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viernes

6

diciembre 2013

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Carta a Jesús en Navidad

Publicado por , Posteado enIglesia Católica


Querido Jesús: Con todo cariño, quiero -en estos días de diciembre-  dedicarte unas palabras llenas de calor humano y de fuego en el alma, y quiero hacerlo a viva voz, sin miedo, con atrevimiento y con fuerza, para que sean útiles  a los demás y puedan ayudar, a unos y a otros, a que se encuentren contigo en esta Navidad que se aproxima. En muchas ocasiones la Navidad se entiende y se vive mal; muchas fiestas, mucha comida, mucha bebida, mucha algarabía, pero poca disposición para conocerte y amarte. De esta manera egoísta hemos diseñado, durante muchos años, tu Navidad, con gastos, comidas y bebidas exageradas y fiestas y mucho atolondramiento … y nosotros osados insistimos  en que es tú Navidad; además de egoístas, cínicos, porque nos hemos olvidado de lo fundamental; como por ejemplo,  y esto es muy importante: de la pobreza de Belén, y de la pobreza de este mundo nuestro, que sufre: el hambre, el paro, la incultura, la falta de valores, la falta de fe, las guerras, la violencia, la injusticia, la insolidaridad, el aborto … Y nosotros mientras: o permanecemos indiferentes o nos desentendemos, y esa es, con clara evidencia, nuestra aterradora desgracia ¿o no es aterrador permanecer indiferente ante un panorama tan desolador y tan triste como estamos viviendo? Un panorama ante el que se pueden hacer muchas cosas y nos conformamos con no hacer nada, ¡si acaso, la crítica! para justificar nuestra acomodada actitud egoísta. Señor Jesús sácanos de nuestra poltronería, de ese ir -un día- y otro a lo nuestro sin pensar en las necesidades de los demás, sin pensar en el sufrimiento ajeno, sin pensar en la dureza de la vida de otras personas. Siempre a lo nuestro y encima, en ocasiones, a los que no tienen le quitamos hasta lo poco que tienen o lo humillamos o lo despreciamos o lo hundimos aún más que están, así somos Señor y así vivimos ajenos a los problemas del mundo. Nos preocupamos sólo de aumentar nuestro tesoro material, olvidándonos de nuestro destino eterno, olvidándonos del cielo, al cual llegaremos, por este camino y si seguimos así, con las manos vacías y con el corazón frío y el alma triste y sin nada; llegaremos desorientados y sin el amparo de nuestras buenas obras; obras que por nuestra terquedad hemos dejado de hacer. Triste, verdad; pues así será nuestra Navidad si seguimos por este camino, yo espero que empecemos a despertar y sintamos en el oído el susurro de Tu llamada, y de esta manera rectifiquemos y hagamos de nuestra vida una vocación hacia el servicio. Jesús ayúdanos a entender que hay muchos que necesitan de nosotros y empújanos para que estemos dispuestos. Y para finalizar, en esta Navidad, ayúdanos también a entender que es necesaria la oración, que es necesario ese manantial de gracia de tus  sacramentos, que es necesario el sacrificio y la penitencia para poder ahondar en los misterios de Dios; a fin de cuentas, ayúdanos a entender, que es necesario vivir muy, muy cerca de Ti, para –de esta manera- poder conocerte y amarte y amándote aprendamos a amar a todas las criaturas.


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jueves

5

diciembre 2013

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Señor Jesús como te has atrevido

Publicado por , Posteado enartículo personal, Iglesia Católica

Jesús ya te atreviste a nacer en un pesebre, en un lugar frío en una noche de invierno, con tus queridos padres y la sola compañía de animales; y naciste, en cierta manera, despreciado y humillado por los habitantes de aquel lugar; poco después soportaste la terrible prueba del rey Herodes, un indecente canalla, que al no encontrarte, mató, tristemente, a aquellos inocentes niños; ellos fueron los primeros mártires de la cristiandad y en el cielo estarán ocupando un lugar de privilegio. Te atreviste con tantas incomprensiones, malentendidos y sacrificios a lo largo de tu vida que sería difícil de enumerar y describir; y muy especialmente te atreviste a sufrir en aquellos momentos terribles de tu pasión, aquello fue un atrevimiento inusual: Dios que sufre y sufre, dejando en el hombre, en el ser humano toda la libertad para que se ocupará en destruirte; Señor no sé cómo fuiste capaz de dejar tu Vida, tu Cuerpo: Santo e Inmaculado, en manos de indeseables malhechores. Y aquella Cruz, Señor, como pudiste permitir  esa crueldad y tanta desventura, como permitiste que la sentencia de muerte la realizarán y ejecutarán esos personajes faltos de humanidad y llenos de odio y maldad. Pero el culmen de ese atrevimiento, el anonadamiento más radical, la gran “travesura” del amor, lo más increíble, lo más  ininteligible, fue que te quedarás como un enamorado total en la Eucaristía. ¿Señor como tu amor ha sido tan fuerte? ¿Cómo has podido quedarte de esa manera tan vulnerable? No eres consciente de que allí, en el Sagrario, cualquiera puede profanar tu morada y traicionarte y escupirte y destruirte y manipularte y quedarse contigo para cometer cualquier atrocidad a su antojo. No eras consciente de que allí estarías totalmente indefenso sin protección cerca de tantas vicisitudes tremendas como suceden en este mundo y ocasionadas por la maldad  o por la torpeza del ser humano. Cuántas millones de personas habrán pasado a tu lado  absolutamente ignorantes de tu existencia y Tú por amor no tomas en cuenta el desaire y quieres seguir ahí por sí alguien llega con cariño ¡Señor, no podemos entender la grandeza de tu amor¡ Tu amor es más grande que nuestra capacidad de entender, es más grande infinitamente que el amor nuestro. ¡Señor perdónanos! ni entendemos, ni amamos, ni respetamos, sólo en algunos casos hay un poco de buena voluntad, lo demás lo tienes que poner Tú, sobreabundantemente, para que al menos podamos entender algo de tu maravillosa existencia: somos torpes, muy, muy torpes quizás apabullados por el continuó apego a nuestros pecados. La Eucaristía es Dios que se ha querido quedar dándolo todo pero sin pedir nada ¡allí esta Él! Un Dios que en muchas, ocasiones, allí, pasa desapercibido: nadie lo mira, nadie lo ve, nadie cae en la cuenta de su presencia; en muchas iglesias el Sr. Jesús pasa las horas sólo, sin compañía, ni oraciones, ni nadie que eche cuentas de su inmaculada presencia.Tú y yo al menos podemos: acompañarle, rezarle, desagraviarle y amarle. Vivir junto al Amor podría ser nuestra mejor dicha. Por favor  no te olvides de que Dios sigue en el Sagrario: cada día y en cada momento, sigue por ti y por mí y por aquel otro y por todos. Sigue con un objetivo: amar, amar y amar: ¡no lo dudes, todo por amor!