Los Guardias Civiles asesinados en Barbate, no lo han sido sólo por los narcos, sino igualmente por quienes los obligan a vivir y a trabajar, en esas condiciones infrahumanas.

No podemos consentir que terroristas y delincuentes; estén más protegidos, gocen de mayor calidad de vida y sean mejor tratados; que los militares, las fuerzas de seguridad del Estado, y los ciudadanos en general.

Los que no respetan los derechos humanos de los demás, no tienen ningún derecho a pedir que se respeten los suyos.

Hemos invertido la pirámide de la seguridad ciudadana, y lo estamos pagando muy caro.

¿A dónde vamos a llegar, por este camino?

Rafael Bueno.

Córdoba.