La vida es una “sucesión” una “suerte” de tiempos convulsos, si  miramos atentamente a nuestro alrededor, veremos que aunque si bien esta nos “sonríe” con familia, amigos o con “relaciones” sociales mas o menos “buenas”  las “palabras” o las “ acciones” de nuestro entorno muchas veces nos sorprenden, con algo con lo que no habíamos contado, y aquello o aquellos en los “creiste” decepcionan de alguna manera, las expectativas que te habías “creado” Dicen que cada persona que pasa por nuestra vida, nos va dejando algo de si, y se lleva un poco de nosotros, y no es casual que esto nos suceda… pero precisamente un mundo cada mas “deshumanizado” es donde ( creo yo) estar mas que nunca, atentos a los valores de la “vida” de honrar nuestras palabras. Ser coherente con lo que pensamos y hacemos, si no honramos nuestras palabras, no nos honramos a nosotros mismos. Si somos coherentes seremos “autenticos” y eso nos hara respetables ante los demás, y ante nosotros mismos. Honremos pues la vida y las palabras.

Me amenazan y me acusan de anticlerical.

Y no hombre, no.

Hasta ahí podíamos llegar.

No soy yo el que hace daño a la Iglesia por contar las verdades de su jerarquía.

Es precisamente esa anticristiana jerarquía eclesiástica de sumos sacerdotes mercaderes del Templo, la que se ha cargado la Iglesia, haciendo lo contrario de lo que predica.

O dicho de otro modo, crucificando a Cristo, con todos sus actos.

¿Está claro?

Vamos, hombre.

Y si una imagen vale por mil palabras, yo aquí y ahora os dejo tres.

Porque a mí las amenazas, me dan mucha fuerza.

¡Amén!

Rafael Bueno.

Córdoba.