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diciembre 2014

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Abrir el candado del 78

Publicado por , Posteado enOpinión

La ciudadanía ha de caer en la cuenta que el peligro no está en depositar la confianza en Podemos, sino en seguir otorgándosela a quienes además de conducirnos a la crisis nos arrebatan el futuro repercutiéndonos sus efectos.

Al igual que cuando  a  Pandora se le dio por   abrir la caja de los truenos, los   males encerrados en su interior   se  dispersaron por el orbe  llegando a producir  un cataclismo, ahora al parecer, cuando desde Podemos, Pablo Iglesias aboga  por un proceso constituyente para «abrir el candado del 78», los centinelas del sistema afectados en su continuidad  política,   son  quienes alertan del riesgo de liquidar la Transición,   advirtiendo  que  toda transformación del  orden establecido, al igual en el referente mitológico que antecede, de llevarse a término  también nos conduciría a la hecatombe.

Es manifiesto el  interés   de los que ejercen como  retribuidos políticos, en  traer a colación el espíritu de la Transición en su versión mas sugestiva, presentándola como el pacífico paso  que nos condujera de la dictadura  a la democracia   y nos abriera   la puerta  a la prosperidad  y a una plácida sociabilidad, pero tal relato es la antítesis de la realidad,  pues al margen del registro escrito de la historia, lo cierto es, que   por mucho que ahora se invoquen las bondades del sistema, su implícito, viene a confirmar  que aquella transición a la democracia no fue otra cosa que la continuidad del franquismo sin ruptura y que su vigencia además de inapropiada, la evidencia  viene a confirmar  que es un todo inservible  para satisfacer los grandes desafíos del presente; de ahí lo exigible de una  «segunda transición» que resuelva definitivamente los problemas del país y ponga fin a la actual deriva involucionista.

Por mas  que desde  el bipartidismo  y el establishment de persuasión   mediática se pregone  hasta la saciedad  que la Transición fue un proceso modélico, la verdad es, que tal afirmación dista mucho  de guardar ajuste con la realidad, por cuanto  su  resultado tiene por toda paráfrasis el poco ortodoxo  afianzamiento de una democracia limitada e insuficiente, circunscrita en  su alcance a la  condición reduccionista de limitar la participación ciudadana   al mero encuentro cuatrienal con las urnas, acotando que la base electoral pueda decidir, sin intermediación, sobre cuestiones políticas de su propia incumbencia, al impedir  el propio marco constitucional  la puesta en práctica de  mecanismos de democracia directa, y todo por el interés de la clase política dominante  de convertir la democracia en su  exclusivo monopolio y consolidar así un sistema participativo pensado ex profeso en el protagonismo de los partidos políticos, es decir, toda una señal expositiva  de lo poco democrática que es la democracia española.

Aportar por balance de resultados un país patas arriba, aparte de reflejar negación política, ponen de manifiesto las carencias funcionales del régimen del 78

Por si ello fuera poco, a lo dicho,   se ha de añadir  como agravante de disfuncionalidad el absolutismo del poder económico y la subordinación al mismo del poder político, un aspecto de dependencia, determinante de ser los consorcios financieros  y la oligarquía económica quiene imponen su jerarquía  auxiliados en  todo momento por un emergente cuarto poder, que representado por los grandes medios de comunicación no dudan lo mas mínimo en  la utilización de la guerra mediática en el ámbito de una alianza estratégica,   con la finalidad,  de manipular el control de la sociedad al solo objeto de neutralizar   toda reacción discordante de la opinión pública para así mantener sin sobresaltos la continuidad   de un modelo político corrupto y un estándar económico fundado sobre unos desmesurados  beneficios de la casta gobernante.

Ante tan deprimente  panorama, a nadie debe pasarle desapercibido que  la credibilidad de la acción del Estado se encuentre bajo mínimos, como tampoco,   que se evidencie la descomposición del oficialismo político que conforma el dueto  bipartidista  PP PSOE, y mucho menos  , que el régimen  se sitúe  en la cota mas baja de su credibilidad desde el inicio de la  Transición; pues  lo evidente  habla por si solo, y  en razón a ello resulta contrastable  el abandono de toda  responsabilidad desde el Ejecutivo  a asumir  como propio el derecho ciudadano a una digna calidad de vida, como igualmente, el desplome de un bipartidismo  decadente  que pierde toda hegemonía por su entreguismo a los  poderes fácticos  y su  divorcio y distanciamiento  con la sociedad, siendo ambos aspectos el motivo   que hace inservible  lo actuado y fuerza que toda solución de país haya de pasar reflexivamente   por suprimir de la acción política  toda práctica relacionada con la decadencia que acompaña al  actual modelo de Estado

Quienes ejerciendo  el poder  durante décadas, aportan ahora por todo balance de resultados  el correspondiente a  un  país patas arriba, aparte de reflejar su negación política, ponen de manifiesto  las carencias  funcionales del régimen del 78,   y en consecuencia  vienen a justificar con su fracaso de acción política el punto final al  “régimen” de la Transición, y tácitamente,   refrendar   la propuesta de Podemos,   que con buen criterio postula el líder de esa formación, cuyo  objetivo crucial pasa por  la apertura de un proceso constituyente para «abrir el candado» de la Carta Magna de 1978 y romper con un régimen que se derrumba por inútil e infecto,  pues solo llevando a término esta premisa  será posible  afrontar una nueva  andadura con garantías de futuro.