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martes

3

julio 2012

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El árbol de los colores

Publicado por , Posteado enOpinión

No les subestimo, tengo bien claro que cualquiera de ustedes tiene la capacidad suficiente de plasmar la realidad y todo aquello que os relato, pero si algo adoro de esta mierda, es el saber que cada punto de vista es único y distinto del anterior.

Este es el mío, y contradíganme señores, contradíganme; si son capaces.

Llevamos miles de años sobre el tablero, y a pesar de que las reglas del juego no han cambiado, nosotros sí.

Sean objetivos por un momento, dejen de lado sus principios, sólo por un instante, pues estos, pueden estar equivocados, tergiversados por su situación actual, terrenal.

Hemos iniciado hace ya algún tiempo, batallas solitarias, independientes, condicionadas.

Hemos logrado la mayor estupidez a la que el ser humano podía aspirar, crear bandos.

Mientras una minoría lucha por el color amarillo, otra tanta lo hace por el verde.

Cuando unos atacan ciegamente al marrón, otro da la vida por este.

De cada rama, surgen otras más minuciosas y detallistas; hay quien defiende el verde con puntos amarillos, y se niega a que este carezca de ellos, pues son indispensables.

Formamos nuevos bandos, creamos nuevas guerras.

El árbol de los colores se está ramificando a tal velocidad, que pasado un tiempo, las ramas mas lejanas quebrarán, dejando a miles de pintores en un estado de profunda confusión, pues sus principios se habrán resquebrajado cual rama de árbol centenario.

Señores, nuestra lucha independiente nos ha apartado del objetivo común, haciendo que entremos en crisis; una crisis de valores, una independencia ideológica.

Ustedes lo llaman principios y cojones; mas yo veo ignorancia y miedo. Miedo a daros cuenta de vuestra equivocación. Pero recuerden algo, no moriréis con una sonrisa por principios y cojones; lo haréis, por el contrario, con ira y tristeza, la que os impartirá nuestra madre naturaleza, en contra de vuestra voluntad.

Os confieso, compañeros de juego, que esto no lo he concluido yo, tan sólo tengo veinte años y ninguna experiencia cercana con la muerte, pero conozco a alguien que lo sufrió, un amigo, que con efímera brevedad, en su lecho de muerte, penetró por mis sentidos y me dijo: Resígnate, hay que saber perder.

Se llamaba Iván Ilich, tal vez hayan oído hablar de él. Un ser infeliz, vagabundo emocional donde los haya, equivocado con la esencia, pero con los cojones suficientes como para en el más duro de sus momentos; mirar a la cara a la vida, mirar a la cara a la muerte, y golpearlas con una sonrisa, asumiendo su derrota.

Esto, señores, son verdaderos cojones, y no falsa hombría, que nos invade la cabeza a diario.

Pero como ya he dicho, la crisis de valores que actualmente puebla el tablero, hace que nuestros pintores caigan a todas horas desde el más alto de los árboles, nublando nuestros sentidos durante un vacío eterno, convirtiéndonos, en invidentes mentales.

 Fdo: Un hipócrita

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