Cartas al Director

Tu voz en la Red

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lunes

6

agosto 2012

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Carta abierta a D. Mariano Rajoy

Publicado por , Posteado enCarta al Presidente, Opinión

Sr. Presidente. Ayer ofreció Vd. Una rueda de prensa  en la que, con mayor o menor fortuna, expuso ciertas cuestiones que afectan al futuro inmediato del país. Al terminar la comparecencia se le veía razonablemente satisfecho por sus declaraciones que transmitían paz y sosiego a los ciudadanos que no pueden pagar su hipoteca y se ven abocados al desahucio, a los miles que deben acudir con su familia a los centros de acogida para poder alimentarse, a los cinco millones de parados que están “jodiéndose” tal y como desea su compañera de partido y di-puta-da ¡Huy, perdón, he separado mal las sílabas!, que por cierto, pese a tener residencia en Madrid, cobra los 1823.86 euros que se establecen para aquellos representantes que viven en otra provincia, dando así la razón a su padre Carlos Fabra (el insigne constructor de aeropuertos para Skaters a cargo, claro está, del erario público) cuando defendió a su churumbela subrayando:  «los valores, la ética y la responsabilidad social» de su hija”. Debemos suponer, por tanto, que se refiere a la defensa del “código de honor” que todos los grupos mafiosos tienen por bandera y respetan aunque la vida les vaya en ello.

Sr Presidente ¿Cuál es la razón de que no haya expulsado inmediatamente, de las filas de su partido a semejante criatura y obligado a renunciar a su escaño? ¿De verdad que no es consciente del daño que le va a infligir en unas próximas elecciones? ¿Cree que algo así va a ser olvidado cuando llegue la hora de votar a su partido? En fin, usted sabrá.

Y puestos a reflexionar, hay más asuntos que me inquietan: Afirmó que no iba a tocar las pensiones. ¡Vaya hombre, podría haberse callado! pues ha sembrado la alarma y desazón entre los pensionistas ya que, conociéndole, podemos dar por cierto que sufrirán otro tijeretazo y a no tardar. ¿Recuerda lo que dijo sobre no subir los impuestos un día antes de instalarse en la Moncloa?

Hasta cierto punto puedo comprender que malgaste, en intereses espurios, propios o ajenos (partidistas) los caudales que arrebata a sus “súbditos” financiando el disparate autonómico, repartiendo prebendas millonarias entre sus afines, manteniendo a incapaces, elegidos a dedo, en todas las instituciones políticas (que no son pocas), cientos de embajadas autonómicas, de diputados, concejales, asesores incompetentes hasta la desesperación, etc. y  premiando con pensiones millonarias a cualquier cargo aunque haya defraudado y expoliado, en su beneficio, las maltrechas arcas públicas mientras que, galanamente, suprime parte de los ya menguados ingresos a miles de funcionarios que con su trabajo sostienen la nación. Y debo recordar que son funcionarios los Policías, Bomberos, Médicos, Militares, esto es, gente dedicada a salvar vidas y que usted les está dejando sin ánimos para continuar cumpliendo con su abnegada labor. O profesores encargados de desasnar a nuestra juventud para conseguir un país mejor y más preparado. Esos son los funcionarios a los que usted agrede con su reconocido valor y gallardía.

También afirma que se siente orgulloso de sus ministros (es una forma de ver las cosas) así como hemos de suponer que siente lo mismo por todos sus correligionarios y sus “barones autonómicos” como la Excelentísima Sra. Mamandurria. Pues vale.

Como dije, todo ello puedo comprenderlo, pues resulta inherente a su condición de político, del mismo modo que de un atracador de bancos, no se puede esperar otra cosa distinta a la de su habitual quehacer. Pero, por favor Sr Presidente concédanos una merced, al menos solo una: no nos siga mintiendo, que no somos idiotas.

P.S: Como no deseo que se me considere partidista ni simpatizante de grupo político alguno, es mi deseo dejar bien claro que estas líneas las aplico a cualquiera de sus señorías que acostumbran a pacer por el hemiciclo de la Carrera de S. Jerónimo y aledaños.

lunes

30

julio 2012

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EL PAÍS DESAFORTUNADO EN QUE VIVIMOS.

Publicado por , Posteado enPolítica, Opinión

Sr. Director: soy un ciudadano de “a pie”, esto es, como la inmensa mayoría de los que pueblan este desdichado país. También soy un decepcionado de la política, en todas sus variantes y colores, con sus maniobras y palabras huecas (cuando no directamente falsas) que se mueven por afán de poder, codicia o ambos supuestos unidos.
Me gano la vida (cada vez peor, claro) ejerciendo honesta y eficazmente mi oficio: la Medicina, lo cual entraña enormes responsabilidades tanto éticas como, llegado el caso, penales. Esta responsabilidad que en no pocas ocasiones muestra su rostro más trágico, no se haya suficientemente valorada, entendida y, mucho menos, remunerada. Desde luego a años luz de la que tienen sus señorías, sentados cómodamente en sus escaños (cuando lo hacen) y con la enorme y fatigosa carga de aplaudir al intrépido líder de turno tras sus arengas fatuas o, incluso soltar alguna perla barriobajera e insultante hacia sus conciudadanos como hace pocos días hubo ocasión de comprobar, para vergüenza de la mayoría de españoles que la escucharon o tuvieron cumplida noticia de hecho (afortunadamente para la audaz protagonista del hecho -hay que ver como están los colegios de pago- sus correligionarios no compartieron semejante sentimiento, antes bien, lo aplaudieron y felicitaron como felicísima ocurrencia).
Me consta que estas líneas son de una gran ingenuidad y que nadie va tomarlas en serio, pero, aun sabiéndolo, no quiero dejar pasar la oportunidad de verter aquí ciertas cuestiones que me descorazonan, angustian y me instalan en la más absoluta perplejidad, sin embargo continuaré desgranando mis inquietudes y pesares por si alguien tiene a bien ofrecer alguna explicación que no quede en vaguedades y palabrería sin sentido (el lenguaje de la Política) sino con la valentía y el arrojo que debiera ser moneda corriente en sus comparecencias. Si tales explicaciones se atienen a la coherencia, sensatez y, sobre todo, a la verdad, nada tendré que oponer. Antes bien, pediré disculpas por mi desacertado análisis y opinión. Aunque soy bastante escéptico sobre tal resultado.
La semana pasada el Ministro de Economía (o de Hacienda, no estoy seguro) afirmaba que las Arcas públicas se hallan prácticamente vacías; que no queda margen de maniobra y resulta imperativo que todos hagamos sacrificios. Hasta aquí sin pegas, pero ¿podría detallarnos cuales son los “sacrificios” que la clase política está dispuesta a hacer? A poca capacidad de cálculo que se posea no es difícil llegar a la conclusión de que una rebaja del 7% del salario junto a la brutal subida de impuestos no quebrantan del mismo modo a aquellos que cobran 7000 euros al mes, al mismo tiempo que otras jugosas remuneraciones por ignotas ocupaciones, sin duda de grande valor y beneficio para la nación, que a los que solo disponen de 1000. Que cuando se ha de pagar una hipoteca y, a la vez alimentar y educar a los hijos, ese expolio no puede asumirse y se condena, al ciudadano, a la miseria, el desarraigo o, lo que es peor, a la delincuencia que en estos casos la “Justicia” si persigue mientras mira para otro lado ante casos flagrantes de millonarios desfalcos, abusos y rapiñas cometidas por individuos/as que pertenecen a la casta de “los intocables”. No será fácil olvidar el caso de un magistrado “¿cabe mayor sarcasmo?” que tras abandonar su cargo obligado por el escándalo de sus prácticas fraudulentas, tiene la osadía y desfachatez de solicitar el cobro de una indemnización millonaria que le corresponde como alto cargo. El hecho en sí no supone algo demasiado grave. Resulta coherente con su condición de delincuente. Lo grave, lo alarmante y que denigra a la institución judicial, es que los que deben velar por ella sean los que acceden a su petición con el falaz argumento de que es legal. Esto es que se halla reglamentado y se atiene a lo legislado.
Llegados a este punto me inquieta que no se distinga lo legal con lo lícito o ético (relativo a la moral, me veo en la obligación de añadir). ¿Porqué se persigue y condena a un ratero o un traficante sin son inmensamente menos dañinos a la sociedad que esta jauría depredadora, a la que, sin embargo, se la arropa y premia. Semejante episodio resulta ser un excelente ejemplo que invita a seguir sus pasos, considerando que el Presidente del Tribunal que se autocalifica como progresista consiente en ello. Desde luego podemos estar seguros que “el progreso” tal y como lo ven algunos reserva sorpresas y matices insospechados hasta ahora.
Otra cuestión ¿Podría explicarme alguien, sin vaguedades ni rizos dialécticos porqué aquellos que han sido elegidos por el pueblo, se sirven de los ciudadanos en lugar de servirlos a ellos?
¿Cuál es la necesidad de tanto político, multiplicidad de Altos Cargos (o “Altas Cargas “por utilizar el lenguaje al uso) e instituciones estatales, autonómicas, regionales o parcelarias, sin contar la enorme cantidad de asesores que nadie sabe como asesoran (no al menos con la debida pericia o sabiduría) ni a quien. ¿Alguien se ha tomado la molestia de hacer una simple suma y calcular lo que cuesta al país? ¿Cuántos representantes (no me refiero a los deportistas), delegados y “correveydiles” han acudido a las Olimpiadas con gastos pagados y sustanciosas dietas que se detraen de las arcas públicas? ¿A cuanto asciende ese despilfarro que el pueblo llano deberá pagar con más ajustes?
En fin no creo que deba extenderme más, pese a que mucho es lo que se queda en el tintero, pero serían necesarias demasiadas páginas y una ingente cantidad de tiempo, del que yo carezco para escribir tanto y los hipotéticos lectores para dedicarle su atención.
Un saludo.