UN CURSO ESCOLAR. 12 JULIO 2015.
Publicado por Carmen Amigo, Posteado enOpinión
(Del Libro «Sol y Niebla. Epistolario»)
Bajo el cielo estrellado los fantasmas acuden. Son ausencias de respuesta que no dieran en su momento hijos de Hipocrates.
Lo que dura un año. Un curso escolar. Es el dardo que lanza cual píldora al enfermo de la 1014.
Compañero de sala con entradas y salidas sin encontrar el mal que le aqueja. Los claros ojos de quien la vida llama a sonrisa y broma dicen queda lejos lo que inventa cuando insiste en querer saberlo todo.
¡Querer saber!
No es el arte de la sabiduría. Lo es de la templanza y la fortaleza.
Paso de llevar a cuestas la valentía de conocer el día de la marcha. Me gusta ser dueño de la fecha de cumpleaños y festejarlo cada año.
¿Cómo se puede vivir con preguntas sin respuesta?
¿Qué importa el color de la bata; si la lleva desabrochada? Si colgado del teléfono contacta al principiante de Erasmus mientras el paciente intenta hacerle llegar su estado físico sin lograr traspasar la capa de la indiferencia.
Los meses debitan como en el río el agua y el cielo locuaz cambia de estrellas. Mientras. Se adueña de su mundo interior “el bicho” ese que dicen “No encuentran”.
¡Vuélvase a consulta” Se le comunicará por carta.
¿Acaso no es demasiado tarde? ¿Qué han hecho de las ilusiones, del jovial carácter, del buen vivir y el “bon vivant” que quiere saber… y le regalan la miseria?
La pregunta muere con el día y dormita en la noche para volver a tomar presencia cada nuevo amanecer.
¿A quien llevar al escenario de los desaciertos?
¿Quien en la suma no actúa en consejero de salud y familia siendo acreedor del alta?
Quizás esta sea la última Navidad. El último comienzo de año. La última primavera.
¿Por qué…?
Porque en la cadena alguien olvidó; lo mucho que vale una vida humana.
Carmen Amigó y Pérez-Mongay
