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marzo 2024

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El mejor regalo que le podemos hacer a nuestros niños como sociedad es tomar decisiones basadas en evidencia.

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En la actualidad es bien conocida la problemática mundial y nacional que implica el sobrepeso y la obesidad infantil, tanto en la salud médica, mental y calidad de vida de los niños. Este contexto convierte esta patología en un problema de salud pública con múltiples componentes.

Asociado a esta situación se ha visto como una práctica histórica la antropometría o pesaje de los alumnos de casi todas las edades en los establecimientos educacionales de manera anual con un aparente objetivo de medir los índices de sobrepeso y obesidad en la población infantil estudiantil. Y dicha práctica no es sólo una realidad local sino que se ha visualizado en otros países en los cuales hace ya muchos años han mostrado controversias tanto por las limitaciones que el IMC (índice de masa corporal) muestra como herramienta para medir de manera certera y personalizada los múltiples factores asociados al sobrepeso y obesidad como por las repercusiones que la dicha medición genera en la salud mental de los niños.

Hoy, la evidencia nos muestra la ineficacia del IMC cómo método de medición integral del sobrepeso además de tener serias limitaciones en la predicción de los factores perpetuanes, contribuyentes y por lo tanto limita seriamente la posibilidad de tomar medidas efectivas como los cambios de hábitos y estilo de vida saludable basados en evidencia que dicho sea de paso no requieren el conocimiento del IMC como elemento excluyente para ser prescritas.

Múltiples estudios muestran actualmente la directa relación entre el abordaje centrado en el peso de la obesidad y el estigma o discriminación por peso. Y al mismo tiempo el estigma o bullying por peso que sufren los niños que son pesados en el ámbito escolar se asocia a un aumento significativo de los trastornos de la conducta alimentaria, insatisfacción corporal, baja autoestima, trastornos del ánimo y en general un deterioro de su bienestar psicológico y de su calidad de vida. Finalmente es importante recalcar que un robusto cuerpo de evidencia asocia la discriminación o bullying por peso que se genera con el pesaje de los niños en recintos escolares con el aumento de la obesidad en dichos pacientes y el año 2016 la Academia Americana de Pediatría lo determina como un predictor de la aparición de trastornos de la conducta alimentaria en la infancia,  convirtiendo el pesaje escolar en un procedimiento directamente contraproducente en el abordaje y tratamiento integral de dicha condición.

Por todo lo anterior que importante sería que como sociedad, organismos de salud y educación pudiésemos tomar pequeñas decisiones que generarían grandes cambios en la salud física y mental de nuestros niños, muchas veces cambiando la trayectoria de sus vidas.

Atentamente.

Alfredo Cordero – Psiquiatra infanto Adolescente.

La Serena 2024

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