La violencia para algunos (masculino) o para algunas (femenino) debería ser inclusiva, mejor sería decir sexista, sin embargo si nos restringimos al concepto, “la violencia para algunas personas”, el lenguaje inclusivo no tiene sentido.

Querer convertir el lenguaje en herramienta populista, negando los conceptos frente al lenguaje utilitario, que no significa más útil, es empobrecer el idioma.

Si las medidas urgentes de un gobierno son tomar y retorcer el lenguaje ante “clamores”, dicen, de la “calle”, la pregunta sin malicia es, simplemente, ¿quiénes aglutinan dichas exigencias?, ¿a qué llaman calle? y, en su caso, ¿qué coste tendría la adaptación del idioma a los documentos, textos, libros, etc.?

Las exigencias sin conocimiento puede que gusten para pasar el tiempo, pero no para crear cultura…

Ceder al populismo feminista “selectivo” no es gobernar con “sentido de Estado” sino dar de comer al que me favorece en las urnas.

¡¡Así nos va!!

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Es curioso con la naturalidad que se habla de las “amigas” del Rey Juan Carlos.

Como si fuera algo normal y corriente un matrimonio de 3 en el mejor de los casos, en una familia que es la imagen y representación de España y de los españoles.

En los países democráticos de verdad y mucho más avanzados que el nuestro, algo parecido hubiera sido de principio, motivo de abdicación forzosa.

Pero claro, estamos en España y España es diferente.

¡Y tan diferente!

¿Y qué me dicen ustedes de la hipocresía de la Iglesia Católica que sabiéndolo todo como siempre, ha mirado hacia otro lado?

Porque después, esa misma Iglesia expulsa inmediatamente por ejemplo de una Cofradía, a no casados por la Iglesia, divorciados, gays, etc.

Rafael Bueno.

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Córdoba.