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marzo 2015

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Transantiago

Publicado por , Posteado enOpinión

El Transantiago y el eterno problema de la movilización colectiva

La implementación del Transantiago como solución para los problemas del desplazamiento dentro de la ciudad de Santiago mediante un sistema de movilización colectiva efectivo y dinámico fue un verdadero fiasco. Lo único que se logró fue la renovación del parque de buses, que de un color amarillo pasó a los colores actuales para los buses troncales y alimentadores, modificando empero todos los recorridos en forma sustancial y produciendo una enorme confusión en los usuarios, que fueron obligados a acostumbrarse a estas nuevas rutas.

Sin embargo, el verdadero problema no fue solucionado y se sumaron nuevos problemas, que no existían antes; en efecto, no se educó a los choferes y todos sus vicios se conservaron, además, ahora la evasión se disparó a raíz del sistema de pago elegido, quitándole al chofer la participación en la cantidad de pasajeros transportados.

El verdadero y real problema de la movilización colectiva es que nadie puede planificar su viaje por carecer de horarios establecidos: no puedo saber de antemano el momento preciso en que vendrá mi bus. Se han implementado sistemas con GPS, que indican la ubicación exacta del bus en un momento determinado, pero que no sirve de nada, porque no se puede planificar en base a algo que varía todos los días (¿de qué me sirve saber hoy dónde se encuentra el bus si no sé si mañana llegará a la misma hora?); a veces la gente debe esperar más de media hora la llegada de su bus, para que luego aparezcan dos o tres buses del mismo recorrido, que van compitiendo por llegar antes a su destino.

El único sistema infalible, que no necesita GPS ni controladores electrónicos sofisticados, es el horario establecido con una planilla para el chofer indicando la hora exacta de todas sus paradas, así como se hace en Europa ¿por qué no se imitan los aciertos de los países desarrollados? Si yo sé que mi bus llega a las 18:55 al paradero y a las 19:38 a mi destino, puedo planificar todo a partir de ese conocimiento; si hay atochamientos en la ruta, entonces debe acelerarse la marcha donde se pueda para recuperar el tiempo perdido; si está despejada la calle se debe circular a una velocidad moderada para no adelantarse al horario establecido. Es preciso que en todas las paradas exista un tablero visible y legible con los horarios de todos los recorridos que deben pasar por ahí, con la clara indicación del último bus de la noche. Para lograr esto debe crearse una conciencia de puntualidad y orden para terminar con las carreras desenfrenadas y vertiginosas con aceleradas y frenazos bruscos y peligrosos, adelantando una, dos o tres máquinas anteriores (¿cuál es el afán de echar carrera y llegar primero que el bus anterior?), respetar los horarios establecidos para cada parada, detenerse en cada una de las paradas, aunque no haya pasajeros esperando y partir en el momento que le corresponda, prohibir el adelantamiento del bus anterior, ya que éste también debe cumplir su horario respectivo, respetando también las paradas establecidas. Es muy simple: cada parada tiene su hora.

Además, el sistema de cobro elegido es el peor para nuestra idiosincrasia (el chileno se jacta de ser “pillo”, de ser “vivo”, burlando los controles y echándose al bolsillo el sistema establecido): Sin el control del chofer –que no le importa cuántos pasajeros pagan su pasaje, porque ya no recibe comisión por boleto cortado– es muy sencillo subirse sin pagar y, de hecho, se registra alrededor de un 25% de pasajeros que no pagan su pasaje, haciendo el sistema muy poco rentable y una burla para aquellos que, a conciencia, pagan su pasaje. Además, se obliga a los usuarios a comprar una tarjeta plástica que se carga con anticipación; los turistas, los provincianos y todos aquellos que quieren movilizarse una sola vez, se ven forzados a comprar una tarjeta que les servirá una o dos veces ¿y después, se puede vender la tarjeta? (porque el plástico cuesta dinero) ¿Por qué no existe un sistema de torniquete, como en el metro, con sensor de tarjeta y admisión de boletos individuales que sirven para un solo viaje? (éstos podrían adquirirse hasta en los kioscos de diarios). Además, la subida con su torniquete o más de un torniquete debería estar ubicada en la puerta trasera del bus y la bajada por la puerta delantera para que el chofer pueda ver hasta el último pasajero que desciende. Al final del período de los microbuses amarillos se había iniciado la colocación de torniquetes, sin embargo, al implementarse el Transantiago no se continuó con esta práctica tan útil; desconozco la razón por la cual se desechó este sistema, ya que con esta barrera también se obstaculizaría algo más la evasión y disminuirían los “colados”.

Si el chofer recibiera una remuneración de acuerdo a una combinación de incentivos sobre su sueldo base, como cantidad de pasajeros transportados, regularidad y puntualidad en el trayecto, número de vueltas realizadas cumpliendo con todas las condiciones anteriores y compensación por horarios de menor afluencia, el servicio mejoraría considerablemente y la evasión se podría mantener su rentabilidad en niveles razonables comparados a los de las micros amarillas.

                                                              Sergio Hochstetter C.


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