No voy a nombrar a ninguna de nuestras grandes estrellas nacionales. ¡Qué suerte tienen de acceder fácilmente a los medios donde pregonan y se lamentan del cine y de la cultura!.

Papá Estado no nos ayuda, no hay pasta para seguir viviendo bien en nuestros chalets y bonitas casas ¡ayuda para la industria del cine!  ¡ayuda para la cultura!, así exigen nuestros patrióticos talentosos.

«El rey del pollo frito» pasaba facturas de miles de Euros a la asociación de autores.

Así ha declarado en el juicio: «es el precio por mi talento».

Gracias a Dios tengo buena memoria; recuerdo un  programa de TV que presentaba «El Pollo» creo que se llamaba; Lingo, Pingo o Trinco, alguno de estos nombres tenia el programa del talentoso Ramoncin.

Ramoncín es también reconocido talentoso del billar, son sabidas sus partidas en Moncloa con su amigo Felipe González. ¡Qué casualidad! en esa misma época tenia su programa en TVE, como recordaba al principio «Trinco».

Casi 1.000.000 de las antiguas pesetas de sueldo semanales, es lo que cobraba.

¡Qué suerte tener ese talento y de talentosos amigos! que te procuran caros sustentos, sin someterte a concursos públicos, ni a los gustos y exigencias del mercado.

Las tabernas y bares son los auténticos centros de la cultura en nuestros pueblos. Taberneros y camareros abnegados, callados y olvidados por los medios de comunicación, sin darles voz, abriendo diariamente las persianas de sus locales y que las administraciones locales, autonómicas y nacionales los expriman como sanguijuelas.

Bravo para los verdaderos artistas, los que tocan en el metro y en nuestras calles, bravo a los teatros callejeros y circos, etc. Todos sin ayudas, ni subvenciones,

Indeferencia para las talentosas estrellas que han vivido y viven bien en nombre de la cultura.

Ya va siendo hora de que se les juzgue, de que hipotequen sus  casas y chalets.

Si tienen ideas o proyectos que los realicen igual que el resto de españolitos y como lo hace su respetado público, con el dinero de su bolsillo.

AlvaroVilla Rey

© Registrado

El Obispo de Córdoba Demetrio Fernández, incapaz de convencer a nadie y para hacerse presente en la vida pública, se dedica a escandalizar.

Ya nos tiene acostumbrados, desgraciadamente.

Lo “penúltimo” ha sido insultar a los Ciudadanos diciendo que la fecundación in vitro es un aquelarre de laboratorio.

Sin embargo, él utiliza gafas.

Es decir, utiliza un aquelarre óptico, para poder ver.

Y yo te pregunto, Obispo:

¿Quién eres tú para utilizar determinados artilugios mecánicos con el fin de cambiar la voluntad de Dios respecto a tu vista y no aceptar su Divina voluntad?

Te recuerdo por asuntos parecidos, tu “empresa” quemó en la hoguera a muchísima gente.

Cuidado, Obispo, que ya me empiezas a oler.

Rafael Bueno.

Córdoba.