta hábil exige de cada uno de nosotros reflexión, poder saber lo que pensamos o sentimos y que, precisamente, es lo que esta sociedad nuestra, hiperocupada –empezáis a entender la razón de ello–, no favorece. Lo común, prácticamente único, es irse a lo anecdótico, lo superficial, y reaccionar primariamente ante la carnaza que vierten los medios de comunicación.
Tenemos que aprender, por tanto, a responder a los retos que se nos presentan no con más de lo mismo, sino con auténtica sabiduría. Y esta tiene varios componentes. Además del conocimiento elemental básico, es generosidad, honestidad, trasparencia… Y se afianza sobre la conciencia de abundancia, no de escasez, como nos han programado para que compitamos.
No podemos seguir, por ello, siendo «pardillos», ni engañarnos, ni ceder ni un ápice a la manipulación y las mentiras orquestadas.
