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enero 2014

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Junto al papa Francisco se respira la alegría

Publicado por , Posteado enOpinión

He leído detenidamente las palabras que el papa Francisco dijo en la homilía del Domingo de Ramos de 2013 y he podido descubrir la capacidad que tiene de sintonizar,  incluso podríamos decir  que bellamente, con la alegría, con la paz, con la armonía, con la vibración  entusiasta inherente a la vida de las personas que saben ser felices y trasmiten esa felicidad. Aquí os dejo una breve secuencia de sus palabras, de las palabras de una persona que ama tiernamente  al ser humano: “Jesús entra en Jerusalén. (…) Gentío, fiesta, alabanza, bendición, paz. Se respira un clima de alegría. Jesús ha despertado en el corazón tantas esperanzas, sobre todo entre la gente humilde, simple, pobre, olvidada, esa que no cuenta a los ojos del mundo. Él ha sabido comprender las miserias humanas, ha mostrado el rostro de misericordia de Dios, se ha inclinado para curar el cuerpo y el alma. Y ahora entra en la Ciudad Santa. Es una bella escena, llena de luz, de alegría, de fiesta”. También nosotros en muchas circunstancias  hemos sentido junto a Jesucristo la apasionante vivencia de sentirnos felices, hemos descubierto junto a Él la armonía de nuestro corazón y la armonía de un cosmos en muchas ocasiones abatido por las desgracias, las guerras, y la deshumanización. Cuando Jesús entra en Jerusalén se vive la fiesta, la alegría  se desborda en aquéllas gentes sencillas y humildes; los poderosos no están allí, los soberbios tampoco, los avaricioso, los calumniadores, los que dirigen los acontecimientos del mundo no acuden a aquella fiesta, allí se respira: sencillez, paz, humildad y no hay nada ostentoso, ni nada espectacular, ni nada grandioso, allí sí hay sonrisas, dulzura, ternura en el corazón, dicha en el alma, plenitud. Jesucristo siempre está presente en nosotros y en medio de nosotros: como un amigo, como un hermano, también como faro luminoso de nuestra vida. E insiste el Papa: “..Alegría. No sean nunca  hombres, mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca se dejen vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús”. Nuestra alegría tiene un nombre Jesús de Nazaret  y es por ello por lo que nunca estamos solos, y por lo que nunca nos podemos sentir abatidos; sí es cierto que en el camino de la vida hay momentos terribles, pero en esos momentos también está  Jesús y con Jesús aunque haya  problemas no caben los tropiezos, nunca los obstáculos son insuperables, pues Él nos acompaña y pone la pesada cruz sobre sus hombros y la lleva Él como buen cirineo. Se me llena el alma de vibrante emoción cuando en Semana Santa veo la imagen de  Cristo con la cruz a cuestas y acompañado por el cirineo. El cirineo: que ayuda, que colabora, que sujeta el peso para que Cristo pueda seguir caminando; eso hemos de ser nosotros ayudar a Cristo, ayudar a toda persona necesitada. Hoy hay  muchas personas necesitadas de muchas cosas y se necesitan muchos cirineos, muchas personas solidarias: que den alegría y que den paz y que den  tranquilidad, pues son: muchos los problemas que abruman al ser humano, y muchas las calamidades, y muchas las dificultades difíciles de resolver, y son muchas las situaciones de amargura, de abatimiento, de pesadumbre; y son muy pocas las personas que están dispuestas a llevar la cruz de otro: la cruz del que está solo, la cruz del mendigo, la cruz del que ha perdido el trabajo, la cruz del deprimido por no tener  nada de nada, la austera cruz del padre de familia en paro. Y para terminar que jamás nos acostumbremos al mal, que nunca dejemos de ser solidarios y que vivamos siempre inmersos en la alegría, aunque la alegría, ya lo sabemos, lleva cada día su cruz.



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