Si nos trasladamos a 1976, en este mismo día, nos encontramos en pleno Levantamiento de Soweto, en Sudáfrica, protestando contra las políticas de los nacionalistas afrikaners y la ley del Apartheid , una ley racista e injusta que afectó a la raza negra privándola de muchos derechos. Así, este mismo día de 1976, unos diez o quince mil estudiantes de color realizan una marcha no violenta contra este régimen. Pero el Gobierno del Apartheid ordena AMETRALLAR  toda esa multitud pacífica, y a causa de esto mueren quinientos cincuenta y seis jóvenes. ¡Una auténtica locura, una masacre!

En este contexto, el 9 de noviembre de este mismo año, la Asamblea General de las Naciones Unidas declara este día como el Día Internacional de la Solidaridad con el Pueblo en Lucha de Sudáfrica. Y El 16 de junio de 1991, la Unión Africana hace del 16 de junio el Día Internacional del Niño Africano. Esto fue así para honrar a aquellos que habían dado sus vidas por la causa de la libertad en Sudáfrica.

La vida ha sido muy injusta para muchas personas que han sido discriminadas por su sexo, raza, etnia, religión, procedencia, clase social… El problema de la raza negra no es muy remoto. Hasta el siglo pasado el racismo era parte de la ideología de la mayoría de personas blancas, parte de su forma de pensar y, por tanto, de actuar y dar trato a la gente de otras razas. Pero no es algo ya extinguido aunque esté mucho menos extendido. Hoy en día sigue habiendo miles de casos de racismo en el mundo. Y muchos otros tipos de discriminación.

No nos paramos a pensar que el color de la piel no tiene valor. El aspecto en sí ni siquiera tiene un valor sumamente especial. Habrá buena y mala gente tanto blanca como negra. Personalmente, conozco a personas de color, de diferentes nacionalidades, razas y religiones, y puedo afirmar con la experiencia que son mucho mejores personas que muchos blancos que he llegado a conocer. Por supuesto, también habrá blancos mejores personas que algunos de color, como todo.

A lo que quiero llegar es que el color no tiene ninguna importancia, no determina cómo somos, qué merecemos, cuáles son nuestros derechos y obligaciones. Lo que importa es cómo somos. Todos merecemos respeto por el hecho de ser personas, y por esto mismo también poseemos una dignidad propia, y unos derechos con sus respectivas obligaciones, y una Libertad.

Así, quiero invitar a la reflexión sobre cómo nos comportamos con mucha gente, discriminándola, privándola de derechos. Por desgracia, todos o casi todos los días tengo la mala suerte de escuchar comentarios discriminatorios o racistas. ¡Acabemos con ello! ¡Acabemos con la injusticia! Porque NADIE en este mundo merece ser «desterrado» de la Sociedad, y mucho menos por la sencilla estupidez de ser diferente a los demás, o no ajustarse a su realidad o experiencia. Reflexionemos sobre ello, y actuemos sin miedo ante todas las injusticias que se nos planteen, porque así, poco a poco y todos a la vez, es como podemos cambiar el mundo.

Juanjo García Amorós
Twitter: @JGarciaAmoros

En muchas ocasiones ante las dificultades, ante catástrofes o en momentos de reflexión nos interrogamos con esta pregunta: ¿para qué hemos nacido? ¿Para qué estamos aquí en la tierra? ¿Para qué tanto sufrimiento? Son reflexiones difíciles de resolver dada la complejidad del ser humano y dada también la gran diversidad de situaciones por la que cada uno de nosotros tenemos que pasar.

Después sucede que en muchos de los casos no tenemos la formación adecuada, ni tampoco somos capaces de interiorizar tanto en nosotros como para adquirir una visión de las cosas desde la óptica de Dios. Ante la muerte de un ser humano y más aún si este ser humano es un ser querido es difícil reaccionar con optimismo o reaccionar con esperanza; más bien la situación planteada, en muchos casos, es tremendamente difícil y esos interrogantes anteriormente mencionados se agolpan en nuestra memoria y en nuestra mente y no sabemos obtener el resultado adecuado que nos de paz y tranquilidad, y de esta manera poder seguir caminando sin pesadumbre ante el camino de la vida.

Es tremendo no poder dar respuesta clara a los impactantes interrogantes que se originan en tantas ocasiones y muchas veces dan lugar en nosotros a terrible desánimos y desalientos que pueden acabar en depresión e incluso en algunos casos en enfermedades psicológicas o mentales graves.

En cada uno de nosotros, hay muchos enigmas o interrogantes o sucesos, de hace quizás años, que nos originaron desasosiegos y pesadumbres de tales dimensiones que dieron lugar en nosotros a traumas de los cuales puede que no nos recuperemos nunca. Mucha gente vive con la pena permanente de la muerte de un ser muy querido y pasan los años pero la vida no llega nunca a ser igual.

Ante todas estas cuestiones es muy importante saber que somos criaturas de Dios y que Dios nos ha creado por amor y para la felicidad; felicidad de la que gozaremos aquí de una forma parcial y de la que gozaremos al 100 por 100 en la eternidad.

Los cristianos somos las personas más afortunadas, teniendo en cuenta que tenemos una promesa de Jesucristo para ser felices por siempre y para siempre, pero para ello hay que entender que la vida en esta tierra es sólo un camino, un camino: difícil, pedregoso y con miles de dificultades.

Nuestra felicidad ahora consiste en ir entendiendo: las penalidades, las fatigas, los sufrimientos y la muerte; y que la felicidad vendrá después, después de llegar a la meta; y esa meta llegara cuando Dios quiera, como Dios quiera y donde Dios quiera.

Tenemos que tener la completa seguridad de que en Dios está la felicidad y que esa felicidad nos corresponde al haber adquirido la dignidad de Hijos de Dios. Dios nos ha hecho un inmenso regalo y nos pide: fe, confianza y la esperanza de saber que mejorando un día y otro, y siempre por ese camino del amor, llegaremos al Amor, llegaremos a Dios.

Por supuesto que lleva razón el presidente de la Comisión Europea Duráo Barroso, cuando dice que el Banco España tiene la culpa del saqueo de las Cajas de Ahorro.

Claro que si.

Era la única función que tenía encomendada el Banco de España, la de supervisar las entidades financieras, y en lugar de hacerlo, presuntamente, dirigió el saqueo.

Toda la casta política y la “Santa” Iglesia con sus Curas-banqueros en el caso de la cordobesa Cajasur, dejaron España totalmente arruinada y muchas familias estafada con las preferentes; sin embargo, nadie ha pagado por ello, sino que por contra, los saqueadores gozan de retiros dorados e impunidad total.

Y encima, esa misma canalla desahució a los pobres que no podían pagar su hipoteca.

Un día, más pronto que tarde, reventará todo esto.

Rafael Bueno.

Córdoba.

San Josemaría durante la guerra española. El 2º por la izq.

El 26 de junio celebramos la fiesta de San Josemaría, y con este motivo le dedico estas palabras a su persona, a su mensaje y a su vida. Yo a San Josemaría lo conocí en noviembre de 1972 en Jerez de la frontera, y aún hoy siento la emotividad vibrante y entusiasta de sus palabras; palabras vivas que se quedaron escritas a fuego en el corazón de muchos de los que lo conocimos; y aún, en Jaén, queda mucho de ese fuego abrazador en aquel grupo de jóvenes, estudiantes y trabajadores, que pudimos verle.

A los Santos les viene fundamentalmente su grandeza de su intensa unión con Dios. Por eso San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, insistía en la importancia de la Filiación Divina. Dios es nuestro Padre, y de la unión con Él nos vienen todas las Gracias.

El actual Prelado, San Josemaría y el Beato Álvaro

Los Santos saben descubrir en todo: al Dios que ama, al Dios que crea, al Dios que vive junto a nosotros, al Dios que se desvive con sus criaturas… Por eso los Santos alcanzan fácilmente el culmen de la felicidad, porque saben apreciar y conocer el dedo de Dios en todo lo que existe; los Santos saben admirar la belleza de la creación; saben admirar: La hermosura, la sencillez, la ternura, el cariño, el arte, el talento, la naturalidad, la generosidad… Saben admirar lo que se esconde a los ojos de los sentidos, y sólo se puede ver: con los ojos de la fe, con los ojos del alma.

El Beato Álvaro recién Ordenada dando la bendición a San Josemaría

San Josemaría, San Juan XXIII y el Beato Álvaro

Los Santos ven claramente lo que en Dios se esconde. “Gracias Dios mío porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos y los has dado a conocer a la gente sencilla … sí Padre porque así te ha parecido mejor” San Josemaría como Santo conoció todo esto especialmente; como fundador también descubrió algunas maravillas ocultas al resto de los seres humanos; como colaborador en la obra de la creación, en cuanto que abrió nuevos caminos de santidad, también tuvo especiales gracias que le hicieron comprender aún más las realidades ocultas en la grandeza de ese Dios inmenso que lo llena todo y lo vivifica todo.

Pablo VI y San Josemaría

Si tuviera que elegir, en este 26 de junio, alguna frase o aspecto relevante de su vida y de su mensaje, elegiría el punto de Camino que dice: “que busques a Cristo, que encuentres a Cristo, que ames a Cristo…” y junto a este, elegiría también este otro: “Enamórate y no le dejaras”, este último también se podría interpretar para nuestra reflexión personal como: “No lo dejes y te acabarás enamorando”

Y para finalizar un mensaje: A través de las cosas de la tierra siempre podemos encontrar a Dios; y a través de Dios podemos encontrar siempre la grandeza y la belleza de las cosas de la tierra. Para muchos cristianos la tierra ha de ser el pedestal para encontrar nuestro camino de salvación. San Josemaría es llamado el Santo de lo Ordinario, esto quiere decir que a través de lo cotidiano, de lo de cada día podemos y debemos encontrar a Jesucristo.