No sabiendo por qué carretera tirar; para dilucidar las amplias carcajadas que venían del corrillo y los tan sonoros títulos, se detuvo un instante para comprar la prensa diaria.
¡Clara explicación! Había reparto de títulos en Zarzuela.
¿A quién…?
¿Para quién…?
Estelar posibilidad; que fuera motivo de la sorna llevada en el corro, al que se acercó. Escuchando:
– ¡Oye; que las hubo reparto de medallas!
– ¡No! Ahora no puede ser al mismo.
– ¿Oigo bien…? Interpeló el arrimado. ¿Será acaso el titulo por sus continuos despropósitos?
– Sin duda. Por haber llevado a la ruina a España. ¡Chiquillos…! Pronto olvidáis. Que al cambio de Gobierno. El Presidente entrante (Rajoy) premiaba al saliente Presidente (Rodríguez Zapatero) como si se tratase de un reconocido estadista.
– ¿Y ahora…?
– ¡Premio al fracaso! De su fracaso con el Reino de España. Y las sentadas… Lo instituido por Instituciones…instituido queda “sine die” y reparte premios. Premios que la sociedad percibe para ella como caramelos envenenados. La inteligencia y el honor tienen nombre (España) ¿cómo no darse cuenta que el toro pasó a buena vida y de siglos en la llama: Piel de toro. “Despellejado y curtida”.
– ¡Qué lejos…! Nos han llevado con este batiburrillo foráneo.
– “Titulandia”. País nada serio.
– ¿“Marqués de la sopa de ajo”?
– La que nos ha dejado en hilo y ahora en vilo para tomar el resto de los españoles.
– Y… ¿Conde de ancha es Castilla?
¡Cualquiera…! Cualquiera de las distinciones que ni guante.
El grupo se disuelve. Eran cuatro y silla, y cada uno toma dirección de los manifiestos puntos cardinales.

Carmen Amigó y Pérez-Mongay