Cartas al Director

Tu voz en la Red

Sanidad Archive

viernes

10

octubre 2014

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Las teorías conspirativas del Consejero de Sanidad

Publicado por , Posteado enSanidad, Comunidad de Madrid, Comunidad Autónoma, PP, Hospitales, Queja, Política, Salud, Opinión

El señor Javier Rodríguez comenzó la retahíla de disparates apuntando a que la auxiliar de enfermería infectada con Ébola había mentido. Inmediatamente algunos personajes como Alfonso Merlos y demás esperpentos de las “TV party” se apresuraban a pedir explicaciones de semejante aberración a la enferma, acusándola indirectamente de terrorismo, y constituyendo en este sentido lo que es un esbozo de otra teoría de la conspiración con la que algunos justifican sus meteduras de pata.
Los siguientes argumentos, con los que pretendió liberar de toda responsabilidad al Gobierno de esta crisis, los ha esgrimido contra la ineptitud de los profesionales sanitarios puesto que “no hace falta un máster para explicar cómo ponerse o quitarse un traje”. La irresponsabilidad del personal sanitario, a su juicio, no se limita a la contagiada, ya que al ser interpelado por el hecho de que el traje de protección le quedaba corto a Juan Manuel Parra, el doctor que la atendió en urgencias, nuestro Consejero dijo que éste doctor era muy alto y los trajes de protección eran como eran. No sabemos qué se supone que debía haber hecho el médico de urgencias si dejar de atenderla o aceptar humilde y estoicamente que va a ser contagiado de una enfermedad mortal por culpa de sus peculiaridades físicas y metabólicas.
Y si pretendía tranquilizar a la población no se le ocurre otra cosa que decir que lo que realmente le preocupa es que los medios de comunicación pongan los micrófonos en la boca a una persona que ha estado en contacto con un caso de ébola. Mi pregunta es: señor Rodríguez si esto es preocupante por qué usted, como máxima autoridad sanitaria de la Comunidad de Madrid, no ha puesto los medios de prevención necesarios y deja que este posible contagiado se vaya tranquilamente a su casa? ¿O lo que le preocupa es que los medios difundan la verdad?
Ante tanto disparate extraigo irremediablemente la conclusión de que si continúa en su puesto y no ha sido cesado de manera fulminante es porque su actuación está abalada por sus superiores; es más quizás haya recibido instrucciones concretas para difundir, en este caso, una nueva teoría de la conspiración.
R. Cortés (Informático).

jueves

9

octubre 2014

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Ébola: las explicaciones del PP

Publicado por , Posteado enSanidad Privada, PP, Queja, Salud

Las explicaciones que suele dar el PP ante los casos que por la gravedad de éstos así se exige demuestran la estima y el concepto que los gobernantes tienen de su pueblo. A la mente me viene la indemnización en diferido de la sra. Cospedal, los salarios que no bajaban sino que crecían moderadamente del señor Montoro o las ruedas de prensa del señor Rajoy ofrecidas a través de un plasma y sin turno de preguntas. En el caso del contagio por Ébola no se trata de contentar al pueblo sino de ofrecer unas explicaciones que exige la misma Unión Europea arropada por la mezcla de incredulidad y asombro de toda la comunidad científica, y de ellas depende (como se ha visto en los últimos comportamientos bursátiles) el crédito de la marca España que tanto dicen defender. Sólo espero que en este caso no desvíen nuestra atención con las teorías de la conspiración, las cazas de brujas y persecuciones políticas, la excusa del oportunismo populista de nuevos partidos, y con nuevas ocurrencias y esperpénticas letanías a las que, ya, empezamos a estar acostumbrados. Por favor, sobre todo, sean convincentes, modestos, sin el “y tú más”, dejando de lado la táctica de defenderse atacando y asumiendo, de una vez por todas, las responsabilidades políticas que el pueblo entiende que les corresponde.
R. Cortés (Informático).

lunes

7

octubre 2013

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MENSAJES DE IMPOTENCIA Y BRINDIS AL SOL

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Todos los días, sin falla, recibimos mensajes negativos que, lejos de hacernos creer en nuestras capacidades, intentan alejarnos de ellas y hacernos sentir dependientes de nuestros gobernantes y de esa pequeña realidad que creemos es nuestra vida.
Hablo de pequeña realidad, sí, sin ningún reparo ni vergüenza al hacerlo. Es más, digo también que la otra realidad, la Realidad con mayúsculas, está oculta por el activismo social estéril y el «ruido» de nuestras vidas corrientes, y que, debido a ello, no podemos vislumbrarla.
Y digo más, los que nos gobiernan –y no hablo de los que figuran, sino de los que deciden–, no están interesados, en absoluto, en que esto se pueda dar, en que nuestro despertar suceda, pues para ellos supondría el fin de lo que entienden como su «Gran Negocio».
Casi todo lo hemos convertido o queremos convertir, si no lo está, en negocio. La banca, la actividad empresarial, la «Sanidad», la «Enseñanza» y, claro, a estas alturas «nos empieza a preocupar» que, con estos mimbres, la gente se deprima.
Ayer mismo leía en el diario El Correo que Osakidetza prepara un plan de choque contra la depresión, que debido a esta crisis está aumentando y satura los Ambulatorios. Calculan que alrededor del 10% de la población está deprimida.
Pero no se piensen que señalan los tiros a corregir las causas reales de la misma, tomando al toro por los cuernos, ¡no por Dios!, pues lo que pretenden es dedicar 300 de sus trabajadores, entre médic@s y personal de enfermería para que, mediante un cuestionario previo, separen las «depresiones leves» –que serán tratadas mediante técnicas psicológicas– de las otras, las moderadas o graves que dependerán ya directamente de la Industria Fármaco-Química y sus manejos.
Lo que quizá parezca una intervención «oportuna» a más de un@, desde mi punto de vista, no es más que otra forma de marear la perdiz y complicar probablemente la actividad de los profesionales sanitarios –y estoy hablando como médico de Primaria–, a los que se pretende guiar desde las «altas esferas» continuamente en el cómo y en qué facetas deben desarrollar su actividad, como si los pacientes fueran meros componentes mecánicos, y la intervención médico-sanitaria tuviera que ser programada por los cuidadores de «La Máquina».
Mientras tanto, y paradógicamente con la intervención propuesta, en las zonas de mayor demanda asistencial –donde más se está notando la crisis– las consultas de Primaria siguen y seguirán sobrecargadas, y cada día más, es previsible, de pacientes urgentes o indemorables reclamando remedios rápidos. Eso sí, debidamente etiquetados y re-conducidos, «en positivo», para que, a pesar de no conseguir trabajo, verse sin dinero y otros asuntos «menores», se sientan bien atendidos por el Sistema.


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martes

1

octubre 2013

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Entre un hospital público o privado su majestad escoja

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A ver, ¿Que ocurre en este pais? ¿La gente es realmente tan imbécil? ¿A estas alturas de la vida nos ponemos a discutir que si el rey tiene que ir a un hospital privado o público, que si listas de espera,que si es un ciudadano normal, que si tiene privilegios….? El rey es el rey, no es un ciudadano normal,asi de simple. Cuando Yo iba a parvularios ya lo entendia,claro que en «aquellos tiempos» era un tal Franco y ahora pues tenemos a Éste,y mañana tendremos a otro,no ha cambiado ni cambiará nada. Claro que la culpa de todo la tienen los miles de risaflojas y lameculos de periodistas, politicos, funcionarios,empresarios,artistas,etc…que os han querido vender todo lo contrario: Que el rey es un tipo normal.»He hablado con el Rey y era un tipo normal» ¿Y que esperabas atontao? Si el principito se casa con quien,al igual que sus  hermanas, le sale del bolo, todo el mundo feliz y aplaudiendo como focas: ¿Te has fijado lo normales que son?. Que si el rey cuenta un chiste: Tiene sentido del humor como un tipo normal. Que si saca su mal genio: estará molesto,como un tipo normal. Si el rey pide perdon por irse a cazar un elefante: Pues,como Tú y como Yo, ¿O es que a ti nunca te han sorprendido serrandole los piños a un paquidermo? lo dicho, un tipo normal. Que no solo tiene privilegios el rey, sobrevivimos en un cortijo lleno de miles de señoritos (Los de izquierdas tambien, majetes) que viven de lujo a nuestra costa y a los que nunca veras en ninguna cola ni a sus hijos pisar algo público. Que no quiero un tipo normal como Rey ¡cojones! que para eso me lo ahorro ,ya tengo a mi vecino. Ya en la antigua Roma encargaban a un esclavo  repetirle al césar : «Recuerda que solo eres un hombre» No hacia falta añadir «normal » Los romanos  no eran tan idiotas sabian muy bien que clase de hombre era el puñetero César.


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lunes

30

septiembre 2013

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Protesta

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Ayer me pasó algo. Se celebraba en el Palacio de Congresos de Salamanca la entrega de premios CECALE a los empresarios más destacados de Castilla y León. Presidían el acto el alcalde de Salamanca y el Presidente de la Junta de CyL, ambos del PP. Allá donde vayan, debería haber alguien que les dijese que no lo están haciendo bien, que estamos hartos. Y allí fuimos. Héctor y yo. Con un cartel hecho en el último momento. Llegamos a la puerta y nos pusimos donde había gente, sólo invitados. Llegaron las personalidades. Salieron del coche. Héctor levantó el cartel y gritó: Reforma laboral para la patronal. Varias veces. Con voz potente. Todos nos miraban. Unos con extrañeza, otros con lástima, otros con una especie de miedo. Se acercó una policía. Le preguntó a Héctor su nombre y le pidió el DNI. La gente entraba en el salón donde se celebrarían los premios, donde comerían a expensas del dinero que dicen que no hay para lo fundamental, y se beberían nuestro futuro. Y nosotros allí fuera, rodeados de policías, como si fuésemos unos delincuentes. Solos.

La mayoría silenciosa seguía con su vida cotidiana, unos rezando, otros dando gracias por las migajas, otros esperando a que todo pase, espectadores de su propia vida. La policía le preguntó a Héctor: ¿pero… por qué protestas? Héctor dijo: por todo… por unas condiciones laborales dignas, porque están destrozando la sanidad pública, por una educación de calidad para todos, porque mientras hablan de austeridad se les llenan los bolsillos con sobres, porque la política del recorte está demostrado que no funciona para levantar un país pero sí es la manera de perpetuar la riqueza y el poder de unos pocos. ¿Y te parece el lugar adecuado?- continuó ella. ¿Sino dónde?- pregunté yo, de verdad esperando una respuesta.

Me empecé a encontrar mal. Intentaba procesar demasiada información mal escondida, demasiados recuerdos, que salían a borbotones, como si aquella situación hubiese pulsado algún tipo de detonador. Mientras, oía a Héctor que les decía: ella tiene una carrera, un posgrado donde ganó el premio extraordinario, dos másteres, tres idiomas y no encuentra trabajo. Yo soy investigador postdoctoral y seguramente tengamos que volver a emigrar. Y yo pensaba en mis padres, que han trabajado toda la vida para darnos a sus cinco hijos la mejor educación, sin mirar cuánto, mirando sólo de todo lo que podían prescindir ellos mismos. Pensaba… en realidad no pensaba, sólo miraba… cómo pasaban delante de mí cientos de imágenes: gente que sobrevive o, en el mejor de los casos, vive, con la incertidumbre de qué pasará mañana mientras paga una situación económica que no ha creado, gente muy formada forzada a elegir entre sus seres queridos o ganarse la vida en otro país muy lejos de ellos, gente que ha visto cómo cuatro gerifaltes les han robado delante de sus narices todos los ahorros de una vida honrada y sencilla, gente con una enfermedad crónica que no puede pagarse el tratamiento, gente que pide una limosna en la calle que hasta ayer les parecía algo que nunca les pasaría, cada día más. Y vi a Merkel, a Rajoy, a Cospedal, a Rato… frotándose las manos, eludiendo su responsabilidad en el sufrimiento de toda esa gente, disfrazando su total falta de empatía con mentiras y sobre todo, inculcando miedo, abanderando una idea de justicia completamente contraria a la realidad: cada uno tiene lo que se merece. Porque ellos se merecen esos sueldos, esa vida. Los demás somos unos patanes, borregos que necesitamos de su clarividencia, de su guía. Y como no valemos nada, no contamos. No contamos más que en la medida en que pueden y deben desangrarnos.

Me giré y empecé a llorar, de frustración, de impotencia. ¿Por qué no había más gente protestando? ¿Por qué se premia a los responsables de esta situación y se castiga a los inocentes? ¿Por qué se recorta en el sistema sanitario y educativo público con el argumento de que no es sostenible y se favorece la gestión privada, acaso altruista? ¿Por qué el Rey, persona que no se ha ganado su posición, si tiene que operarse trae a un equipo de EE.UU y todo se soluciona en unas pocas horas y Héctor para una consulta con el oftalmólogo tiene que esperar año y medio? ¿Por qué se reducen al límite de lo humano las condiciones laborales con la tesis de que no se puede hacer otra cosa cuando lo que quieren decir es que no se puede hacer otra cosa para poder mantener y aumentar la diferencia de clases? ¿Por qué no existe una ley de transparencia real donde se publique, por ejemplo, quién se queda el dinero para que en España cueste tres veces más un kilómetro de autovía que en Alemania? ¿Por qué no cotizan en España las grandes fortunas, impuestos superiores a todo el gasto recortado y se ahoga a los que tienen menos? ¿Por qué tiene que venir una jueza Argentina a hacer justicia y se persigue a quien lo intenta aquí? ¿Por qué se indulta a torturadores y kamikazes y ayer vi una petición de Change.org para que simplemente permitan volver de una vez a España a una mujer que viéndose desahuciada, aceptó un encargo puntual de contrabando de drogas, ya ha cumplido seis años en una prisión de Bolivia y está enferma terminal de cáncer? ¿Por qué permitimos todo esto?

¿Por qué lloras?- me preguntó un policía…

Hay un dibujo de un pez negro grande que se come a cientos pequeños. Debajo, los pequeños se unen formando un pez más grande todavía y se comen al negro. Es la única manera. Sólo si todos los pequeños nos juntamos. Es posible. Lo ha sido otras veces. Esta metáfora ha estado siempre detrás de los grandes cambios impulsados por la sociedad, no lo dudes. Pero si no luchamos por nuestros derechos, por lo que es simplemente justo, entonces sí tendremos lo que nos merecemos y les estaremos permitiendo que se rían de nosotros, que nos consideren nada, porque nada seremos. Nada. Nadie. Sin opinión propia no somos nadie. Autómatas descerebrados a su servicio, sin dignidad.

Busqué arrepentimiento y vergüenza por mis lágrimas. No los encontré. Ayer me pasó algo.



jueves

23

mayo 2013

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APLICAR EL VIEJO SENTIDO COMÚN EN SANIDAD.

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La gente me ve como un tío pesado, negativo, quejica, con explosiones de mal caracter y les entiendo, pues así me comporto muy a menudo. La mala leche de no tener el tiempo necesario que entiendo requiere mi profesión de médico, el afán de control de Osakidetza, pero que podría ser cualquier otra institución del momento, la falta de orden en las citaciones de un Ambulatorio grande, como en el que trabajo, donde además de obligar a los administrativos a lidiar con las demandas de los pacientes, muchas veces sentidas como urgentes, deben enfrentarse también a cambios de agenda por imperativos varios.
En éstas estoy, a mi entender dejado de la mano de Dios, y alejado de poder realizar (desde mi óptica) una buena praxis médica. El ordenador, lo saben, nos lleva tiempo, la enfermería y la medicina trabajan ahora en paralelo, más que en equipo, obligados todos a cumplir según el guión que mandan los expertos, que juegan a sabios y pretenden arreglar las cosas super-organizando, sin de verdad arreglar (por lo menos en mi caso) la falta de tiempo y espacio material que, a menudo, me/nos obliga a dejar las cosas a medias y tener que andar corriendo, incluso con sentidas ganas para ir despacio.
Anteayer nos presentaron el Nuevo Proyecto Estratégico de nuestra Área Sanitaria, donde se introducen figuras nuevas (enfermera que atiende dudas por teléfono) y distintas mejoras, como la tele-dermatología que, la verdad, me encantaron. Pero, y aquí entra a escena mi pertinaz negatividad, creo que inciden en el mismo fallo que yo me empeño en criticar, en el dirigismo y la falta de confianza en los profesioanles para que ellos se unan y decidan la mejor forma de llevar adelante su trabajo, en equipo.
La verdad es que, aunque me queda muchísimo, creo he madurado bastante durante mis casi 34 años de profesión (¡horror, debía ser un troll!), y creo diagnosticar acertadamente un mal raíz de este Sistema mastodóntico y agresivo de Salud: la creciente separación de los profesionales y la dependencia externa. Un Sistema basado, por otra parte, no tanto en la promoción de la salud, sino básicamente en la destrucción de la enfermedad y en el Control externo, y no como sugieren los nuevos paradigmas, en la colaboración en red.
El organismo es muy sabio y tiene capacidad, si no se le agrede de continuo desde la esfera psico-socio-laboral, como sucede, de poder sanarse. Pero, en esta prisa que nos ha entrado a todos, la Gestión Sanitaria del momento considera que servir a las exigencias de esa prisa (facilitar la urgencia del cliente), «cortar por lo sano» y seguir mamporreando la enfermedad a medicamentazo limpio, son las líneas estratéjicas en que debemos seguir incidiendo. Y «que pase el siguiente».
Desde estas líneas, invito a nuestros gestores y a la sociedad en general a un cambio radical de paradigmas. En vez del afán de Control y seguidismo de «los expertos», por qué no trabajar en una línea distinta. Primero de sanación social y, segundo, de aprovechamiento de la inteligencia de los profesionales que funcionan separados.
Y todo ello para poder recuperar la Salud perdida, dejando de correr y tomar tantas drogas. Para poder vivir y disfrutar de la vida como de verdad se merece.



viernes

12

abril 2013

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NUESTRA RESPONSABILIDAD EN MATERIA SOCIO-SANITARIA

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El 10 de Junio de 2011 escribía lo siguiente:

Quiero llamar la atención de lo que, para mí, es un error de enfoque de la Gestión Sanitaria, que está conduciendo además a la desmotivación del personal.

Quisiera hacer, para empezar, un símil con la forma de llevar una familia, donde el sabio funcionamiento paterno persigue la autogestión filial responsable, y contraponerlo con las fórmulas y formas en que está derivado la asistencia sanitaria, con cada vez mayor dirigismo e intento de control de los procesos asistenciales (al parecer simples y registrables, como quien hace y apunta tornillos), olvidándose del profesional, especialmente de los buenos profesionales, diría yo.

Este dirigismo, nos lleva a tener que complacer las exigencias, cada día mayores en nuestro trabajo, con más parafernalia, pero con menos recursos humanos. Con cada día menos tiempo.

Debido a todo ello, observo, o me parece observar: 1ª Que un sector de profesionales, en un intento de salvarse de la ola que amenaza con ahogarnos, se dedican a “despejar balones desde el área”. 2º: Que parece se ha olvidado que la labor nuestra no equivale solo a atender a un conjunto de problemas físicos, en un grupo de pacientes –parece ser para el Control gestor– emocionalmente homogéneos.

Preocúpense, señores gestores, en vez de complicarlo todo y engordar sus egos políticos, en aterrizar de una vez por todas en la realidad de las cosas, simplificar la labor asistencial y conceder tiempo a los profesionales, mediante la contratación de refuerzos necesarios. En vez de dejar a los profesionales de la Salud a los pies de los caballos, busquen la forma de dignificarlos, alimentar su autoestima y dejarlos trabajar en buenas condiciones.

Hasta ahí escribía ayer. Sigo hoy, 11-4-13, reivindicándome en lo que dije, añadiendo además la necesidad que hoy, más claramente que ayer, veo de autogestión social de la Sanidad. Debido no solo a la escasez de medios materiales y humanos para paliar la demanda creciente de servicios, sino a la necesiadd que tenemos (no todos, por supuesto, pero si mucha gente que abusa los servicios sanitarios además habitualmente) de comprender que la salud es, primeramente, responsabilidad del individuo, no del médico o personal sanitario que, salvo en los casos donde se precisa una intervención directa, es, o debe ser, meramente un asesor especilizado en Salud.

Por otro lado, cada vez vemos más gente mayor, algunos con trastornos mentales u otros problemas crónicos e incapacitantes, que no pueden ser atendidos por la red estatal establecida. Por eso, entiendo, debiéramos promover un amplio debate sobre la causa y responsabilidad socio-laboral del incremento de patologías, así como sobre la “falta de tiempo”, la avaricia como motor del progreso y la progresiva alienación de nuestros mayores en todo este desbarajuste.

Simplificación de la vida y del trabajo, reducción del consumo y búsqueda de la verdad son los pilares básicos en que sutentar la nueva sociedad, dejando morir al mismo tiempo a la vieja, con sus políticos y cargos acomodaticios que, lejos de promover el despertar de esta pesadilla, siguen enrocados en sus posiciones y en defender al Estado y al Poder Económico Vigente. Ese que se sirve a sí mismo y para el que los demás somos meras comparsas en su incesante avaricia expansiva.



jueves

11

abril 2013

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DESCALABRO SOCIAL Y CAMBIO

Publicado por , Posteado enOpinión

Voy a intentar ser esquemático y práctico, para trasladar al papel los pasos que, desde mi óptica, debiéramos ir dando para mejorar en Salud, autogestión de la misma y en la prestación de servicios sanitarios. Quisiera empezar diciendo que la falta de salud y el miedo están íntimamente unidos. Nos han vendido (y muchos se lo han creído) el espejismo de una seguridad basada en el confort y en la suficiencia de la prestación de Servicios Sanitarios por parte del Estado, en una sociedad que ha crecido dis- armónicamente en torno a la «sana» idea del lucro personal y la competitividad.

El mensaje de que debemos competir y pelearnos entre nosotros para «crecer», aunque suerficial y tonto, ha calado. Además, compruebo todos los días, muchos se han relajado y pensado que la salud era cosa especialmente de los profesionales, a los que se demanda cada día más pruebas (los vecinos, internet y la premura de tiempo tienen mucha culpa de ello)
Estas pruebas, por otra parte, en la inmensa mayoría de ocasiones resultaban normales por tratarse de meros síntomas psico-somáticos los que motivan su petición. Pero explíquenselo ustedes a pacientes estresados que no disponen tampoco (o eso creen) de tiempo para «rollos macabeos».

Los políticos, por supuesto, en vez de poner mesura en este tema prefieren escudarse tras la propaganda (son políticos, en el sentido peyorativo del término) y falsean la realidad con cifras manipuladas.

La población, por otra parte, inconsciente en general de todo ello, lo que busca es sentirse bien y poner parches momentáneos en forma de medicinas, ansiolíticos y antidepresivos, además del uso de un creciente número de medicamentos que crece vertiginósamente, a la par que crece (o ha crecido habrá que ir pensando, pues estamos en proceso de cambio) nuestro sometimiento, nuestra estulticia y las múltiples formas de drogadicción (TV, fútbol, drogas más o menos duras, dependencias emocionales, etc…)

La educación, en vez de inicidr en el humanismo, prefiere prepararnos para nuestra «función socila y laboral» que llaman, es decir: para servir a una producción inconsciente y a unos intereses creados que se encargan de inflar sin parar la demanda.

Una delicia, de la que, si queremos cambiar y gestionar bien la Salud y la Educación, pilares básicos de nuestro futuro, tendremos que hacernos cargo cuanto antes de gestinarlo desde nosotros mismos primero y desde la promoción de la verdad en la sociedad después.


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lunes

1

abril 2013

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SANIDAD Y SALUD: ¿PARA CUÁNDO LOS AJUSTES?

Publicado por , Posteado enOpinión

Hace dos años publicaba en Deia (Opinión del lector) lo siguiente: Mi visión desde dentro del Sistema Sanitario. Gerardo Hernández Zorroza – Lunes, 28 de Febrero de 2011 –

Desde mi pequeño rincón de médico de Atención Primaria vengo observado, y son unos cuantos años (tengo 54), el devenir de los acontecimientos en materia Sanitaria, y, llegado el punto, me gustaría poder decir algo sobre el particular
Con los años, y la comprensión que estos te dan, vas entendiendo mejor la sociedad en la que vives y su neurosis creciente. Vas entendiendo, además, que las soluciones que los responsables del Sistema Sanitario proponen, por ser hijos éstos de esa misma sociedad, están contaminados de neurosis
En cuanto a nuestra labor asistencial, ha explosionado en los últimos años la informatización de procesos. Es cierto que se ha mejorado, sobresalientemente, la comunicación de nuestras consultas con el Hospital mediante el programa Global Clinic y que se ha bajado, con los genéricos, el precio de los múltiples medicamentos que se prescriben, sin embargo, percibo, hemos empeorado en otras facetas sensibles y primordiales del funcionamiento de la Sanidad.
Más que en sentido de la humanización de la Salud, entiendo, caminamos hacia la robotización, hacia la atención del individuo humano visto como caso clínico o «proceso”. Crecemos hacia el super-control (ineficiente si evaluamos los resultados en términos de salud) de la actividad asistencial, pero es la misma sociedad moderna la que continuamente genera más y más patología, ante lo cual nos conformamos con poner meros parches y cataplasmas e ir «tirando». Los gestores de la superestructura sanitaria se han hecho expertos en “control y gestión», en base fundamentalmente a datos y cifras, de la actividad de los profesionales y es conocido por todos nosotros, (los que quieren ver la realidad, claro está) que esas cifras distan mucho de reflejar la calidad del trabajo que prestamos, a pesar de lo cual es el criterio que se utiliza para querer “premiarnos” y concedernos determinadas ayudas económicas y formativas.
Existen diversas cuestiones sociales troncales, generadoras de patología que se tienen poco o nada en cuenta, y que por nombrar cuatro de ellas, comentaré.
Una, ésta de tipo psico-espiritual que diríamos, es el miedo social alimentado (elemento fundamental de control de tiranías de todo corte), que traducido a lo personal se manifiesta como una necesidad de tener seguridades cuasi-absolutas.
Otro segundo aspecto es la creencia de escasez y la avaricia a que nos conduce. Eje que mueve, diría yo, la Economía mundial.
Un tercer aspecto a destacar es nuestra creciente robotización, obligados como estamos por una actividad cada vez más vertiginosa y sin tiempo material para pensar.
Por no hablar de la forma de entender el trabajo (asalariado en el 90% de los casos), su precariedad creciente, etc, etc, etc… En fin… salvo la “Salud” de los Bancos, lo demás parece notablemente secundario.
Los gestores de este Sistema Sanitario nos han metido a todos, muy diligentemente eso sí, dentro de los sistemas ISO de control de calidad y “excelencia” empresarial. Están muy preocupados más que por otras cosas (no albergo ya ninguna duda), por los datos que demandan y obtienen del ordenador para, según quieren hacer creer, “controlar y mejorar el resultado de la actividad asistencial” y que así se cumplan los estándares establecidos por la ISO, aunque se olvidan de suministrarnos el tiempo y el soporte con el que poder abordar, sin morir en el intento, la atención en consulta de una media, en mi caso, de más de 30 pacientes diarios, cuando no 57, además de avisos domiciliarios y otros aspectos que implica nuestra labor médico-sanitaria.
Con ello, no estoy negando la utilización de la informática en las consultas como herramienta para el profesional, ¡eh!, lo que estoy queriendo decir es que en esta tesitura social que vivimos, los que están (han querido estar) arriba se sirven de este tipo de gestión, justificativa hacia el exterior, y, los de abajo, estamos desbordados frecuentemente por la cantidad de demandas que llegan a nuestras consultas. La sociedad, mientras tanto, sigue a lo suyo, como una cabra.

PD: Hasta ahí lo escrito hace dos años y que, a día de hoy, salvo cuestiones muy puntuales de organización interna en la que tengo que reconocer la ayuda de la Gerente de Comarca Uribe Costa para que se cumplieran mis demandas, no ha habido un cambio sustancial de la situación general. En lo personal sí, pues solicité trabajar a media jornada/jornal.
Estoy convencido de que la única forma de corregir el grave problema sanitario que tenemos –antes de abordar un cambio más radical hacia una autogestión consciente de la salud– pasa por la concienciación de la necesidad de cambio desde las actitudes dependientes en que ha crecido la población general hacia otras formas más proactivas, de mayor autogestión de la salud. Pero hasta que esto sea viable habrá que simplificar la maquinaria administrativa (calculo que el 80% aproximadamente del tiempo, si no más, lo dedicamos a cubrir este aspecto) y habrá que dotar de refuerzos (humanos, no de otras historias) a las plazas más saturadas. El tema de las terapias alternativas como posible salida a la dependencia de la Gran Industria del Medicamento es otra cosa de la que, muy probablemente, en el futuro tengamos que hablar largo y tendido.


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domingo

17

marzo 2013

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SANIDAD A EXAMEN

Publicado por , Posteado enSanidad, Opinión

Un artículo de Patrica Tubella en El País, en el que destaca que un informe elaborado en Reino Unido concluye que se podrían haber evitado hasta 20.000 muertes en sus hospitales en los último años me ha animado a hacer una reflexión, a la par, sobre la situación de la Sanidad nuestra.
Se dedica mucho, muchísimo más tiempo a lo que llaman «control» que a la atención de los pacientes. La labor de los gestores se basa en cifras y pocentajes (que reclaman ávidos) y no tiene en cuenta a menudo ni las verdaderas necesidades del paciente ni las de la buena práxis médica (en primaria se suple con recetas –¿les sugiere algo?–).
Aumenta la división y desmotivación de los profesionales, a los que se presiona con estadísticas que inciden y premian el aspecto económico.
Entiendo debemos hacer un profundo análisis de la situación y, más que establecer más medidas de control externo, motivar a los propios profesionales en la responsabilización, que pasa, entiendo yo, por establezcer pautas sencillas y eficaces de funcionamiento en su trabajo. Funcionar de verdad como equipos (ej: planificación familiar) que han ido desapareciendo por mor de la coyuntura económica.
Y atender especialmente a las raíces sociales del problema. No dejar que la avaricia (privatizaciones en curso) y la mera búsqueda inconsciente de «rentabilidad económica», siga siendo el modus operandi en la Sanidad.
La población además envejece, las familias cada día están más desestructuradas y todos nos hemos acostumbrado a delegar, haciéndonos así más pasivos.
Y todas estas cosas, entiendo yo, hay que empezar a solventarlas, no desde «las alturas», sino desde la base. Desde la comprensión de las causas lo primero, lo que nos llevará a hacernos más maduros y responsables y a buscar la forma de sustituir esa dependencia en que hemos crecido.
Corrección, por tanto, de las causas sociales de la enfermedad, promoción de nuestra salud física y psicológica y autogestión de la enfermedad en una colectividad más consciente, más armónica.


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