Detrás de casi todos los nacionalismos, está la Iglesia Católica.

Eso está más que demostrado.

Lo padecimos en el País Vasco, que nos dejó cerca de 1.000 víctimas inocentes.

Lo hemos visto en el golpe independentista Catalán, donde votaron en algunas Iglesias que aún mantienen en sus campanarios las banderas independentistas.

Y ahora en el juicio por el “procés” han testificado que el golpista Oriol Junqueras, en el momento decisivo del golpe, se encontraba comiendo con el Obispo.

¡Blanco y en botella!

Pero no tiene la culpa la Iglesia, sino el poder civil que permanece más humillado ante ella, que Franco.

Y a Franco, ya vimos cómo le “pagó” la Iglesia.

Rafael Bueno.

Córdoba.

Esta frase es una de las grandes mentiras usadas por el poder, para llevar a los ciudadanos como corderitos a votar, entre lo que previamente han elegido en listas cerradas y bloqueadas, los partidos políticos.

Gran mentira, porque aquí no hay Democracia ni Constitución, al no haber separación de poderes ni representación del pueblo.

Lo que hay es una partitocracia que como toda oligarquía de poder, es corrupta por naturaleza propia.

Y sabido esto, el que quiera que vaya a votar, porque cada uno es muy libre de hacer lo que quiera.

Eso sí, consciente de que cada pueblo tiene lo que se merece.

Rafael Bueno.

Córdoba.