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miércoles

17

abril 2013

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EUSEBIO BLASCO SOLER. Poeta aragonés. SEÑORA COSPEDAL.

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Eusebio Blasco Soler. Aragonés nacido en Zaragoza. Fallecido en Madrid donde pasó la mayor parte de su vida. Quiso ser enterrado en el Cementerio de Torrero pero quedó…; en quiso.
Desconocido por imposición de aquellos que la tradición oral ha perdido significado. Y encontrado por azar en una lápida homenaje en el edificio del Teatro Principal de Zaragoza: “LA CIUDAD DE ZARAGOZA A LA MEMORIA DEL INSIGNE AUTOR DRAMÁTICO POETA Y PERIODISTA ZARAGOZANO EUSEBIO BLASCO SOLER 1844-1903”.
De su parcela Poeta que fuera con seguridad la que no le diera dinero ni para mal vivir (aunque en realidad tuvo lo deseado y más…), este Poema, que refleja la constante española. Cambian los siglos. Pero los Hechos antes y ahora en la actualidad irresponsable; se repiten.

UN DURO AL AÑO.
Monte arriba, cara al viento, buscando reposo y calma, íbame yo muy contento,
dándole descanso al alma, y cuando al alto llegué, y al dar la vuelta a la cima,
un rebaño me encontré, que se me venía encima.
Avanzaban las ovejas marchando al paso tranquilas, y pasaban las parejas
al sonar de las esquilas; y a los últimos reflejos, de los rayos vespertinos
las vi perderse a lo lejos por los ásperos caminos.
Detrás de ellas, lentamente, dando al aire una canción y sacando indiferente
su mendrugo del zurrón, venía un pastor, un niño, un imberbe zagalejo,
que me inspiró ese cariño que es tan súbito en un viejo.
-¡Hola! ¿Tú eres el pastor? _Sí Señor, ¿qué se le ofrece?
-¿Tienes Padres? _No señor. -¿Cuántos años tienes? _Trece.
-¿Y cuanto ganas, amigo? _Un duro. -¿Al día? _¡Anda maño!
– ¿Un duro al mes? _¡Que no, digo! ¡Un duro al año!

Le dejé que se marchara y en el monte me senté, y avergonzado, la cara
en las manos oculté. Pasaron por mi memoria, templos, palacios y reyes,
los aplausos y las glorias, los discursos y las leyes, los millones del banquero,
las fiestas del potentado, réditos del usurero, ladrones en despoblado,
fortunas mal heredadas, en el tapete perdidas, cortesanas celebradas
de ricas galas prendidas, los que de lujo se afanan, tantas glorias, tanto daño…
y en tanto hay seres que ganan…¡Un duro al año!

¡Un duro! ¡Oh Dios! ¡Cuántas veces lo habré derrochado yo,
en miles de pequeñeces que mi gusto me pidió! en comer sin tener ganas,
en caprichos, en favores, en vanidades humanas, en guantes, coches y flores,
en un rato de placer, en un libro sin valor, en apostar, en beber,
en humo, en un buen olor… Y ese duro que se olvida.

En cuanto correr se deja, era un año de la vida, de aquel niño que se aleja…
Y vi que somos peores todos los seres humanos. Unos, falsos soñadores;
Otros, falsos puritanos. Ya ateos o ya creyentes, todos en el daño iguales;
resolviendo diligentes grandes problemas sociales; y hay seres que, en esa edad, ignoran su propio engaño y deben a la humanidad… ¡Un duro al año!
¡No! Mientras que en el frío enero,
en una espantosa noche, mi prójimo, por dinero, me lleve a mi casa en coche;
mientras de la mina oscura, saque el carbón tanta gente, pasando tanta amargura, para que yo me caliente; mientras de la alegre fiesta salga yo,
que siento y creo, y al pobre que me moleste, le mande airado a paseo; mientras derroche la moda, y se gasten, grande o chico, mil duros en una boda, mil en entierros del rico, y hasta el sol desigual sea en dar al hombre sus rayos, y haya niños con librea que me sirvan de lacayos, ni creo en leyes humanas,
ni en el que las bombas tira…¡Palabras! ¡Palabras vanas! ¡Mentira, todo mentira!
No hay a las penas consuelos; ¡sufrir y siempre sufrir!
¡El Cristo se fue a los cielos, pero volverá a venir! Y ha de subir a mil codos
más alto el nuevo diluvio, y en él moriremos todos; y más altos que el Vesubio
nos ha de ver impasible, ese niño, ese pastor, ya convertido en terrible
ángel exterminador, y entre torrentes de lava gritará desde alto escaño:
_Yo soy aquel que ganaba ¡Un duro al año!

Así a mis solas decía, solo, en la cumbre del monte, mientras el sol se escondía en el rojizo horizonte, en la sombra se ocultaban,
lentamente las aldeas, y allá lejos humeaban las fabriles chimeneas.
Veíanse allá las cruces de las altas catedrales y los rayos de las luces
de las fiestas mundanales. Allí lloran afligidos miles de seres humanos,
allí rezan compungidos los que se llaman cristianos.
Entre el ruido y movimiento de las modernas ciudades,
resumen triste y cruento de las necias vanidades…
Y allá, perdido en la plana, cantando, tras su rebaño, iba aquel niño que gana
¡Un duro al año! Eusebio Blasco Soler”

La realidad actual nos oculta la cara de una niñez perdida. Se dice de niños que acuden sin tomar un pequeño tente en pie a clase. Y por otro lado se envía a otros países dinero; que solo servirá para engordar a reyezuelos.

La niñez perdida. La juventud negada. Fruta de cursillo de sindicato. De empresarios. Y del INEM por caso. Con la percepción de contar días sin enganchar en puesto de trabajo y sin horizonte de hallarlo. O expatriarse.

España en el siglo XXI es la Cenicienta. La jaula de grillos que ha malgastado el bienestar alcanzado. La Dama oscura que alimenta pobreza; mientras ellos duermen en colchones de princesa y guisante.

La que recorta y recorta dando de comer a la sin hueso. La España del Euro. El que no poseen; quien pide a la puerta de tienda o supermercado y en leyenda escrita en cartón de caja de zapatos recuperada en el contenedor de al lado dice: ¡SOY ESPAÑOL NO TENGO TRABAJO”.

¿Qué le sugiere esto a Usted Señora Cospedal?

¿Cuánta su dedicación y su paga?

¿Cuántos sus emolumentos por los que no cotiza y cobra?

Quitar…Quitar… Un verbo que se viene conjugando en demasía desde sus filas. Pero si a ello no tiene derecho por cebarse con los desfavorecidos; menos derecho tiene a quitarles su dignidad. Diciendo que no coman y paguen las hipotecas.

De seguir conjugando dicho verbo el de… Quitar.

Respetuosamente… ¡Quítese! Dimita. Su partido necesita gente que respete al ciudadano español ya que fuera este, quien les diera la posibilidad que hoy tienen; de gobernar. ¡Y que posiblemente no se repita!.

Carmen Amigó y Pérez-Mongay


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  1. Francisco Mena

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