Raphael contemplando campeonato ajedrez en linares
La frescura periodística del artículo del linarense Javier Esturillo en el Diario Jaén, la importancia del tema de la Discapacidad, y la fascinante grandeza del Ajedrez, deporte que además esta tan especialmente unido a Linares: “Ciudad Mundial del Ajedrez”, hacen que yo realice este otro artículo que nos puede servir para conocer más a fondo el mundo de la discapacidad, sus obstáculos y sus triunfos, en este mundo que si es necesario trafica hasta con la desgracia. Comienzo:
Francisco González es de Sabiote, Jaén, sufre parálisis cerebral desde niño, actualmente tiene 41 años y es licenciado en psicología además práctica el deporte del ajedrez.
Su enfermedad no le ha impedido desarrollarse como persona. Y en concreto con el ajedrez ha logrado superar situaciones complicadas al igual que en la vida.
Hay muchas historias en el deporte asociadas a la superación, pero la de Francisco, como la de esos tantas otros, también es digna de ser contada.
Él, lejos de compadecerse, canalizó todos sus esfuerzos en demostrarse a sí mismo y al mundo que con trabajo, constancia y tesón cualquier meta es posible. Él lo hizo dedicándose en cuerpo y alma a sus estudios y al ajedrez
La relación de Francisco González con el tablero y con las fichas de ajedrez es:
- “Especialísima, personal, intima”.
Para él, es el modelo de cómo debería ser la relación entre individuo y sociedad; porque el ajedrez:
- Premia lo esencial de la persona:
- Talento, creatividad, trabajo, superación, voluntad de vencer…
- Nadie gana una partida por ser más guapo o más alto, aquí se igualan las posibilidades.
- En este deporte, no sobrevive la mentira.
Sobrevive:
- La inteligencia, la constancia, la memoria…
Y lleno de vida y de ilusión añade:
- “La sensación de pisar una sala de juego y sentir que no solo ya no soy discapacitado, sino que a menudo estoy entre los favoritos, no tiene precio”.
Sin embargo, ese ejemplo de superación, a veces, choca frontalmente con los incomprensibles obstáculos de la realidad social en la que vivimos.
Francisco González, con su carácter amable y cordial, con su sonrisa permanente nos dice que ese espíritu inconformista, luchador y valiente lo traslada a las clases de la Escuela de Ajedrez de Sabiote, en la que como monitor enseña a muchos niños del pueblo a desenvolverse en el tablero, pero también en la vida, sorteando limitaciones y barreras. Y nos dice también con satisfacción y plena realización:
- “Es muy gratificante comprobar cómo los niños asumen la diversidad funcional con naturalidad, para ellos soy su amigo, su maestro. Comprueban cada día como a pesar de las dificultades, pueden alcanzar sus sueños”.
El ejemplo que nos deja Francisco es un ejemplo muy especial, digno de ser resaltado, para poder ayudar a muchas personas con dificultades.
Son muchos los que ante la dificultad de las enfermedades del cerebro, o de otro tipo similar, se quedan en el camino:
- Anquilosados, rotos, sin horizontes, sin esa mano tendida que necesita.
A estos los obstáculos le superan y su entorno: escolar, político, de salud, social o familiar los abandona.
Tenemos entre todos que empezar a abrir puertas para que puedan salir:
- Tantos discapacitados:
- Ocultos, callados, tristes, infelices, amargados, solitarios, sin ilusión, sin salida, sin recursos, sin vida.
Tenemos que procurar con decisión cambiar:
- Leyes, normas, disposiciones, mentalidades, proyectos
Y hacer que el que menos puede tenga al menos las mismas posibilidades, y que no se queden podridos y sin ilusión anclados en su propia impotencia.