Cartas al Director

Tu voz en la Red

Author Archive

domingo

23

junio 2013

2

COMMENTS

Parto natural para engrosar la estadística.

Publicado por , Posteado enOpinión

SR. DIRECTOR GENERAL HOSPITAL MATERNO INFANTIL DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

Estimado Sr. Director General:
Solo le pido cinco minutos de su tiempo para que lea esta observación que le quiero hacer. Mi nombre es Víctor Santana, tengo 41 años y el domingo 16 de Junio fui papá por primera vez. Ha sido la experiencia más terrible, dantesca y maravillosa por la que he tenido que pasar. Por eso le estoy escribiendo esta carta. No es una carta protesta, ni es una sugerencia, es simplemente un llamamiento a la cordura del sistema protocolario que rige en este hospital. Mi mujer rompió aguas en la madrugada del viernes al sábado. Llegamos al hospital a las 03:10 horas sin contracciones y con 0 centímetros de dilatación. Mi mujer tiene un hijo maravilloso que nació de una cesárea hace 19 años y le pedimos a los auxiliares cuando llegamos al hospital que le hicieran una cesárea. La respuesta fue directamente NO. La llevaron a una sala donde la monitorizaron y a las dos horas me llaman. Vi a mi mujer con la cara desencajada y me explicaron que le pusieron una cinta en la vagina para provocar contracciones y que dilatara durante doce horas. Doce horas de sufrimiento, desde las cinco de la madrugada hasta las cinco de la tarde. En todo este tiempo, mi mujer sufrió contracciones dolorosas y cuando llegó las cinco de la tarde sólo había dilatado 1 centímetro. Hablé con los enfermeros y pregunté por qué no le hacen una cesárea, porque lo intentaron con la cinta y no funcionó. Esta fue la respuesta: El Hospital Materno Infantil de Las Palmas tiene un estricto protocolo y funciona de la siguiente forma. Primero el bebé debe nacer de forma natural, o sea vaginal, luego se utilizaría fórceps y a último remedio la cesárea. Lo primero que pensé fue lo inhumano que es este protocolo, y también noté el desacuerdo por parte de la mayoría del personal. Y lo segundo lo largo que iba a ser este parto. Después de quince horas de espera, la llevaron otra vez a monitorizarla para comprobar el estado del bebé. Así estuvieron hasta que por fin y después de 20 horas de horribles contracciones le pusieran la epidural. ¿Usted se imagina que alguien le esté golpeando en el estómago cada cinco minutos durante veinte horas? ¿Se lo imagina? ¿Se imagina la angustia que tuvo que pasar mi mujer? Pero eso no es todo. Tuvimos que esperar hasta las 11 de la mañana del día siguiente para que tuviera los 10 centímetros de dilatación. Como usted comprenderá el efecto de la epidural se fue, y cada 3 horas le fueron suministrando bolos de anestesia para paliar el dolor. Después de 15 horas de espera en el paritorio llegó la hora de empujar. Mi mujer empujó, empujó y empujó y no había forma de que saliera la criatura. Mi mujer evidentemente después de 34 horas sin dormir y sin comer, con la bolsa rota y los dolores estaba exhausta. Mi mujer me miraba desconsolada y me decía: Víctor me voy a morir, nuestra niña no sale. Cuando vieron que era imposible llegaron al acuerdo de utilizar fórceps. Y ahí rompí a llorar como un niño pequeño, la impotencia, el cansancio, la valentía de mi mujer. Todo se mezcló y me vine abajo. Recibí el consuelo de la mayoría de los enfermeros y me dejaron fuera. Lo intentaron, pero no hubo forma, la niña estaba encajonada entre el pubis y el coxis y no hubo forma de sacarla. Salió la matrona y me dijeron que vamos a hacerle la cesárea. A los diez minutos nació mi hija Michelle. Después de 34 horas de dolor, solo bastó 10 minutos. Parece el argumento de una película ¿verdad? Hospital central o algo así. El protocolo de este hospital me recuerda a África, país tercermundista. Solo faltaba que hubiera un árbol donde apoyarse la mujer de cuclillas y parir. Lo curioso es que en los hospitales del resto de España le hubieran hecho directamente la cesárea. Voy más allá, mi mujer es de nacionalidad rumana y en Rumanía le hubieran hecho la cesárea sin dudarlo. Este protocolo está obsoleto Sr. Director y me avergüenza contar la experiencia a mis amigos extranjeros porque quedamos muy atrás de la forma de pensar de la vida moderna. Siendo este hospital uno de los más avanzados de Europa respecto a maquinaria y respecto al personal; lo que no me parece correcto es que intente colgarse medallas por ser el hospital con el mayor número de bebés que nacen de forma natural. Poniendo en peligro la vida del bebé y de la madre. Las madres no son números, ni son estadísticas, así que por favor sea un poco más humano y dejemos los números para los matemáticos. Baje de vez en cuando de las altas esferas y dé un paseo por la tierra. Así podrá comprobar el sufrimiento del resto de los mortales. Eso sí, tengo que romper una lanza a favor del maravilloso personal de este hospital. Todo ese calor humano que le falta al protocolo les sobra a ellos. De verdad que son maravillosos. Y es con eso con lo que me quedo, con la satisfacción personal de haberlos conocido. Su hospital funciona gracias a ellos. Créame Sr. Director. Voy a concluir con una reflexión: Si usted tiene madre, o esposa o una hija; pregúntele si estarían dispuestas a sufrir durante 34 horas un parto que solo dura 10 minutos con cesárea.
Un saludo,
Víctor Santana.