Cartas al Director

Tu voz en la Red

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lunes

25

febrero 2013

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Hace una buena noche

Publicado por , Posteado enOpinión

Hace una buena noche

El mar sacude la arena y en cada sacudida deja un rastro de vida

No hay demasiado trabajo

Así que me fumo un cigarrillo

Una familia está cenando en una de las mesas

Un buen traje para el caballero

Tacones, vestido y aderezos para ella

Las pequeñas chatean con sus teléfonos, probablemente con el chico guapo de su clase

Dos cervezas para ellos y dos refrescos para ellas

Llevo tiempo observándolos

Hace mas de una hora que están sentados a la mesa

Nadie ha hablado hasta el momento

Las cervezas siguen llenas

Y la comida rebosa en la mesa

Pero parecen esperar la cuenta

Caminarán hasta casa sin abrir la boca

Acostarán a las pequeñas, que quedarán hasta tarde enfrascadas en sus teléfonos

Ella cogerá el último best seller del mercado y leerá un par de páginas

Él ojeará los resultados de la jornada y discretamente las páginas de contactos

A las doce en punto se apagarán las luces

Sigue haciendo una buena noche

Blog: http://algova.blogspot.co.uk/

A. Varela


lunes

25

febrero 2013

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El andamio

Publicado por , Posteado enOpinión

 

-Se me ha escapado, lo he perdido, ¡joder!
-¿Cómo que lo has perdido?, Iba muy borracho maldita sea
-Creo que ha intentado subir a un sitio
-¿Qué sitio?, vamos suéltalo
-Un andamio, de seis pisos…
-Mierda, ¡vamos a por él!
-Que alguien lo llame
-¿Gallego?, ¿dónde cojones estás?
-En la torre
-Mierda, está en la azotea
-¿Cómo cojones ha subido?
-Por el mástil, pero si sólo tiene 40 cm de ancho
(un vecino) – O bajas inmediatamente, o llamo a la policía
-Tranquilícese, baja enseguida
Suenan las sirenas…
(seis policías) -¡Rodead el edificio, que no escape!
Expectación en la tierra, excitación en el cielo
-¡Cogedlo!
-¿Qué pretendías muchacho?, ¿robar?, ¿sabes lo que significa allanamiento de morada?
-¿Y tú?
-¿Vas lo suficientemente sobrio como para entender lo que te estoy diciendo muchacho?
-No, pero sí lo suficiente como para volver a hacerlo
-¿Qué coño quieres, matarte?
-Sólo lo suficiente como para sentir que merece la pena seguir caminando
-Está loco, dejad que se vaya…
-No agentes, estoy vivo.

Blog: http://algova.blogspot.co.uk/

A. Varela


lunes

31

diciembre 2012

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La fábrica

Publicado por , Posteado enartículo personal, Opinión

Las arcas de la inteligencia habían quebrado en la tierra de la explosión urbanística. Podías encontrar exiliados con letras novicias, vagabundos expertos en física cuántica, trotamundos que antaño ejercieron como ingenieros. La inteligencia había sido enterrada por el peso de la moneda.
Años de sacrificio habían dado a luz un fruto putrefacto, que maduraba noche tras noche en las fábricas de las ciudades más ricas del mapa. En estas no existían nombres, ni rostros, no existían nacionalidades, tampoco belleza ni estudios. Tan sólo el supervisor ahogado en coca que observaba con paciencia y desprecio la mano de obra recién llegada. Tan sólo físico y agilidad para desempeñar la función otorgada. Los voluntarios para vender su alma y salud al corazón de la fábrica eran explorados con la similitud con que un comprador de carne fresca mira los dientes a un ternero para asegurarse de que su estado de salud es el adecuado.
Tras ser seleccionado, una bata azul empapada en sudor y hedor a fruta pasada. Dos botas de seguridad, cuyos números y modelos nunca conjuntaban. Una reja para el pelo, otra para la barba, dos guantes quebrados antes de siquiera sacarlos de la bolsa, y un casco de supuesta seguridad.
Y entretanto, ibas uniformándote: la bata podía significar que tu corazón y tus pulmones ya no eran símbolos de vida, sino de atadura. Los guantes, expulsarían de tus entrañas los recuerdos más hermosos al tacto de una mujer. Las rejillas, te harían sentir enfermo, o enfermado. Las dispares botas, un afligido ante la miseria. Y el casco, enraizaría tu pelo lentamente, hasta absorber toda la atención de tu sistema y transportarte directamente al campo de batalla.
Y poco a poco, te habían robado tu identidad. Ahora todos habíamos sido ultrajados y transformados en máquinas. Insustanciales y triviales habíamos sido transportados a una sala de unos 200 metros cuadrados. Las cámaras privaban a los mecanizados trabajadores de intimidad laboral, aquí estábamos todos más vivos que nunca, y estábamos todos muertos. La conexión entre mente y cuerpo había sido guillotinada por el supervisor ahogado en coca, la mente oprimida daba paso al físico de un cuerpo mecanizado y atizado por los gritos agonizantes de la cadena de montaje.
Fdo: Un Hipócrita
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viernes

23

noviembre 2012

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El mendicante

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Creo que ver comer a un mendicante es una de las escenas más tristes que nadie puede presenciar. La impaciencia, encarnada en su rostro, la derrota rezumando por su mejilla, y después, un escalofrío interno, que muda en incertidumbre tras dar el último bocado.
Verlo expirar puede ser una escena mucho más bella, y mucho más sincera, pues el que perciba lástima será el más cruel de todos ellos, y el más hipócrita. Un supuesto sentimiento noble mientras te atiborras en el sofá de tu casa.
Un creyente se autoconvencerá de que la compensación divina lo ascendió a los cielos.
Un valiente alegará que tuvo suerte al evadirse por fin de esta puta mierda, habrá quienes lleguen a sentir hasta cierta envidia.
Ya que si este pobre luchador sigue comiendo, no hará más que aumentar su agonía por un breve período de tiempo.
Maldita falsa moral, ni siquiera eres capaz de saborear una de las 5 comidas que tomas al día.
Y te permites el lujo de sentir lástima por alguien que te lleva muy por delante, tan sólo porque la crueldad residiría en no sentirla. Ya que su situación te fuerza a agradecer la tuya, y a sentir pena como condicionamiento social.
La verdadera pena la siente él por ti, al ver que la vida te privó del sentido del gusto, y tal vez de algún otro.
Sois exactamente igual de felices, o de infelices. Tan sólo vanos adjetivos con los que etiquetarnos vistos desde arriba. Casa, coche y familia, tome su adjetivo, si no está satisfecho puede metérselo por el culo, no hay otro para usted. Uf, sin casa, ni familia, mucho menos un coche de lujo, lo lamento, este es el suyo, buena suerte. Y otra vez lástima.
Da igual vuestra etiqueta, estáis igual de jodidos. Unos por los insípidos excesos, otros por los escasos bocados.
Tan sólo queda esperar, unos a ese tal dios del que tanto habla la muchedumbre, otros a esa Muerte que tanto ansiamos.
Alcohol, juego, drogas, vicios, violencia, mentiras, maltratos, humos de colores, falsas miradas, y todo ello guiado por la puta más barata de todas, La Hipocresía.
Tranquilos, todavía queda algo puro dentro de este estercolero rebosante de excesos. Lo siento creyentes, no es vuestro patético dios, para los valientes, aquí no hay plegarias, tan sólo arrepentimiento barato a 10 centavos la garrafa.
El mínimo de pureza que queda se refleja en el que parece ser nuestro enemigo número uno, y nos dará por el culo a todos tarde o temprano.
La naturaleza sabrá qué hacer con sus verdugos, y cuando llegue el día sonreiremos, unos creyendo ascender al séptimo cielo, otros, por haber alcanzado aquello que nuestro subconsciente tanto ansía, esa dulce, enigmática, y sencilla Muerte.
Disfrútenla.

 

Fdo: Un Hipócrita

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viernes

23

noviembre 2012

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El cobarde

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A ritmo de música se movía mi inquietud tras montar un día más la terraza del Lys de France. Hoy la bandera se teñía de verde, se respiraba la calma y la tranquilidad que envuelven una rutina desesperante.
Era contradictorio que la población se ahogara en tierra firme mientras contemplaba la amplitud del mar.
Cada paso que daban, lo hacían con inercia y desesperación, medían su tiempo con cuentagotas y lo desperdiciaban en masa, empujándose unos a otros por llegar primeros a sabe dios dónde.
Ni siquiera sabían el porqué de sus pasos, simplemente llevaban tiempo dándolos y eran incapaces de detenerse.
Les dieron cuerda tiempo atrás sin confeccionarles un destino, confiando en que ellos mismos se procurarían uno. Pero con el tiempo, se adentraron en un túnel, cuya salida se fue estrechando. Los indecisos encabezaban la cruzada, y por miedo a la luz que cegaría sus retinas, quedaron latentes a la boca del túnel.
Los primerizos, con ansias por salir a cegarse, no eran capaces de llegar a dicha desembocadura, y terminaron por conformarse con los pequeños placeres que residían en la sombra.
Cuando un veterano se desvanecía, este era reemplazado por otro más emprendedor.
Pero la saturación era tal, y la organización tan escasa, que ahí permanecieron, a la espera de algún dios, alguna señal, algún cambio.
Por desgracia, no sucedió nada.

Fdo: Un Hipócrita

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martes

3

julio 2012

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El árbol de los colores

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No les subestimo, tengo bien claro que cualquiera de ustedes tiene la capacidad suficiente de plasmar la realidad y todo aquello que os relato, pero si algo adoro de esta mierda, es el saber que cada punto de vista es único y distinto del anterior.

Este es el mío, y contradíganme señores, contradíganme; si son capaces.

Llevamos miles de años sobre el tablero, y a pesar de que las reglas del juego no han cambiado, nosotros sí.

Sean objetivos por un momento, dejen de lado sus principios, sólo por un instante, pues estos, pueden estar equivocados, tergiversados por su situación actual, terrenal.

Hemos iniciado hace ya algún tiempo, batallas solitarias, independientes, condicionadas.

Hemos logrado la mayor estupidez a la que el ser humano podía aspirar, crear bandos.

Mientras una minoría lucha por el color amarillo, otra tanta lo hace por el verde.

Cuando unos atacan ciegamente al marrón, otro da la vida por este.

De cada rama, surgen otras más minuciosas y detallistas; hay quien defiende el verde con puntos amarillos, y se niega a que este carezca de ellos, pues son indispensables.

Formamos nuevos bandos, creamos nuevas guerras.

El árbol de los colores se está ramificando a tal velocidad, que pasado un tiempo, las ramas mas lejanas quebrarán, dejando a miles de pintores en un estado de profunda confusión, pues sus principios se habrán resquebrajado cual rama de árbol centenario.

Señores, nuestra lucha independiente nos ha apartado del objetivo común, haciendo que entremos en crisis; una crisis de valores, una independencia ideológica.

Ustedes lo llaman principios y cojones; mas yo veo ignorancia y miedo. Miedo a daros cuenta de vuestra equivocación. Pero recuerden algo, no moriréis con una sonrisa por principios y cojones; lo haréis, por el contrario, con ira y tristeza, la que os impartirá nuestra madre naturaleza, en contra de vuestra voluntad.

Os confieso, compañeros de juego, que esto no lo he concluido yo, tan sólo tengo veinte años y ninguna experiencia cercana con la muerte, pero conozco a alguien que lo sufrió, un amigo, que con efímera brevedad, en su lecho de muerte, penetró por mis sentidos y me dijo: Resígnate, hay que saber perder.

Se llamaba Iván Ilich, tal vez hayan oído hablar de él. Un ser infeliz, vagabundo emocional donde los haya, equivocado con la esencia, pero con los cojones suficientes como para en el más duro de sus momentos; mirar a la cara a la vida, mirar a la cara a la muerte, y golpearlas con una sonrisa, asumiendo su derrota.

Esto, señores, son verdaderos cojones, y no falsa hombría, que nos invade la cabeza a diario.

Pero como ya he dicho, la crisis de valores que actualmente puebla el tablero, hace que nuestros pintores caigan a todas horas desde el más alto de los árboles, nublando nuestros sentidos durante un vacío eterno, convirtiéndonos, en invidentes mentales.

 Fdo: Un hipócrita

lunes

2

julio 2012

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No habrá piedad

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A los dormidos os digo, despertad.

Despertad del hechizo con el que los poderosos os adormecen.

Guardad vuestro ímpetu, vuestro potencial, y sacudírselo en la cara por aquello que creáis justo, no por lo que crean ellos.

Romped los grilletes con que os atan a la tierra, a la caja tonta, a la prensa.

Liberaos, ya que en cuerpo no es posible, hacedlo de mente al menos.

Demostrad que estáis vivos, que pensáis, que actuáis regidos por vuestra moral, por vuestro afán de esencia.

Despreciad las máquinas que enturbian vuestra mente.

Despojaos de sellos que nos diferencian a los unos de los otros.

Uníos en cuerpo y mente, y demostrad que no son superiores a nosotros.

Ellos tienen el poder, con él, silencian nuestra palabra; pero sabed que su poder, radica en nuestra inoperancia.

Se nutren de nuestra ignorancia y a cambio nos esclavizan.

¡BASTA!

Vida sólo hay una, que se jodan cielo e infierno, si están tan seguros los poderosos de su existencia, que nos den nuestra parte de tierra, que yo venderé la mía de infierno, pues en el cielo nada tengo.

Estoy harto de desacuerdos, del sufrimiento que se hereda cual enfermedad. Mientras a mi lado, otro hereda el antídoto, mas comercia con él.

Tengo rabia, tengo ira, pero ambas sanas, pues son señal de que mi mente está viva; tienen hambre.

Y dad por sentado que le daré de comer.

Basta de circos, basta de payasos y de payasadas.

A los poderosos les digo, andaos con ojo, pues cualquier día pueden tropezar, y caer al suelo.

Allí estaremos nosotros, los hambrientos, para cobrarnos la deuda en la que nos habéis hipotecado.

Y tened claro, que al igual que vosotros no la tuvisteis, nosotros tampoco la tendremos.

NO HABRÁ PIEDAD.

Fdo: Un hipócrita

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domingo

1

julio 2012

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Una historia cualquiera

Publicado por , Posteado enartículo personal, Opinión

Y ahí estaba él, sentado a dos asientos en la diagonal del cercanías de Renfe.

Ambos en dirección a Murcia (lo sé porque el revisor se acercó a cobrarle el pasaje)

Entre los dos pasábamos el siglo de edad, salvo que nada teníamos que ver el uno con el otro:

-Por un lado, una mirada viva, entusiasta, con mono de sabiduría, de emociones, de colmarse de esencia.

-Y justo enfrente, la otra cara de la moneda, un alma solitaria, vagabunda, cuyo rostro reflejaba un matiz amargo a la vez que compasivo.

Por un instante desearía tener la destreza artística necesaria para ser capaz de inmortalizar ya no el rostro, si no el alma de ese anciano que; con la mirada perdida, se preguntaba cómo es posible que al final de su viaje, se encuentre sólo, rodeado de materia inerte por la cual en otros tiempos habría luchado sin descanso; y que ahora únicamente le deja un mal sabor de boca.

Y cómo no dejar de creer en seres superiores que velan por nuestro bien, si al final del camino, después de casi un siglo atado a la tierra, me encuentro sólo, sin nada, con las manos llenas y el corazón vacío, mirando por la ventana del mismo cercanías con destino Murcia. Y es más que probable que la última persona en este mundo que vuelva a pensar en mí, a dedicarle un sólo instante a este pobre anciano; cargado de tormentosos recuerdos; pueda ser un chiquillo de tan sólo veinte años que cruzó con la mirada esa diagonal de tres metros dirección noroeste, y se topó con una hermosa lección práctica.

Y es que la pobreza mundial se expande más rápido de lo que nos imaginamos; el problema es que somos hasta tal punto materialistas, que olvidamos cuan alto es el índice de vagabundos que nos rodean.

Vagabundos emocionales, que se deslizan por este sucio tablero, ya sea sobre ruedas, mar o aire; con el alma en cuarentena sustenta a base de sueros, pues es muy probable que lleven más de una década haciendo huelga de hambre. Una huelga interna que ha transformado algo puro, vivo e irrepetible, en polvo y cenizas; polvo y cenizas que surcarán el viento en el mismo momento en que LA CABEZA, CONECTE CON EL CORAZÓN.

Fdo: Un hipócrita

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domingo

1

julio 2012

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Sólo un juego

Publicado por , Posteado enartículo personal

Un tablero.

Un contrincante.

Y todo un equipo en quien apoyarte.

Comienza el juego.

Eres nuevo, así que te limitas a lo básico, las tres reglas que te enseñaron.

Parece que tienes suerte, ganas la partida, te sientes fuerte, poderoso, te confías, por lo que sigues jugando como hasta ahora; te conformas…

Partida tras partida afianzas tu estilo de juego, este funciona así que, ¿por qué ibas a cambiarlo?

Pero tu contrincante decide darte una hermosa lección práctica.

Probablemente no te hayas percatado pero este te ha dado infinitas oportunidades, te ha ofrecido toda una variedad de técnicas de las cuales te has deshecho sin tener en cuenta que algún día podrías arrepentirte, y lo harás.

Pensabas que ganar era lo importante, has intentado saborear cada victoria, a pesar de ser insípidas, pero eran victorias, ¿no?

Sólo que después de muchas partidas algo cambia, ya no vas ganando, la partida está cuesta arriba, estás perdiendo y eso te enfurece, aunque más te enfurece el no lograr comprender por qué pierdes.

Empiezas a plantearte si has hecho bien conformándote con esos tres movimientos de siempre, o si tal vez deberías haber aprendido alguno nuevo…

Ahora es tarde, al borde del abismo entras en cólera, buscas una salida inexistente.

Se avecina el último movimiento y en ese previo instante, sientes cómo la ira se disipa para dar paso a la tristeza, que te trae el que será tu último aprendizaje, ahora comprendes lo superfluo de tu paso por el tablero…

Así que sonríes, felicitas a tu oponente, es mejor que tú.

FIN DEL JUEGO.

 Fdo: Un hipócrita

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domingo

1

julio 2012

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El trayecto

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De vuelta en casa, escucho de nuevo el traqueteo que generan los raíles a nuestro paso, metal contra metal.

Los murmullos de la gente se suman al traqueteo sirviéndome un excelente cóctel, que se desliza por mi garganta hasta saciarme; apaciguándome, permitiéndome deslizar el filo de mi herramienta sin apenas resistencia.

Las vistas son certeras, hacia el este, se observa un montón de chatarra, de maquinaria pesada repleta de conformismo y desesperación; de fracaso, que no de fracasados, de impaciencia por huir.

Aquí tienen, señores, otro reflejo de la pésima actitud humana, incapaz de nutrirse de dicha maquinaria.

Incapaces de percibir la belleza que los envuelve.

Donde yo veo un escenario ideal para que fluyan los conceptos, ellos sólo ruido; donde yo veo historias, ellos miedo y desconfianza; mientras yo disfruto de mi viaje de placer, ellos padecen un suplicio innecesario.

Por el contrario, si me permito girar mi cabeza ciento ochenta grados, el cuadro que el oeste me tiene preparado es delicioso. Lo saboreo hasta la saciedad, al igual que hice con el cóctel. El cuadro refleja el campo de juego de aquellos que no se deslizan por tierra firme. Hoy la tonalidad es un tanto lúgubre, entre sugerente y peligrosa.

Pronto desaparecen tanto el este como el oeste, para dar paso al norte y al sur. En estos, los murmullos del vagón no cesan. Tiempo atrás me habría detenido a escuchar algunos, pero no a día de hoy.

Así que desecho cualquier tipo de conversación banal anteponiendo los miles de decibelios que discuten en mi estribo sobre cual de ellos es mayor.

Acto seguido, cierro los ojos. Mis músculos se relajan, empiezan a fundirse con el soporte que me mantiene en posición.

Finalmente, mi mente llama a la calma para mantener una intensa conversación tras la cual, abriré los ojos.

FIN DEL TRAYECTO.

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