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marzo 2016

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LA POLÍTICA y LA RETÓRICA

Publicado por , Posteado enOpinión

Alterar la estructura de las frases para conseguir modificar el sentido de lo que se comunica, se llama “figura retórica”. Se utiliza para teledirigir al oyente a un sentido figurado de lo que escucha y, de ese modo, conseguir que no se centre en el fondo de lo que se está transmitiendo.

Los discursos políticos suelen precisamente ir sobrados de “figuras retóricas”. Por eso, después de votar, suele aparecer la decepción al comprobar que de lo dicho nada y, además, tener que aguantar los comentarios de turno: “ustedes han entendido mal”.

De ahí que “vetar” cambie de significado según en qué tribuna se diga; de ahí que “mayoría” modifique su sentido si es antes de las elecciones o es en el momento de una posible investidura; de ahí que “obstáculo” sea sinónimo de soberbia para algunos y para otros sea “el momento de pactar”; de ahí que “corrupto imputado o investigado” sea distinto en Galicia, Andalucía, Cataluña que en Madrid y Valencia donde a un imputado o investigado se le asocia directamente con la “peste”.

Visto lo visto, la “retórica” parecía que había sido el arma más usada en las campañas para las elecciones del 20D, pero no fue así la “retórica más barriobajera” se está viendo ahora, en el proceso de investidura donde todos los partidos dicen lo que quieren para que los demás entiendan otra cosa.

Para terminar un solo ejemplo: el pacto o acuerdo para el cambio suscrito entre el PSOE y Ciudadanos, todos los “no políticos” que lo leen y estudian entienden lo contrario que los interesados que lo han firmado y, todavía más grave, los mismos firmantes públicamente difieren en su interpretación.

¿Qué significa esto?, una sola cosa: que las “figuras retóricas” se utilizan para obnubilar y deslumbrar tanto al ciudadano de a pie como a los partidos contrarios, compañeros de viaje por necesidad, que no por “ética”.

A todo esto el señor Sánchez y el señor Rivera lo llaman adaptarse a los tiempos. (¿)



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