Cartas al Director

La ayuda al Pueblo Saharaui viene de años.
Las vacaciones programadas en lugares de España para niños con sus monitores era trabajo de simpatizantes ONG.
Como lo era. Los enfermos traídos y acompañados a Hospital para ser curados y cuando menos en esperanza de alargarles la vida.
O la saharaui; que deseando ser madre ingresa para conoer el por qué de su esterilidad y luego el tratamiento.
La visita al Campamento de Refugiados para llevar ropa, medicamentos e instrumental médico era otra forma de ayuda.
La recogida  de equipajes  en Argelia te podía proporcionar sorpresas. Como lo fuera la parada del reloj en pleno vuelo a los Campamentos.
Las maletas habían sido revueltas y de alguna de ellas faltaban prendas. ¿Que buscarían en aduanas?
El personal encargado de la retirada en el aeropuerto de Argel para su posterior  entrega, un Saharaui, quitó importancia al asunto. La persona que debía entregar el instrumental quirúrgico al responsable de sanidad no llegó a saber si de cierto estaba en poder de los únicos beneficiados: El Pueblo. Saharaui.
Extraño cuando menos; la libertad con que se mueven en la actualidad los Cooperantes.
Como desconocido. Que no esté bajo continua vigilancia por la o por las personas (hombre – mujer en ocasiones) que les han dado la hospitalidad y acogida.
¿Estimación de tu seguridad?
Algo diferente. Cuando al salir a la baranda para contemplar la masa estelar te viene seguido de un… ¡aquí no! mejor pasa dentro. Mohín. Moina.
Los niños; crean afectos.
Al recuerdo las lágrimas de la responsable del viaje que a la vez era el alma mater de la acogida de los niños en su Ciudad, cuando con insistencia pedía ver para abrazar a… o saludar al monitor aquel. Y por toda respuesta recibida… ¡Se encuentran lejos del campamento!
O la visión continuada del alto responsable de la guardia de la noche por delante de la jaima, al que la luna hacía brillar su cicatriz de la mejilla, predisponiéndote a desvelarte.
Si en la actualidad; la libertad de movimiento es tanta como para ser secuestrados los cooperantes españoles parece imposible.
A las recepciones eras conducido en vehículos y la gente del pueblo lo era en camiones. Ida y vuelta.
La tarde caía. De una tienda aparece un saharaui en edad y pide a la persona que hace cabecera de grupo; ¿si tiene una pastilla para el dolor de muelas?
Al instante; uno de los guía se acerca y le dice que no le dé nada; tienen de todo, que vaya a pedirlo donde ya sabe.
España. No puede ni debe seguir pagando esas cifras monstruosas de euros para una finalidad como armar a países limítrofes.
Los Saharauis; que han sido y supongo lo son todavía tratados con magnificencia. Recibiendo educación y residencia completa en Residencia Estudiantil pagada por el Gobierno Regional. Jóvenes. Que en ocasión; tuvieron que empezar por aprender el español y puntuaron su inscripción en: ¡Válido! No deben hacer juego sucio.
La Cooperación como Trabajo (para ello están las subvenciones que reciben) tampoco han de ser carga para el Erario de todos los Españoles.
Echar un pulso al Ministro de Exteriores por parte de los cooperantes españoles no es de recibo.
Señores. Ustedes deciden.
Ustedes son responsables de su persona y vida. Con y de su dinero paguen.
Carmen Amigó y Pérez-Mongay

Sahara Tinduf